– Un verano fui a California, cuando era adolescente. Nos conocimos y nos hicimos amigos. -Tampoco ahora vacilo para nada. Marten lo tenia todo previsto. No habia necesidad de mencionar a Rebecca ni ninguna otra parte de su vida en Los Angeles. Sencillamente, hacerlo facil. El era Nicholas Marten de Vermont, nada mas.

– ?Y fue entonces cuando conocio al detective Halliday?

– No, fue mas tarde. Volvi a visitarle cuando Dan ya se habia convertido en un famoso periodista de sucesos. -Marten miraba directamente a Kovalenko al decirlo para no dar al ruso ningun indicio que pudiera despertarle dudas. Al mismo tiempo, tres nombres retumbaban en su cabeza como si se los hubieran estampado con una maquina: Neuss. Halliday. Ford. Y luego un ultimo nombre, el nombre que los conectaba a todos.

Raymond.

Tenia que ser Raymond. Pero era una locura, Raymond estaba muerto. ?O no lo estaba? Y si no lo estaba, ?quien era el siguiente en su lista? ?El? ?Rebecca, tal vez? Aunque el jefe Harwood habia eliminado cualquier rastro de su presencia en el tiroteo, el hecho es que estuvo alli y, lo recordara o no, le habia visto, y Raymond lo sabia.

De pronto penso que tal vez fuera mejor contarles a Lenard y Kovalenko quien era y lo que sabia. Pero en el momento en que lo hiciera se pondrian en contacto con el LAPD y les contarian que John Barron estaba en Paris y les pedirian que reexaminaran las circunstancias que envolvieron la supuesta muerte y cremacion de Raymond Thorne. Si eso ocurria, el desembarco en Paris de Gene VerMeer y los otros que todavia lo buscaban como buitres solo seria cuestion de tiempo. El fallecido Raymond Thorne perderia mucho interes. Seria en John Barron en quien estarian interesados.

De modo que no, Marten no podia decir nada. Si Raymond estaba vivo, Marten, como «Marten», seria quien deberia descubrirlo y luego hacer algo al respecto.

Dan Ford habia sido tristemente profetico cuando le dijo que aquella era «su guerra»: «tu lo persigues hasta que lo atrapas, o te atrapa y todo lo demas se va a la mierda».

Nunca le habia parecido tan cierto.

– ?Que edad tiene? -Kovalenko le hablaba de nuevo y al mismo tiempo iba anotando cosas en su libreta.

– Veintisiete anos.

Kovalenko levanto la vista:

– ?Veintisiete?

– Si.

– ?A que se dedicaba antes de venir a Manchester?

La rabia embargo de pronto a Marten. No estaba en un juicio y ya estaba harto de aquello.

– No estoy seguro de entender por que me hace estas preguntas.

– El senor Ford ha sido asesinado, senor Marten. -Lenard lo miraba por el retrovisor-. Usted era su amigo y una de las ultimas personas que lo ha visto con vida. A veces, la informacion mas banal resulta util.

Era una respuesta solida y estandar y no habia manera de torearla. Marten no tenia mas remedio que seguir respondiendo de la manera mas vaga y simple que se le ocurriera.

– Viaje mucho, probe distintos oficios, Hice de carpintero, de camarero, intente escribir. No estaba seguro de lo que queria hacer.

– Y luego, de pronto, decide elegir una universidad en Inglaterra. ?Habia estado ya alli antes?

– No.

Kovalenko estaba en lo cierto al seguir que marcharse de America de repente para ir a una universidad del norte de Inglaterra era algo poco habitual. Su pregunta requeria una respuesta que ambos detectives pudieran creerse y sin ninguna sospecha. De modo que dijo la verdad.

– Conoci a una chica. Resulta que es profesora en Manchester. Y decidi seguirla.

– Ah. -Kovalenko sonrio a medias y, de nuevo, lo apunto en su libreta.

