utilidad, paso por delante de un pequeno dormitorio. La puerta estaba abierta y vio a Nadine sentada a solas en la cama, acariciando con la mirada ausente un gato grande y pardo que le acariciaba juguetonamente con una pata el gran vientre redondo, como si tratara de consolarla. Era la misma imagen que habia visto en casa de Red despues de su asesinato: las salas repletas de dolientes y la esposa de Red sola en su despacho, con la cabeza del labrador negro de Red apoyada en su regazo mientras ella sostenia una taza de cafe en la mano y miraba a la nada.

Marten sintio de inmediato la necesidad de marcharse, de salir del apartamento y buscar aire fresco, de andar y estar a solas antes de ahogarse en su propio dolor. El frescor del aire le sento bien, y a pesar de la advertencia de Lenard, bajo la guardia y se puso a pasear, tal vez, de alguna manera secreta, deseando que Raymond estuviera alli vigilandolo, incluso siguiendolo. Con suerte se descubriria y entonces, de una manera u otra, todo acabaria. Pero no ocurrio nada y al cabo de cuarenta y cinco minutos regreso, se metio directamente en el pequeno despacho, cerro la puerta y se puso a trabajar, buscando deliberadamente alguna clave que lo llevara hasta Raymond. Si es que era Raymond.

Ahora, mientras estudiaba la agenda de Halliday y trataba de mantener el amasijo de paginas sueltas en orden, trato otra vez, como lo habia hecho la noche anterior, de descifrar la letra diminuta y a contrapelo y encontrar alguna pista util. Pero le resultaba igual de imposible que entonces. Una pagina tras otra abarrotada de frases a la mitad, de palabras sueltas, de nombres, fechas, lugares. Como antes, las unicas notas que era capaz de leer eran de indole personal, o relativas a la familia de Halliday, y Marten tenia la sensacion de que no eran asunto suyo y que no deberia estar leyendolas, aunque por mas frustrado e incomodo que se sentia, siguio haciendolo.

Al cabo de un cuarto de hora ya estaba harto y a punto de dejar la agenda y ponerse a examinar el archivador de Ford cuando un nombre le llamo la atencion: Felix Norman. Felix Norman, el medico que habia firmado el certificado de defuncion de Raymond en Los Angeles. En la pagina contigua Halliday habia escrito otro nombre: «Doctor Hermann Gray cirujano plastico. Bel Air. 48 anos. Retirado repentinamente, vende casa, abandona el pais». Entre parentesis, junto al nombre de Gray, habia escrito «Puerto Quepos, Costa Rica; luego Rosario, Argentina, nombre cambiado a James Patrick Odett-ALC, accidente de caza».

Y junto a esto, escrito a lapiz y borrado y luego vuelto a escribir como, si por algun motivo, Halliday estuviera enojado consigo mismo, habia anotado 26/1-VARIG 8837.

26/1, tal vez una fecha. Y Varig era, o podia ser, la aerolinea. Y 8837 era, o podia ser, un numero de vuelo.

De inmediato Marten giro en su silla y encendio el ordenador de Armand. Cuando lo tuvo conectado entro en la pagina web de Varig y tecleo 8837 en el buscador. Al cabo de un segundo lo tenia: vuelo 8837 de Los Angeles a Buenos Aires, Argentina.

Marten volvio a mirar la agenda repleta y caotica de Halliday. Tal vez no la hubiera examinado con la suficiente atencion. Se habia concentrado en lo que habia escrito en las paginas, pero tal vez hubiera algo mas, algo que se le habia escapado.

La volvio a coger, le dio la vuelta y la abrio con cuidado por la ultima pagina. Habia unas cuantas paginas sueltas y, debajo de ellas, un bulto extrano donde el carton de apoyo de la parte diaria estaba metido por dentro de la solapa de cuero de la cubierta. Saco las paginas y giro la primera de ellas. Lo que encontro fue unas cuantas fotos de los hijos de Halliday y mil cien dolares en cheques de viaje. Junto a ellos estaba el pasaporte de Halliday y dos papeles doblados. Marten abrio uno de los dos y luego el otro. Eran billetes de avion electronicos enviados por fax. El primero correspondia al viaje de ida y vuelta L.A.-Paris de United Airlines; el segundo era un billete de Varig: viaje de ida y vuelta L.A.-Buenos Aires con ida el 26 de enero y la vuelta abierta.

