CLASIFICACION: Suicidio por disparo autoprovocado

De pronto, Barron se detuvo. Selecciono las ultimas palabras, le dio a la tecla borrar y «Suicidio por disparo autoprovocado» desaparecio de la pantalla. Entonces escribio, furioso:

CLASIFICACION: Homicidio

QUEJA: Ejecucion del sospechoso detenido por el Detective III, Martin Valparaiso

Barron volvio a detenerse. Selecciono el documento entero, le dio a la tecla BORRAR y la pantalla se quedo en blanco. Luego se reclino en la silla y, por cuarta vez en los ultimos quince minutos, consulto su reloj.

7:29 h

Todavia era pronto. Le importaba un comino.

7:32 h

Barron entro en una pequena y luminosa mini cafeteria: una sala con varias maquinas expendedoras, media docena de mesas de formica y varias sillas de plastico. Un sargento de uniforme estaba sentado, charlando con dos secretarios de paisano en la mesa de mas cerca de la puerta. Aparte de ellos, el lugar estaba vacio.

Barron los saludo educadamente con un gesto de la cabeza, se acerco a una maquina de cafe y echo tres monedas de 25 centavos. Luego pulso la tecla de LECHE Y AZUCAR y espero a que apareciera el vaso de papel y empezara a llenarse. Una vez lleno, las luces de la maquina se apagaron. Cogio el vaso y fue a sentarse a una mesa de la esquina, de espaldas a los demas.

Tomo un sorbo de cafe y luego saco el movil del bolsillo y marco un numero. Al tercer pitido, una conocida voz femenina contesto la llamada:

– Habla la doctora Flannery.

– Doctora Flannery, soy John Barron.

– Anoche lo llame. ?Oyo mi mensaje?

– Si, gracias. Tuve que salir. -Barron levanto la vista hacia la ruidosa carcajada que salia del trio de la puerta. De inmediato, se volvio hacia el telefono y bajo la voz-: Doctora, necesito su ayuda. Quiero encontrar otra institucion para Rebecca, en algun lugar lejos de Los Angeles; preferiblemente fuera de California.

– ?Hay algun problema, detective?

– Es algo… -Barron buscaba la palabra justa- personal, confidencial y… muy urgente, por motivos que todavia no puedo explicarle. Quiero cambiar algunas cosas de mi vida, y el primer paso es encontrarle un lugar a Rebecca. Todavia no he pensado exactamente el lugar, tal vez Oregon, o el estado de Washington, o Colorado, algo asi. Pero ha de ser lejos de aqui y lo antes posible.

Hubo un largo silencio y Barron supo que la psiquiatra estaba tratando de comprender lo que estaba ocurriendo.

– Detective Barron -dijo finalmente-, teniendo en cuenta el estado de Rebecca, creo que usted y yo deberiamos sentarnos y hablar tranquilamente.

– ?Hey, John!

Barron levanto la vista bruscamente al oir su nombre. Halliday acababa de entrar en la cafeteria y se dirigia rapidamente hacia el.

Barron hablo al telefono:

– Permitame que la llame dentro de un rato, doctora. Gracias. -Colgo justo cuando Halliday llego hasta su lado.

– No hay ningun Raymond Thorne en la calle Ochenta y seis de Manhattan -dijo Halliday, enfatico-. La empresa alemana de informatica para la que dice trabajar no existe. Sus huellas e identidad han salido limpias de la policia de Chicago, pero hemos descubierto que, el domingo, dos hombres fueron hallados torturados y acribillados en una sastreria, no mucho antes de que Raymond tomara el Southwest Chief. El arma del crimen no se encontro, pero las autopsias revelan que debe de ser de mas o menos del mismo calibre que el Ruger que estaba en la bolsa de Raymond. Quieren que se haga un informe de balistica.

»En la misma bolsa habia un billete de primera clase a nombre de Raymond Thorne, de Los Angeles a Londres, para un vuelo que salia de LAX a las 17:40 del lunes, lo cual nos hace suponer que sus planes originales no incluian un viaje de dos dias en tren para llegar hasta aqui. Estoy trabajando con los federales, intentando que alguien en el Departamento de Estado seccion Documentacion nos de una lectura de la banda magnetica de su pasaporte. Polchak se encarga del test de balistica. Tu ve a la audiencia de Raymond en el Tribunal Penal y asegurate de que el juez no lo deja salir bajo fianza.

Por un instante muy breve Barron se quedo mirandolo, como si no lo hubiera entendido.

– John -lo apremio Halliday-. ?Has oido lo que te acabo de decir?

– Si, Jimmy, lo he oido. -Barron se levanto de pronto y se metio el movil en el bolsillo-. Ya voy.

25

Edificio del Tribunal Penal, a la misma hora, 7:50 h

Ataviado con el mono naranja, las manos esposadas a la espalda, Raymond subia en ascensor con los dos agentes fortachones vestidos de uniforme que lo habian escoltado desde Parker Center y lo llevaban a su audiencia, a celebrarse en una sala de vistas de piso alto. Aquel era el momento que habia decidido entre las pocas horas que habia dormido durante la noche.

La idea de que podia usar al joven e inseguro detective Barron como medio para huir todavia le rondaba por la cabeza, pero el tiempo pasaba con rapidez. Su mision original al venir a Los Angeles habia sido mantener una confrontacion final con el arrogante y extrovertido joyero de Beverly Hills Alfred Neuss. Que lo hubiera elegido para ser el ultimo de su lista formaba parte integral de su operacion.

La fase inicial del plan habia sido recoger rapida y silenciosamente las llaves de la caja fuerte de los sujetos de San Francisco, Mexico D.F. y Chicago, y luego, con el mismo silencio y rapidez, eliminar a los que las habian guardado. Si aquella fase hubiera funcionado como debia, no solo tendria ahora las llaves sino que ademas sabria el nombre y la ubicacion del banco frances que albergaba la caja fuerte. Con aquella informacion, habria mandado las dos primeras llaves rapidamente, por mensajero expres, a Jacques Bertrand en Zurich. La tercera llave habria sido enviada por el mismo metodo a la baronesa en Londres, donde el mismo Raymond la recogeria a su llegada el martes. Al dia siguiente habria viajado a Francia y habria retirado el contenido de la caja, para despues regresar inmediatamente a Londres y mantener sus importantes reuniones al dia siguiente, jueves, vispera de la ejecucion de la accion en si… que debia tener lugar en Londres el viernes, 15 de marzo; la misma fecha, ironicamente, de los idus de marzo.

La segunda fase del plan, y el motivo de convertir a Alfred Neuss en su ultima parada en America, era matarle, un acto que anadiria muchisima influencia a su poder creciente para lo que tenia que ocurrir el proximo viernes. Pero su incapacidad, incluso despues de torturar a sus victimas, de enterarse del nombre del banco y de su localidad le hizo darse cuenta de que la distribucion de las llaves habia sido una mera prevencion, y que sin saber donde estaba la caja fuerte, enviar las llaves a Bertrand o a la baronesa no tenia ningun sentido. La verdad, como se habia dado cuenta al final, era que solo dos hombres en el mundo sabian en que banco y en que ciudad francesa estaba la caja fuerte, y Alfred Neuss era uno de ellos. Era una certeza que anadia mucha tension al juego y que convertia la necesidad de verle en mas urgente que nunca.

Desde el principio, el factor tiempo lo habia sido todo, y ahora lo seguia siendo. Y mucho mas a la luz de la

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