informacion que ahora tendria la policia. Significaba que no tenia mas alternativa que reaccionar de manera radical antes de encontrarse mas metido en el sistema juridico americano.

7:52 h

Subieron una planta, luego otra.

Los agentes miraban al frente, no a el. Las mandibulas apretadas, las pistolas enfundadas en los rigidos cinturones de los que tambien colgaban porras y esposas, los micros de las radios pegados a los cuellos de las camisas, la musculatura trabajada y su actitud fria, dura y distante; todo expresaba la intimidacion obvia: que estaban totalmente preparados para hacer cualquier cosa necesaria en caso de que su prisionero se pusiera dificil.

Sin embargo, Raymond sabia que, a pesar de su pose y chuleria, aquellos hombres eran poco mas que funcionarios que recibian un salario. La motivacion que el tenia, en cambio, era incomparablemente mayor e infinitamente mas compleja. Y eso, unido a su extensa formacion, suponia una diferencia enorme.

26

7:53 h

Ninguno de los dos agentes se dio cuenta de como Raymond giraba las munecas con agilidad detras de el, ni tampoco lo vieron quitarse una esposa, luego la otra. Ninguno vio su mano izquierda acercarse para tirar de la anilla de la pistolera que cubria la Beretta 9 mm del agente mas cercano. Fue solo en la decima de segundo siguiente cuando sintieron el peligro y se empezaron a dar la vuelta. Pero para entonces ya era demasiado tarde. La Beretta se deslizo hasta detras de la oreja del primer agente y luego hacia la del otro, uno, dos, con una velocidad cegadora.

El estruendo ensordecedor de los dos disparos inundo el pequeno espacio y se apago justo cuando el ascensor alcanzo la planta marcada y se detuvo. Con calma, Raymond toco el boton de la ultima planta y el ascensor volvio a subir de nuevo. Uno de los agentes gimio, pero Raymond lo ignoro, de la misma manera que ignoraba el penetrante olor a polvora y la sangre que fluia lentamente por el suelo de la cabina. Se quito el mono de reo y se puso los pantalones y la camisa del primer agente. Luego cogio las armas de los dos hombres, se levanto y se coloco bien el uniforme de policia mientras el ascensor se paraba.

La puerta se abrio de inmediato a un pasillo ancho de un edificio publico lleno de gente. Rapidamente toco el boton de la planta baja y luego salio al pasillo. Medio segundo mas tarde las puertas del ascensor se volvieron a cerrar y el se alejo entre la gente, en busca de la escalera mas cercana.

7:55 h

El edificio del Tribunal Penal estaba a dos manzanas y al otro lado de la calle del Parker Center. Barron recorrio aquel trayecto rapidamente con el alma encerrada en la aspereza casi insoportable de sus sentimientos, la rabia y la ira hacia la brigada, hacia quienes eran realmente sus miembros y hacia lo que habian hecho con tanta sangre fria, no solo con Donlan sino tambien con el. Al mismo tiempo, su lado practico le decia que le llevaria un poco de tiempo encontrar un lugar al que trasladar a Rebecca; hasta que llegara aquel momento y la pudiera poner fisicamente en el coche y llevarla no le quedaba mas remedio que jugar el juego, hacer su trabajo y esconder sus cartas.

7:58 h

Ataviado con el uniforme del agente muerto, con la Beretta automatica guardada en la pistolera, Raymond bajo un tramo de la escalera de incendios y luego otro. De pronto se detuvo. Habia un hombre con vaqueros y una cazadora negra que subia por las escaleras. Daba igual quien fuera o que estuviera haciendo alli; lo que Raymond necesitaba ahora era algo que le tapara el uniforme y las dos Berettas. La cazadora negra le iria bien.

Siguio bajando.

Dos pisos, tres, cuatro. El hombre estaba justo alli. Raymond le saludo con la cabeza al pasar por su lado. En medio segundo, se volvio y subio otra vez.

8:00 h

Con las dos Berettas escondidas dentro de la cazadora negra, Raymond empujo la puerta de la escalera de incendios y salio a un pasillo publico. Este, como el que habia visto arriba, estaba lleno de gente.

Lo recorrio deliberadamente, tratando de actuar como si fuera a algun lugar concreto. Habia rotulos por todas partes. Esta sala, esa otra sala, lavabos, ascensores. Solo la gente que tenia que ir esquivando le obligaban a ir mas lento, y eso era grave porque el tiempo era un factor crucial. A estas alturas, los cadaveres de los dos agentes ya habrian sido descubiertos y, con ellos, su mono naranja de prisionero. En cualquier momento podia esperar que el edificio se viera ocupado por un ejercito entero de policias buscandolo.

– ?Eh, usted! -Un alguacil con un micro de radio en la solapa de la camisa se dirigia hacia el. Para ese hombre, la cazadora no le disimulaba el uniforme, sino que le llamo mas la atencion. Raymond lo ignoro y siguio andando.

– ?He dicho usted! ?El de los pantalones de policia! -El alguacil seguia avanzando hacia el. Raymond miro hacia atras y vio que se ponia a hablar por el micro de su solapa.

Raymond se limito a darse la vuelta y a disparar a bocajarro con las dos pistolas. El estruendo de los tiros sacudio todo el pasillo. El alguacil se tambaleo hacia un lado y luego cayo de espaldas, tumbando con su impulso a un anciano que iba en silla de ruedas. La gente empezo a gritar y a correr en busca de refugio. Raymond se alejo corriendo.

Sala de la brigada 5-2, 8:02 h

– ?Vamos para alla! ?Barron ya esta alli! -Halliday colgo el telefono de un golpe y se dirigio hacia la puerta. Polchak corria y estaba ya a punto de alcanzarlo.

Edificio del Tribunal Penal, 8:03

Barron se abrio paso a traves del torrente de panico que inundaba la planta baja. La gente aterrorizada corria en todas direcciones, tratando de ponerse a salvo. Lo unico que sabia era lo que Halliday le habia dicho por la radio: los dos agentes que custodiaban a Raymond habian sido asesinados y se habia producido un tiroteo en una de las plantas superiores.

– ?Dios mio! -mascullo entre dientes, mientras dejaba de lado sus monstruos personales para enfrentarse a la crisis inmediata y a la rafaga de adrenalina que le acababa de provocar.

De pronto, un hombre con cazadora negra lo adelanto con un empujon en medio de una muchedumbre que salia de una puerta que daba a la escalera de incendios. Era otro paso antes de que Barron lo reconociera:

– ?Eeeh! -Se volvio, para ver a Raymond esforzandose por cruzar una puerta de emergencia y salir, peleando

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