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9:08 h

Barran llevo el Dodge sin parabrisas frente al parking y lo detuvo, bloqueando la salida. Al cabo de un segundo llegaron cuatro unidades patrulla, casi una encima de la otra. Agentes uniformados saltaron de los coches, armas en mano, y empezaron a avanzar hacia el Dodge.

– ?Barron, Halliday, Cinco-Dos! -grito Barron, sacando la placa por la ventanilla-. Acordonen la zona. Precinten todas las salidas.

– En marcha -se oyo la voz de McClatchy por la radio de Halliday.

Barron miro por el retrovisor. El Ford azul de Red estaba justo detras de ellos, Red al volante, Polchak a su lado. Luego el coche de Lee y Valparaiso llego y se detuvo detras del de Red. Por todos lados llegaban mas coches patrulla de blanco y negro.

– Entrad -dijo Red por la radio-. Deteneos en la primera rampa. Os seguimos.

Barron llevo la furgoneta hacia el garaje vacio, mas alla de un cartel en la entrada que decia CERRADO DE MARZO A ABRIL POR REFORMAS ESTRUCTURALES.

Halliday conecto la radio:

– Red, estan de reformas. ?Hay gente trabajando dentro?

– No te muevas, ahora lo compruebo.

Barron se detuvo. La estructura oscura que tenian delante de ellos parecia una tumba vacia de cemento. Habia muchas plazas de parking vacias iluminadas aqui y alla por fluorescentes y, de vez en cuando, a distancias calculadas, columnas de cemento armado.

Paso un minuto, luego otro. Despues la voz de Red volvio a sonar por la radio.

– Hay cierta actividad laboral, pero no ha habido nadie durante dos semanas. Entremos, pero con precaucion extrema.

Halliday miro a Barron y asintio con la cabeza. El pie de Barron piso el acelerador y el Dodge avanzo; ambos agentes buscaban el Toyota o algun rastro de los dos hombres.

Detras de ellos entro el coche de McClatchy/Polchak, y luego el de Lee/Valparaiso. Entonces, oyeron el rugido de un helicoptero policial, con las fuertes aspas de su rotor cortando el aire mientras se mantenia inmovil y su piloto hacia de sus ojos alli arriba.

Barron doblo una esquina, llego a la base de la primera rampa de subida y se detuvo.

– Caballeros -dijo la voz de Red por la radio de Halliday-. El exterior esta acordonado. Ni rastro de los sospechosos. -Se hizo una pausa y luego Red termino-. Caballeros, tenemos el OK.

Barron miro a Halliday, confuso:

– ?Que significa «tenemos el OK»?

Halliday vacilo.

– ?De que habla?

– Quiere decir que no esperamos que llegue el SWAT. La funcion es nuestra.

Dentro del Ford de camuflaje, McClatchy se guardo la radio en el bolsillo y busco el pomo de la puerta. Entonces vio a Polchak mirandolo.

– ?Se lo piensa decir? -le pregunto Polchak.

– ?A Barron?

– Si.

– A nosotros no nos lo dijo nunca nadie. -La respuesta de McClatchy era de una logica aplastante, casi fria. Abrio la puerta del coche.

– Es solo un crio.

– Todos eramos unos crios cuando empezamos.

Atentos, con las armas automaticas levantadas y listas, Barron y Halliday salieron de la furgoneta. A lo lejos podian oir el rumor de radios de policia y, arriba, el fuerte latido de las aspas del rotor del helicoptero. Los otros tambien salieron. Valparaiso se acerco para hablar en voz baja con McClatchy. Lee y Polchak abrieron los maleteros de los dos coches y se les acercaron para darles chalecos antibalas con la palabra policia escrita en la espalda.

Barron se puso el suyo y se acerco adonde estaba McClatchy con Valparaiso, estudiando el garaje con la mirada, como hacian ellos. Donlan podia estar por cualquier rincon, esperando en la sombra su ocasion de disparar. Estaba loco. Le habian visto en accion.

– El rehen de Donlan -dijo Barron al llegar a su lado-, parecia como si hubiera subido al Toyota por voluntad propia. Tambien fue quien recogio nuestras armas para Donlan en el tren. Puede que sean complices, puede que no.

Red lo escruto ligeramente:

– ?Tiene nombre, ese rehen?

– No que sepamos. -Halliday llego por detras de el-. Que alguien compruebe la identidad de la esposa del hombre que Donlan ha matado en el tren. Han estado jugando a cartas juntos todo el viaje.

De pronto, un estruendo tremendo provocado por el vuelo rasante del helicoptero, que luego se quedo de nuevo inmovil, sacudio todo el edificio. Al ceder el ruido, Barron vio a Polchak sacar del maletero del Ford un arma de canon corto, tipo escopeta recortada, con un enorme cargador.

– Striker doce. Es un fusil sudafricano antidisturbios. -Polchak sonrio-. Cargador de cincuenta balas. Doce disparos en tres segundos.

– ?Estas comodo con esto? -Valparaiso sostenia un revolver Ithaca del calibre doce.

– Claro -dijo Barron, y Valparaiso se lo lanzo.

McClatchy saco el revolver Smith & Wesson de la pistolera de ante que llevaba en la cintura.

– Vamos para alla -dijo-. Jimmy y Len a la escalera norte de incendios. Roosevelt y Marty, al sur. Barron y yo iremos por el centro.

Y asi se pusieron en marcha, Halliday y Polchak a la izquierda; Lee y Valparaiso desapareciendo a traves de las sombras a la derecha, con el sonido de sus pasos perdiendose bajo el latido ritmico del helicoptero.

Barron y McClatchy, escopeta y revolver, subieron la rampa principal de vehiculos a un metro y medio el uno del otro, escaneando con los ojos las columnas de cemento, las pilas ordenadas de material de construccion, las plazas de parking desiertas, las sombras creadas por las columnas y los materiales apilados.

Barron visualizo a los otros subiendo por las escaleras de incendios, armas en mano, bloqueando cualquier camino de salida que pudieran tomar Donlan y su rehen o amigo. Sentia el sudor en las palmas de las manos, la carga de adrenalina. No era el mismo nerviosismo que habia sentido antes en el tren; era algo totalmente distinto. Apenas una semana antes era una pieza en el engranaje de la brigada de Robos y Homicidios, y ahora aqui estaba, miembro de por vida de la prestigiosa brigada 5-2, avanzando mano a mano con el mismisimo Red McClatchy de camino a atrapar a un asesino extremadamente violento. Era algo de pelicula. Con todo el peligro que comportaba, el subidon de adrenalina era enorme, hasta heroico. Se sentia como si estuviera al lado de Wyatt Earp entrando en el OK Corral.

– Tal vez quieras saber algo mas sobre nuestro senor Donlan -le susurro McClatchy, concentrado en el cemento y en las sombras de delante-. Antes de su hazana en el tren, antes de tener la mala suerte de ser visto en Chicago y de que la policia de alli emitiera una alerta para cazarle, se habia escapado del corredor de la muerte en Huntsville. Estaba condenado por la violacion y el asesinato de dos hermanas adolescentes. Y eso lo hizo exactamente cuatro dias despues de salir de la carcel gracias a una reduccion de condena por buen comportamiento… una condena que cumplia por otra violacion… Ten cuidado.

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