Museo del Ermitage, 15:25 h

Clem bajo del Ford y anduvo directamente hacia la entrada lateral del magnifico museo en Dvortsovy Prospekt.

– Lady Clementine Simpson -dijo, poniendo su mejor acento britanico, al guardia uniformado de la puerta.

– Por supuesto -dijo el guardia, en ingles, antes de abrirle la puerta.

Una vez dentro siguio por un pasadizo de suelo de marmol hasta la Oficina de Visitas. De nuevo volvio a presentarse sencillamente con su nombre.

Al cabo de un momento se abrio una puerta y aparecio una mujer bajita y con aspecto de matrona, vestida con un uniforme impecable.

– Soy su guia, lady Clementine. Me llamo Svetlana.

– Gracias -dijo Clementine, y luego miro a su alrededor. Este era el lugar y la hora en que debia encontrarse con Rebecca. El plan era decirle a la guia que querian ver el Salon Malaquita. Luego despedirian al FSO y, con la guia llevandolas, tomarian un ascensor privado hasta la segunda planta. Un pequeno tramo por un pasillo las llevaria hasta el Salon Malaquita, cuyas ventanas ofrecian unas vistas magnificas del rio y del muelle que habia directamente delante del museo. La embarcacion del marinero de la melena gris debia llegar a las 15:55 horas. Cuando lo hiciera, Rebecca y Clem se dirigirian directamente al pequeno Salon del Trono, el salon en memoria de Pedro el Grande que lord Prestbury habia solicitado personalmente que aquella tarde cerraran al publico. Una vez alli le pedirian a la guia que esperara fuera mientras mantenian una conversacion privada. Entonces entrarian y cerrarian la puerta. Dentro las estarian esperando Marten y Kovalenko.

15:34 h

?Donde estaba Rebecca?

Marten estaba detras de Kovalenko en la cola de entrada de una de las cuatro ventanillas de billetes. A su alrededor habia gente que esperaba a entrar y que conversaba en una docena de idiomas distintos. Avanzaron un poco.

– Si no fueras conmigo, te costaria casi once dolares la entrada -dijo Kovalenko-. Los rusos solo pagan cincuenta y cuatro centimos. Hoy eres ruso. Estas de suerte, tovarich.

De pronto se produjo una conmocion detras de ellos. La muchedumbre a su alrededor se volvio a mirar. Tres FSO con traje oscuro aparecieron por la puerta principal. En medio de ellos, esplendorosa con su abrigo de vison, gorro de vison y un velo oscuro, iba Rebecca.

– ?La zarina! -exclamo una mujer.

– ?La zarina! -repitieron varias voces asombradas por todo el vestibulo.

Y entonces desaparecio, llevada por los FSO.

Marten miro a Kovalenko:

– Tienes razon, tovarich, estoy de suerte.

15:40 h

Rebecca y lady Clem se abrazaron felices mientras el FSO hacia salir a la gente del Salon de Visitas. Al cabo de un momento solo quedaban seis personas, los tres FSO, lady Clem, Rebecca y Svetlana Maslova, su guia.

Ahora venia lo mas dificil, y Clem se llevo a Rebecca a un rincon apartado, sonriendo, conversando de banalidades. Cuando estuvieron lo bastante apartadas, miro a Rebecca.

– Tengo una sorpresa para ti -le dijo, con voz serena-. Tenemos que ir a la segunda planta pero sin el FSO. ?Te puedes deshacer de ellos?

– ?Porque?

– Es importante que nos quedemos solas. Ya te lo contare cuando lo estemos.

– Pero me temo que no es posible. Alexander les ha mandado la orden por radio de que se queden conmigo hasta que llegue el.

Lady Clem trato de disimular su espanto:

– ?Alexander viene hacia aqui, al Ermitage?

– Si. ?Por que? ?Que sucede?

– Rebecca… da igual. Yo me ocupare de ello.

Acto seguido, Clem se volvio y cruzo la sala hasta donde estaban los agentes del FSO. Por suerte, eran todos hombres.

– La zarina y yo vamos con la guia a la segunda planta, al Salon Malaquita. Deseamos estar solas.

Un FSO alto y de espalda ancha, con unos ojitos que eran poco mas que puntos, avanzo hacia ella.

– Eso no es posible -le dijo, con frialdad.

– ?No es…? -Clem empezo a enfurecerse, pero enseguida se dio cuenta de que era un enfoque equivocado-. ?Esta usted casado? -le pregunto de pronto, al tiempo que bajaba un poco la voz y retrocedia un paso, apartandose de los demas, de modo que lo obligaba a seguirla.

– No -le dijo el, acercandose.

– ?Tiene alguna hermana?

– Tres.

– Entonces entendera que cuando una mujer se entera de que esta embarazada y no esta casada, lo que tiene que hacer a partir de ahi no es algo que le apetezca discutir delante de extranos, en especial si son hombres, aunque sean -utilizo el nombre completo del FSO con un tono respetuoso y con una solida pronunciacion rusa- Federalnaya Slujba Ohrani.

– ?La zarina esta…?

– ?Por que se cree que nos hemos tomado toda la molestia de encontrarnos fuera del palacio?

– ?Y no lo sabe, el zarevich?-No, y sera mejor que no se entere. Cuando lo sepa, la noticia tiene que venir de la propia zarina. -Lady Clem miro a los dos FSO que habia detras de el-. Esto le ha sido confiado de manera confidencial, ?lo comprende?

El agente de ojos pequenos se movio incomodo:

– Si, por supuesto.

– Y ahora -dijo lady Clem, senalando una puerta de ascensor cercana al fondo de la sala-, subiremos por el ascensor privado. Svetlana se asegurara de que a la zarina y a mi no nos molesta nadie cuando entremos solas en el salon para hablar. Ella dispone de una radio. Puede llamarles al instante si surge cualquier problema.

– Yo… -El agente vacilo y Clem lo vio flaquear. No era el momento de hacerse atras.

– La zarina es la mujer mas famosa de Rusia. Faltan apenas tres semanas para la boda y la coronacion. Me ha pedido ayuda en un asunto muy delicado. ?Sera usted quien se la niegue?

El siguio dudando, con los ojillos clavados en ella, buscandole la mentira, la trampa, cualquier indicio que le indicara que lo estaba enganando. Pero ella se mantuvo firme y el no detecto nada.

– Vayase -le dijo-. Suban.

– Spasiba -le susurro lady Clem-. Spasiba. -Gracias.

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15:45 h

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