Ahora estaba claro por que lo habian querido tener alli desde el principio, en especial cuando fueron a sacar el segundo coche. Identificar el cuerpo habia sido una cosa, pero ver el cuerpo mutilado de Ford habia sido para ellos un buen golpe y sabian que Marten, como amigo intimo de Ford, estaria mucho mas afectado que ellos, y contaron con esto. Por eso Lenard le pregunto por Jean-Luc, y por eso Kovalenko le estaba ahora presionando, tratando de que revelara algo bajo el estres emocional que no revelaria en otro estado. Era una manera de proceder para la cual Marten debia haberse preparado, porque, como detective de homicidios, habia actuado de la misma forma unas cuantas veces. Pero no lo habia hecho. Estaba desentrenado y solo habia vuelto a investigar activamente desde su llegada a Paris el dia antes. Habia dispuesto de poco tiempo para aclimatarse. No estar preparado para un interrogatorio policial en una investigacion de homicidio, a pesar de que la necesidad no habia resultado nunca aparente, era un fallo que sabia que lo podia hacer resbalar. Las preguntas de Kovalenko tambien le hacian preguntarse que era lo que buscaban. Si, habia cometido el error de preguntar a Lenard demasiado directamente en la habitacion de hotel de Halliday, pero eso no justificaba este tipo de interrogatorio, y sabia que tenia que haber algun otro motivo. Al instante siguiente descubrio cual era, y le pillo totalmente desprevenido.

– ?Por que dio usted media vuelta en el Pare Monceau al ver al detective Halliday? -Las maneras amables y calidas y la mirada de perro pachon de Kovalenko se habian desvanecido-. Ayer fue usted al Pare Monceau con el senor Ford. Cuando vio al detective Halliday con el inspector Lenard, usted se giro de inmediato y se marcho.

No era solo el ruso quien lo escrutaba; Lenard lo miraba por el retrovisor, observandolo, tambien, como si fuera algo tramado entre los dos: que el ruso preguntara mientras Lenard observaba la reaccion.

– Le debia dinero desde hace mucho tiempo. -Marten les dio algo creible, como habia hecho antes-. No era mucho, pero estaba avergonzado. Y no esperaba encontrarmelo alli.

– ?Y como acabo usted debiendole dinero? -contraataco Kovalenko-. ?Si, como usted dijo, apenas lo conocia?

– Beisbol.

– ?Como?

– Beisbol americano. Halliday, Dan y yo comimos juntos un dia en Los Angeles y nos pusimos a hablar de beisbol. Apostamos sobre un partido de los Dodgers y yo perdi. Nunca le llegue a pagar y no lo habia vuelto a ver nunca mas hasta ayer en el parque, pero siempre me ha hecho sentir incomodo. Y me marche esperando que no me viera.

– ?Cuanto le debia?

– Doscientos dolares.

Lenard volvio a mirar la carretera y la severidad de Kovalenko se desvanecio.

– Gracias, senor Marten -dijo, y luego apunto algo en una pagina de la libreta, la arranco y se la dio a Marten.

– Es mi numero de movil. Si se le ocurre algo mas que cree que puede ayudarnos, llameme, por favor. - Kovalenko se volvio de espaldas, hizo algunas anotaciones mas en su libreta y luego la cerro y se quedo callado durante el resto del trayecto.

36

Lenard los llevo de vuelta a Paris a traves de la Porte d'Orleans; luego cogio el Boulevard Raspail y paso frente al cementerio de Montparnasse, en el corazon de la Rive Gauche, en direccion al apartamento de Ford en la rue Dauphine. De pronto se metio por la rue Huysmans, recorrio media manzana y aparco.

– Numero veintisiete, apartamento B. -Lenard se volvio a mirar a Marten por encima del hombro-. Es el apartamento de Armand Drouin, el hermano de la esposa de Dan Ford. Es donde esta ella y adonde han sido trasladados sus efectos personales.

– No lo entiendo.

– La ley nos permite ocupar la escena de un crimen para investigarla, y estamos tratando el apartamento de Dan Ford como si fuera la escena del crimen.

– Entiendo. -De inmediato, Marten penso en la agenda de Halliday Incluso escondida, la encontrarian. Ya empezaban a desconfiar de el. Aunque pensaran que se la habia llevado Dan, tratarian de culparle a el. Y si

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