Necesitaba dinero. No mucho, solo lo bastante para comprarse una tarjeta de metro. Diez pasos delante de el habia una mujer mayor que andaba con arrogancia, con un bolso grande colgado del brazo.
Actuo rapido, decidido. En un instante estaba al lado de la anciana, agarrado del bolso y arrancandoselo. Se colo entre la gente mientras la mujer caia al suelo. La oyo gritar detras de el.
–
Siguio avanzando, abriendose paso por entre la gente. De pronto sintio una mano que lo agarraba y se ponia a tirar de el.
–
–
Alexander levanto un brazo y se volvio mientras la muchedumbre lo iba acorralando mas y mas.
–
De pronto Alexander se volvio con el Grach automatico de 9 mm de Murzin en la mano.
La gente gritaba horrorizada. Alexander los miro durante una decima de segundo y luego dio media vuelta y salio corriendo.
Los ojos de Marten escrutaban los rostros mientras caminaba. Alexander podia ser cualquiera de ellos. Matar a cambio de una muda de ropa o cualquier otra menudencia no significaba nada para el. La vida no significaba nada para el. Excepto… Marten se acordo de la villa de Davos y de la expresion en la mirada de Alexander cuando estaba con Rebecca. La devocion, el amor absoluto, eran cosas de las que Marten habia estado seguro que Alexander era absolutamente incapaz de sentir. Pero se equivocaba, porque estuvo alli y lo habia visto.
Pasaron mas caras. Hombres, mujeres, Alexander podia ser cualquiera. De pronto recordo los trucos y las astucias funestas de Alexander en Los Angeles. Al mismo tiempo, recordo la advertencia de Dan Ford en Paris. «No sabras lo que trata de hacer hasta que sea demasiado tarde. Porque, para entonces, tu estaras en el mismo agujero que el y luego… ya esta.»Marten se llevo la mano al Makarov de su cinturon y siguio andando, pasando con la mirada de un rostro a otro. Alexander estaba alli, en algun lugar, lo sabia.
De pronto, el cielo tapado y acerado que habia cubierto San Petersburgo durante casi toda la tarde dio paso a un sol brillante justo cuando se estaba poniendo por el horizonte. En pocos segundos la ciudad entera quedo banada en una impresionante luz dorada. Cogio a Marten por sorpresa y se detuvo a mirarla. Entonces se dio cuenta de que se encontraba en el mismo puente por el que habia visto cruzar a Alexander, y miro a su alrededor. El movimiento que habia debajo le llamo la atencion y vio a un hombre con traje de cuadros que avanzaba rapidamente a lo largo del canal y que se acercaba a las escaleras que llevaban hasta el lugar donde el estaba.
Alexander tenia la mano en la barandilla de las escaleras y miraba hacia arriba cuando se quedo petrificado. Marten estaba arriba, mirando hacia el. Una brisa ligera revolvia el pelo de Marten, y el, la ciudad y el cielo estaban tenidos de un amarillo brillante.
Tranquila, hasta friamente, Alexander dio media vuelta y volvio a marcharse por donde habia venido. Al fondo del canal, la catedral de Nuestra Senora del Kazan resplandecia, banada en la misma luz dorada. Unos peldanos bajaban del puente tambien por ese lado, y le parecio ver a alguien vagamente familiar descender por ellos.
Acelero el paso. No habia necesidad de mirar. Sabia que Marten bajaba por las escaleras detras de el. Caminaba, no corria, con pasos calculados, manteniendolo en el punto de mira, pero sin forzarlo. Si corria, Marten correria. Si, cabia la posibilidad de perderlo, pero habia muchas mas posibilidades de que dos hombres corriendo llamaran la atencion, y sabia que la policia rondaba por ahi porque todavia podia oir sus sirenas. Estaban buscando a la persona que habia matado a la baronesa y al coronel Murzin del FSO, y al hombre de los lavabos del Ermitage. No debian de tener ni idea de quien era, ni de que aspecto tenia. Pero ahora tambien estarian buscando a otra persona, un hombre con traje de cuadros que acababa de matar a dos muchachos en Nevsky Prospekt.
De modo que habia que seguir andando, penso, dejar que Marten se acercara. Finalmente lo comprendio. Marten estaba aqui ahora, igual que habia estado tras cada uno de sus movimientos. Estaba aqui porque era donde tenia que estar. Era el motivo por el cual se habian enfrentado en Los Angeles, por el cual Alexander se habia enamorado de su hermana, tal vez incluso por el cual habia dejado las huellas sangrientas. Marten era una parte integral de su
Esta vez, y de una vez por todas, Alexander lo conseguiria, le demostraria a Dios que era capaz de volver de la inconsciencia en la que se encontraba.
Deberia ser facil. Todavia tenia el revolver y la navaja. Marten habia estado en el Ermitage. Lo unico que tenia que hacer era matarle, luego poner sus huellas en la navaja y la navaja en su bolsillo, y el pueblo ruso veria de que material estaba hecho su
Mas adelante habia otro puente que cruzaba el canal. Era un puente para peatones. El Bankovski Most, el puente de la orilla, se llamaba. Era precioso, antiguo, clasico, con dos grifones de grandes alas doradas a ambos lados. A la izquierda habia una serie de edificios de tres y cuatro plantas, de piedra y ladrillo. Nada mas. Siguio andando, de espaldas a Marten.
Tardo poco tiempo en llegar al puente. Cuando lo hiciera, sacaria el arma automatica de Murzin de su cinturon, luego lanzaria el bolso hacia un lado como medida de distraccion, se volveria y dispararia.
Marten estaba a veinte metros detras de el cuando vio a Alexander que se cambiaba de mano en bolso robado y miraba directamente delante de el, al puente que cruzaba al otro lado del canal. Entonces fue cuando vio a Kovalenko. Estaba en la otra orilla y se mantenia un poco por detras de el, sin perderlo de vista. Marten sabia que Kovalenko era listo, pero no lo habia visto nunca disparar y no sabia si era consciente de la rapidez letal y la extrema punteria de Alexander con las armas de fuego. Si Alexander tomaba el puente y reconocia a Kovalenko, este era hombre muerto.
– ?Raymond!
Alexander oyo a Marten gritar detras de el. Siguio andando. Cinco pasos mas y estaria en el puente. Los grifones eran unas estatuas enormes de bronce y resultarian una proteccion excelente. Marten estaria solo en la pasarela sin cubierta posible. Sentia el Grach ligero, hasta habil en su mano. Tan solo le llevaria un disparo, y seria entre los ojos.
Marten se detuvo y levanto el Makarov con las dos manos, entrenando el ojo en la nuca de Alexander.
– ?Raymond! ?Alto! ?Ahora!
Alexander puso una media sonrisa y siguio andando.
– ?Raymond! -volvio a ordenar Marten-. ?Ultima oportunidad! ?Quieto! ?O disparo ahora mismo!
Durante un instante brevisimo Marten no hizo nada. Luego, lentamente, su dedo se apoyo en el gatillo del Makarov. Una sola explosion atronadora resono por todo el canal y los edificios de alrededor. Cascotes del pavimento resquebrajado explotaron a los pies de Alexander.
Pero Alexander lo ignoro y siguio andando. Estaba casi en el puente. En su mente, Marten ya estaba muerto. Deslizo la mano derecha dentro del pantalon y tomo el Gracht en su cintura.
Tres pasos, dos.
Ya estaba en el puente.