sonrio- podria hacer algo de relaciones publicas por el mundo. Ya sabe, ser una especie de super-vendedor de los productos y servicios rusos, incluso ayudar a recuperar la industria turistica.
Marten no entendia mas ahora que antes. La idea de que Rusia votara para reinstaurar realmente la monarquia, de la manera que fuera, le resultaba asombrosa. Y encima, seguia sin ver que relacion tenia aquello con lo que estaba sucediendo en Paris.
Kovalenko tomo otro trago de su bebida.
– Tal vez le ayude si le digo que la gente que creemos que fue asesinada por Raymond Thorne en America antes de iniciar su escalada criminal en Los Angeles tenian mas en comun que el hecho de ser rusos.
– ?Eran Romanov?
– No solo Romanov, sino miembros muy influyentes de la familia. Incluso los sastres de Chicago.
Marten no se lo acababa de creer.
– ?Y de eso es de lo que trata todo? ?Un juego de fuerza dentro de la familia Romanov para ver quien se convierte en zar?
Kovalenko asintio con un gesto lento de la cabeza:
– Tal vez si.
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Diminuto, animado y balanceandose ligeramente sobre los talones mientras hablaba, el siempre elegante Nikolai Nemov, el expresivo, influyente y popularisimo alcalde de Moscu, resultaba inconfundible, y la gran duquesa Catalina se quedo sin respiracion al verlo. Estaba de pie en medio del salon de suelo de marmol de la soberbia mansion, rodeado de un grupo de miembros la familia Romanov con atuendo formal que representaban las cuatro ramas de la dinastia.
Nikki, como los amigos llamaban al alcalde Nemov, era uno de los triunfos mas codiciados por Catalina, una amistad cuidadosa y gradualmente moldeada a lo largo de los anos, hasta el punto que ahora charlaban por telefono al menos una vez a la semana, incluso mas, sobre cualquier menudencia, como lo hacen los amigos. El hecho de que estuviera aqui era una sorpresa absoluta y supo que lo habia hecho por ella y por su hijo, el gran duque Sergei. Y gracias a su presencia, supo que la guerra ya habia terminado y que estaba ganada. Si, todavia quedaban batallas por librar, pero serian por nada; por el simple peso de las facciones Romanov que rodeaban a Nemov y la singular preeminencia de los hombres de aquellas facciones, sabia que su larga lucha habia acabado y que la decision adecuada ya estaba tomada. La corona imperial Romanov pronto reposaria sobre la cabeza de su hijo. Para ella, el gran duque Sergei era ya el
Peter Kitner iba solo en el departamento de pasajeros de su limusina mientras el coche se aproximaba al Arco de Triunfo. Su chofer conducia lentamente bajo la nieve, guiando el vehiculo con cautela por las calles desiertas de lo que parecia casi una postal invernal de Paris. Delante, Kitner podia ver a Higgs sentado al lado del chofer y hablando por el movil, pero un cristal de seguridad separaba la parte delantera de la trasera y le impedia oir lo que estaba diciendo. La nieve y el cristal lo aislaban de todo y le hacian sentirse como un prisionero en una celda silenciosa.
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– ?Por que ha ocultado Kitner que era un Romanov? -insistio Marten a Kovalenko. Fuera, el viento y la nieve tamborileaban y hacian vibrar la ventana, lo cual aumentaba la sensacion de frio dentro de la habitacion.
– Eso es problema suyo, no mio. -Kovalenko se distrajo mirando un e-mail que acababa de aparecer en su pantalla, y se puso a responderlo en ruso.
– ?Quien esta al corriente, dentro de su familia?
– Pocos, si es que hay alguien, creo. -Kovalenko intentaba concentrarse en lo que estaba haciendo-. ?Por que no hablamos de la tormenta?
– Porque quiero hablar de Peter Kitner. -Marten se acerco para mirar por encima del hombro de Kovalenko. Lo unico que descubrio fue una pantalla llena de caracteres cirilicos. ?Tiene la influencia suficiente para reunir el voto favorable para el zar? ?Es este el motivo por el que asiste a la cena? ?Y para luego esgrimir este favor para expandir sus negocios por Rusia cuando el zar este en el trono?
– Me dedico a investigar homicidios, y usted me esta interrogando sobre politica y poder, que no son mi dominio.
– ?Para quien trabaja Raymond? ?Como encaja el en esta «guerra de los Romanov»?
Kovalenko acabo de escribir su e-mail y lo mando, luego apago el ordenador y levanto la vista hacia Marten.
– Puede que le interese el contenido de un mensaje que me acaban de mandar desde mi oficina en Moscu. Era el reenvio de un comunicado de la Interpol, desde la sede nacional central en Zurich. Unos ninos que patinaban sobre -hielo en un estanque han encontrado el cuerpo de un hombre en una zona de bosque cercana.
Marten sintio levantarse una senal de advertencia.
– ?Y…?
– Le han cortado el cuello y la cabeza estaba separada del tronco. Ha pasado hacia las tres de esta tarde. La policia cree que lo han matado varias horas antes. Todavia estan pendientes de hacerle la autopsia.
– ?Tiene una guia de telefonos de Paris?
– Si. -Sorprendido, Kovalenko se acerco a la mesilla de noche y abrio con dificultad un cajon combado, del que saco un listin telefonico y se lo ofrecio a Marten.
– ?A que hora ha empezado a nevar con fuerza? -dijo Marten, mientras empezaba a girar las paginas.
Kovalenko se encogio de hombros.
– Pues a media tarde; ?por que?
– Por la pinta que tiene la tormenta, supongo que a estas alturas los aeropuertos estan cerrados y los transportes por tren y por carretera se han reducido a la minima expresion.
– Es probable, pero ?que tiene que ver el tiempo con un hombre al que han hallado muerto en Zurich?
Marten encontro lo que estaba buscando. Cogio el telefono y marco un numero.
Las cejas de Kovalenko se juntaron de perplejidad.
– ?A quien esta llamando?
– Al hotel Ritz.
Marten hizo una pausa mientras el telefono sonaba y hasta que alguien le respondio.
– Con Alexander Cabrera, por favor. -Paso un momento largo y luego-: Ya… ?Sabe si esta en la ciudad? Si, la tormenta, entiendo… No, ningun mensaje. Le volvere a llamar mas tarde.
Marten colgo.
– No esta. Es la unica informacion que dan. Pero han llamado a la habitacion, lo cual me hace pensar que en algun momento del dia ha estado por alli.
– ?Que esta insinuando?
– Pues que si es responsable del asesinato en Zurich, no puede volver a Paris por la tormenta de nieve. Lo cual significa que puede que siga en Suiza.