– Dios mio -suspiro. Halliday tenia previsto ir a Argentina, tal vez antes del asesinato de Neuss, o tal vez a raiz del mismo. Y no precisamente de vacaciones. Escrito a lapiz arriba del billete de Varig estaba el nombre de James Patrick Odett y, entre parentesis, al lado, doctor Hermann Gray y, otra vez, el ALC.

Marten sintio que el corazon se le aceleraba. ?Era a Argentina adonde se habian llevado a Raymond mientras se suponia que su cadaver se encontraba en la incineradora? ?Y era el doctor Gray, el cirujano plastico, quien fue contratado para dirigir su reconstruccion facial? El ALC y lo del «accidente de caza» no lograba descifrarlo, a menos que, por alguna razon, Halliday hubiera errado el orden de las letras y lo que realmente quisiera decir fuera LCA, por «ligamentos cruzados anteriores», lo cual querria decir que alguien, Raymond o el propio doctor, se habia herido gravemente la rodilla en un accidente de caza. La pregunta real era: ?habia sido asesinado Halliday porque habia descubierto lo del doctor Gray y Argentina y tenia previsto viajar alli para proseguir su investigacion?

De pronto se le ocurrio otra idea y se quedo helado. Si Neuss, Halliday, Dan Ford y ese Jean-Luc habian sido todos asesinados por la misma persona, y esa persona era Raymond -y si el doctor Gray, como cirujano plastico, habia hecho bien su trabajo-, ahora no tendrian ni idea de cual era su aspecto. Podia ser cualquiera. Un taxista, un florista, un camarero. Cualquiera que se te acerca sin que te fijes en el una segunda vez. Podia recordar la variedad de disfraces que habia utilizado en Los Angeles, de vendedor a cabeza rapada a tipo elegante con el traje de Alfred Neuss.

– Nicholas.

La puerta que habia detras de Marten se abrio de pronto y una Nadine palida y demacrada entro. Habia alguien detras de ella. Marten se levanto.

– Rebecca -dijo, absolutamente sorprendido. Y entonces su hermana avanzo a Nadine y entro en el despacho.

39

Con el pelo largo y negro recogido en un elegante mono, vestida con una falda larga negra y una chaqueta a juego, en medio del torbellino de dolor y tristeza, Rebecca aparecia bella y relajada. Lejos de la familia Rothfels y sola, resultaba asombroso ver lo lejos que quedaba la fragil invalida que habia sido durante tanto tiempo.

– Merci, Nadine -dijo, en voz baja, al tiempo que abrazaba a la mujer que tantas veces la habia ido a visitar con Dan cuando estaba en Saint Francis y de nuevo ahora, cuando estaba en Jura. Rebecca prosiguio, diciendole en frances lo que Nadine ya sabia, que Dan habia sido un segundo hermano para ella gran parte de su vida, y luego, con tanto carino, expresandole su mas sincera compasion por la terrible perdida. Entonces aparecio el padre de Nadine y les dijo que tenian un asunto familiar que resolver, se disculpo y se llevo a su hija de la habitacion.

– He llamado a Suiza esta tarde -le dijo Marten, mientras cerraba la puerta detras de ellos-. No estabas. He dejado un mensaje. ?Como has…?

– ?Llegado tan rapido? Estaba fuera de casa con los ninos y cuando he vuelto me han dado el recado. La senora Rothfels ha visto que estaba alterada y cuando le he dicho lo que habia sucedido, ha hablado con su marido. El jet de la empresa iba a traer a un cliente a Paris y el senor Rothfels ha insistido en que aprovechara el viaje. Su chofer me ha recogido al pie del avion. Cuando hemos llegado al apartamento de Dan, la policia nos ha indicado que vinieramos aqui.

– Ojala no hubieras venido.

– ?Por que? Tu y Dan sois la unica familia que tengo, ?por que no iba a venir?

– Rebecca, Jimmy Halliday estaba en Paris, investigando el asesinato de Alfred Neus. Lo mataron anoche en su habitacion del hotel.

– ?Jimmy Halliday, de la brigada?

Marten asintio con la cabeza.

– De momento no ha trascendido.

– Oh, Dios, y luego Dan…

– Y otra persona, alguien con quien la policia cree que Dan tenia que encontrarse. Y ahora la policia me ha advertido que tenga mucho cuidado.

– Pero no saben quien eres.

– No, pero ese no es el problema.

– ?Cual es?

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