Red dejo que su voz se apagara cuando llegaban arriba de la rampa y pasaban por la curva.

– Quieto -dijo de pronto, y se detuvieron.

A cinco metros tenian el Toyota blanco. Estaba aparcado de cara a un muro trasero y tenia las puertas del conductor y copiloto abiertas y las luces de emergencia parpadeando.

Red saco la radio.

– El Toyota esta aqui -dijo, a media voz-. Segunda planta. Acercaos lentamente y con la maxima precaucion. Apago la radio y el y Barron se quedaron escuchando, barriendo la zona con los ojos.

Nada.

Pasaron diez segundos. Entonces vieron las siluetas desdibujadas de Halliday y Polchak avanzar por la izquierda y detenerse a diez metros del coche con las armas preparadas para disparar. Al cabo de un momento, Lee y Valparaiso se acercaron por la derecha, deteniendose a la misma distancia.

Red espero, evaluando la situacion, y luego su voz retumbo por la camara de cemento:

– ?Policia de Los Angeles! Donlan, el edificio esta rodeado. No tiene adonde ir. ?Tire el arma y entreguese!

Nada. El unico sonido era el fuerte latido del helicoptero de la policia.

– Fin del trayecto, Donlan. ?No se complique mas la vida!

Red avanzo lentamente. Barron lo imito, con el corazon acelerado, las palmas de las manos pegajosas de sudor alrededor de la enorme Ithaca. Los otros permanecieron donde estaban. Tensos. Vigilantes. Los dedos en los gatillos. Polchak tenia la recamara de su enorme rifle antidisturbios contra el hombro y miraba por su mirilla.

– ?Soy Frank Donlan! -La voz del fugitivo retumbo de pronto desde mil rincones a la vez.

Red y Barron se quedaron petrificados.

– ?Voy a salir! Mi rehen esta bien, viene conmigo.

– ?Mandalo a el primero! -le grito Red.

Durante un momento que parecio durar una eternidad no paso nada. Luego, lentamente, Raymond salio de detras del Toyota.

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Barron apuntaba a Raymond con la enorme escopeta Ithaca mientras este emergia de las sombras y avanzaba hacia ellos. Lee, Halliday, Polchak y Valparaiso se mantenian atras, con las armas listas, alerta, vigilando.

– ?Al suelo, boca abajo! -ordeno Red a gritos-. Las manos detras de la nuca.

– ?Ayuda, por favor! -suplico Raymond mientras avanzaba. A su izquierda, derecha y delante estaban los tres policias del tren. A los otros no los habia visto nunca.

– ?Al suelo! ?Las manos detras de la nuca! -repitio Red-. ?Ahora!

Raymond dio otro paso y se tiro al suelo mientras se ponia las manos en la nuca, como le ordenaban.

Al instante, Barron desvio la Ithaca de Raymond al Toyota. ?Donde estaba Donlan? ?Y si estaba usando a su rehen como tapadera para colocarse y atrapar a uno de ellos? ?Y si salia de pronto de detras del coche, disparando al primero que se le pusiera a tiro?

– ?Donlan! -McClatchy miro al Toyota, con la distraccion que suponian sus luces parpadeantes de emergencia-. ?Tira el arma!

Nada. Barron respiro con fuerza. A su izquierda podia ver a Polchak ajustando el peso de su fusil.

– ?Donlan! -volvio a gritar McClatchy-. ?Tira el arma o iremos a por ti!

Una nueva pausa; luego un objeto salio volando desde detras del Toyota y reboto por el suelo, antes de detenerse a medio camino entre Raymond y Red McClatchy. Era el Colt automatico de Donlan.

Red miro rapidamente a Barron:

– ?Llevaba algo mas?

– No que hayamos visto.

Red miro de nuevo hacia el Toyota:

– Pon las manos sobre la cabeza y sal lentamente.

Durante un rato todo siguio inmovil. Luego vieron movimiento detras del Toyota y Donlan aparecio. Con las manos en la cabeza, salio de la sombra hasta la zona iluminada por la luz fluorescente. Iba totalmente desnudo.

– Dios mio -murmuro Barron.

Donlan se detuvo, con pinta extrana bajo la luz fluorescente y vestido solamente con el peluquin. Sonrio lentamente:

– Solo queria demostraros que no tengo nada que ocultar.

Los detectives se le acercaron rapidamente; Polchak y Lee tomaron posiciones armadas a un palmo del Donlan desnudo, mientras Valparaiso se le acercaba bruscamente para esposarlo por la espalda. Barron y Halliday se dirigieron al Toyota.

– No te muevas. No hables. -Con la Smith & Wesson agarrada entre las dos manos, Red se acerco a Raymond-. Roosevelt -dijo.

De pronto, Lee se separo de Polchak y Donlan y se acerco adonde estaba Red para esposar rapidamente al segundo fugitivo.

– ?Que cono hacen? -grito Raymond, al sentir el acero rodeandole las munecas-. He sido secuestrado; ?soy una victima!

Estaba rojo y furioso. Esperaba que le protegerian, que le interrogarian un rato, le tomarian los datos y luego lo dejarian marchar.

– Nadie mas, ni armas, esta limpio -dijo Barron, mientras el y Halliday salian del Toyota.

Red escruto a Raymond un rato mas, luego se guardo la pistola y miro a Lee:

– Llevaos a esta victima al centro e interrogadle. -Luego miro a Barron-. Busca los pantalones del senor Donlan.

Raymond vio al enorme Lee inclinarse hacia el y sintio como sus enormes manos lo ayudaban a levantarse.

– ?Por que me arrestan? Yo no he hecho nada. -Raymond lo intentaba por la via cordial, fingiendose la genuina victima inocente.

– Pues entonces no tiene nada que temer.

Lee lo llevaba hacia la escalera de incendios para bajar a la planta baja.

De pronto volvio a sentir todos los miedos. Lo ultimo que queriaera que lo llevaran bajo custodia y que empezaran a escarbar en su identidad, y luego que encontraran su bolsa de viaje en el tren. Se intento liberar de la mano de Lee, retorciendose, y grito hacia Barron y Halliday:

– ?Ustedes estaban en el tren! ?Ya han visto lo que ha pasado!

– Tambien le he visto meterse en el Toyota con Donlan sin ofrecer ninguna resistencia -dijo Barron, mientras se disponia a marcharse.

– ?Me ha dicho que me subiese o me mataba alli mismo! -grito Raymond. Barron siguio andando, en busca de la ropa de Donlan. Raymond se volvio hacia Donlan-. ?Digaselo!

– ?Decirles que, Ray? -le dijo Donlan, con una sonrisa cinica.

Ahora estaban ya ante la puerta metalica ignifuga. Halliday la aguanto abierta y Lee saco a Raymond por ella hacia la escalerilla del fondo. Halliday los siguio y la puerta se cerro con un golpe detras de ellos.

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