que no reconocia, ni siquiera a la policia francesa, y que trabajaba totalmente por su cuenta. Si se juntaba esto con lo que podia haber sabido a traves de los investigadores rusos que habian viajado a Los Angeles poco despues de que Raymond fuera asesinado, y el conocimiento de que Halliday habia formado parte del equipo de investigacion del LAPD, resultaba totalmente logico pensar que Kovalenko habia relacionado claramente el pasado con el presente, y eso significaba que creia que lo ocurrido antes en Los Angeles estaba totalmente vinculado con lo que ahora ocurria en Paris.
– ?Vodka, senor Marten? -Kovalenko cerro de golpe su ordenador y se levanto para cruzar la gelida habitacion hasta una reliquia de mesilla de noche en la que descansaba una botella de vodka ruso, a la que le faltaban ya dos tercios.
– No, gracias.
– Entonces bebere yo por los dos.
Kovalenko se sirvio un trago doble del liquido transparente en un vaso pequeno, lo levanto para brindar por la salud de Marten y se lo bebio.
– Expliqueme lo que hay aqui -dijo, senalando con el vaso hacia la cama con la agenda de Halliday y la carpeta archivadora de Ford.
– ?A que se refiere?
– A lo que ha encontrado en la agenda del detective Halliday y en la otra cosa.
– Nada.
– ?Nada? Senor Marten, deberia tener presente que no estoy del todo convencido de que usted no sea el asesino de Halliday. Ni, por lo que hace al caso, tampoco lo esta el inspector Lenard. Si desea que avise a a la policia francesa, lo hare.
– Esta bien -dijo Marten bruscamente, antes de acercarse y servirse el mismo un doble trago de vodka. Se lo bebio de un solo trago, sostuvo el vaso vacio y miro a Kovalenko. Seguir en silencio habia dejado de tener sentido. Toda la informacion estaba alli, encima de la cama. Era tan solo cuestion de tiempo que Kovalenko la descubriera.
– ?Conoce usted el nombre de Raymond Oliver Thorne?
– Pues claro. Buscaba a Alfred Neuss en Los Angeles. Recibio un tiro en un enfrentamiento con la policia y murio como resultado. Su cuerpo fue incinerado.
– Tal vez no.
– ?Que quiere decir?
– Quiero decir que Dan Ford no lo creia. Descubrio que los expedientes policiales de Thorne habian desaparecido de los numerosos archivos oficiales en los que se encontraban. Ademas, las personas involucradas con el certificado de defuncion de Thorne y con su cremacion estan o bien muertas, o bien desaparecidas. Al parecer, Halliday sospechaba lo mismo, porque estaba tras la pista de un prominente cirujano plastico de California que se jubilo de repente y se marcho a vivir a Costa Rica, a los pocos dias de la muerte de Thorne. Posteriormente, el mismo hombre aparecio en Argentina con un nombre distinto. Que significa todo esto, no lo se, pero bastaba para que Halliday se hubiera comprado un billete de avion a Buenos Aires. Planeaba volar alli justo despues de terminar sus indagaciones aqui en Paris. Esta todo aqui -Marten hizo un gesto con la cabeza, en direccion a la agenda que habia en la cama-, sus notas y tambien su billete de avion.
– ?Por que le ocultaba usted esta informacion al inspector Lenard?
Esta era una buena pregunta y Marten no supo que contestar, o al menos, que contestar sin desvelar su identidad real. O contar lo que habia ocurrido con Raymond en Los Angeles y el motivo por el que los hombres de la brigada habian muerto.
De pronto se le ocurrio la manera de evitar una respuesta directa y al mismo tiempo obtener lo que mas necesitaba pero no estaba a su alcance: una copia de las huellas que la policia habia recogido del coche de Dan Ford. Era arriesgado, porque si Kovalenko se volvia contra el lo podia perder todo y acabar de golpe en manos de la policia parisiense. Pero se trataba de una oportunidad que no habia esperado y, por muy grande que fuera el riesgo que corria, era absurdo no intentarlo.
– ?Y si le digo que Dan Ford sospechaba que el asesino de Neuss era Raymond Thorne?
– ?Thorne?
– Si. Y tal vez tambien lo fue de Halliday y del propio Dan. Como usted sabe, los tres estaban relacionados con Thorne, cuando estaba en Los Angeles.
En los ojos de Kovalenko aparecio una chispa que Marten no le habia visto antes. Eso le indico que estaba en el buen camino, y decidio seguir adelante.
– Neuss es asesinado en Paris. Halliday aparece para investigarlo. Y Ford ya esta en la ciudad como corresponsal del
– Eso significa que acepta usted que Neuss era su principal objetivo, senor Marten. -Kovalenko cogio el vodka como si formara parte de su brazo, repartio lo que quedaba entre el vaso de Marten y el suyo y le acerco el vaso a Marten-. ?Tenia Ford alguna teoria sobre lo que ese Raymond Thorne podia querer de Neuss, antes, en Los Angeles, o ahora, en Paris? ?O del motivo de su asesinato?
– Si la tenia, no me la dijo.
– En resumen -Kovalenko dio un largo trago de vodka-, lo que tenemos es a un sospechoso sin rostro, sin movil conocido para asesinar a Neuss, ni movil conocido para asesinar a Ford o a Halliday, aparte del hecho de que ambos lo conocian de su encarnacion anterior. Ademas, la version oficial es que esta muerto. Incinerado. La cosa no tiene demasiado sentido.
Marten tomo un sorbo de su copa. Si pretendia desvelarle el resto a Kovalenko, ese era el momento. «Confia en el ruso -se dijo-. Confia en que tiene su propia agenda y no te entregara a Lenard.»
– Si fue Raymond quien dejo la huella en el coche de Dan, lo puedo demostrar de manera incuestionable.
– ?Como?
Marten levanto su copa y se la termino.
– Halliday hizo una copia informatizada de la ficha del LAPD del arresto de Raymond. ?Cuando? No tengo ni idea, pero la foto y las huellas de Raymond estan en ella.
– Una copia informatizada; ?quiere decir en un disco?
– Si.
Kovalenko se lo quedo mirando con incredulidad.
– Y usted lo ha encontrado en su agenda.
– Si.
57
El dependiente puso la botella de vodka en una bolsa, junto a un trozo grande de gruyere, un paquete de salami recien cortado a lonchas finas y una barra de pan. Tambien puso un cepillo de dientes, un tubo de dentifrico, un paquete de maquinillas de afeitar y un bote pequeno de espuma de afeitar.
–
Kovalenko lo habia mandado a por provisiones y a comprarse los articulos de aseo que necesitaria para pasar la noche… y para -estaba seguro-, tener tiempo de mirar la agenda de Halliday y la carpeta de Ford y ver que podia descubrir sin la ayuda de Marten. Los dos hombres sabian que Marten podia, sencillamente, largarse, con o