salida y miraba si habia mas videos sobre el tema, cambio de canal. Casualmente cayo en el canal interno del hotel en el que habia un horario de los eventos programados en el Westin Bonaventure para aquel dia. Estaba a punto de seguir cambiando cuando, de pronto, vio el anuncio de un acto de bienvenida para la Universitat Student Hochste -un grupo de visita formado por estudiantes universitarios alemanes-, una recepcion que se estaba celebrando en una sala de actos de la planta baja en aquel mismo instante.

Al cabo de diez minutos entro en la sala, con el pelo engominado hacia atras y todavia vestido con el traje y corbata del disenador asesinado, y con su maletin en la mano. Dentro llevaba la cartera y el movil de Charlie Bailey y una de las dos Berettas de 9 mm. La otra Beretta la llevaba dentro del cinturon, debajo de la americana.

Se detuvo justo en el umbral de la puerta y miro dentro. Habia un grupo de cuarenta o mas estudiantes y tres o cuatro guias turisticos disfrutando de cafe y un sencillo tentempie mientras charlaban animadamente en aleman. Habia casi el mismo numero de chicas y chicos, y sus edades estaban comprendidas entre los casi veinte anos hasta tal vez veinticinco. Parecian felices y despreocupados, y vestian como la mayoria de estudiantes de cualquier lugar del mundo: vaqueros, camisas holgadas, algunos con alguna prenda de cuero, otros con algun elemento de joyeria, otros con el pelo tenido de colores vivos.

Mas alla de lo obvio -la proximidad en edad y el hecho de que el hablaba aleman fluido y podia mezclarse con ellos con facilidad- habia dos cosas que Raymond les envidiaba, y sabia que todos ellos tendrian: un pasaporte y al menos una tarjeta de credito vigente, que no solo le serviria para complementar el pasaporte como documento de identidad, sino tambien para financiarse un billete de avion transatlantico. Lo que necesitaba era buscar a uno de ellos, hombre o mujer, al cual poder usurpar la identidad.

La aproximacion tenia que parecer casual, y asi lo hizo. Primero se acerco a la mesa del cafe y se sirvio una taza del gran termo plateado; luego, con la taza y el plato en la mano, anduvo hasta el fondo de la sala, actuando para todo el mundo como si fuera uno de los guias y estuviera totalmente en su lugar.

Volvio a detenerse y a mirar a su alrededor. En aquel momento entro por la puerta un hombre con traje oscuro con una tarjeta con su nombre que lo identificaba como empleado del hotel. Con el iba un sargento del SWAT, con casco y chaleco antibalas. Raymond se volvio tranquilamente y dejo el maletin en el suelo, mientras con la mano izquierda sostenia la taza de cafe, y apoyo la mano derecha en la culata de la Beretta.

Por unos instantes, los dos hombres se quedaron observando la sala; luego, un tipo mas mayor, un guia, supuso, se alejo de un pequeno grupo de estudiantes y se acerco a ellos. Los tres se pusieron a hablar, mientras el guia hacia ocasionalmente algun gesto hacia la gente del salon. De pronto, el sargento del SWAT se aparto de ellos y se dirigio a la mesa del bufete, paseando la mirada por entre la gente que charlaba. Raymond tomo un sorbo de cafe y se quedo donde estaba, cuidando de no hacer nada que pudiera llamar la atencion. Al cabo de un momento, el policia se volvio y les dijo algo a los otros. Entonces salio con el hombre del hotel y el guia regreso al grupo de estudiantes.

Fue en ese momento posterior de alivio cuando Raymond se fijo en el: un joven alto, delgado, vestido con una camiseta, unos vaqueros y una cazadora tejana, apartado a un lado y que charlaba con una muchacha atractiva. Llevaba una mochila colgada de un hombro y el pelo tenido de un tono violeta. Aunque fuera mas joven que el, su complexion y sus facciones se parecian lo bastante a las de Raymond como para que pudiera hacerse pasar por el, especialmente si se tenia en cuenta la mala calidad que suelen tener las fotos de pasaporte. El pelo violeta podia ser problematico -deberia encontrar la manera de tenirse el cabello, y eso le podria hacer llamar la atencion-, pero el joven era el que mas se le parecia de la sala y el tiempo era ahora basico, asi que ya encontraria la manera de solucionar el problema.

Paso un momento y luego otro; despues el joven dejo a la muchacha y se dirigio a la zona central del bufete, a una mesa repleta de bollos, panecillos y fruta fresca.

Raymond cogio su maletin e hizo lo mismo. Mientras se llenaba un plato con trozos de melon y de uva inicio una conversacion amistosa en aleman. Le dijo al joven que era un actor de Munich hospedado en el hotel y que estaba en Los Angeles para hacer un papel de malo en una peli de accion protagonizada por Brad Pitt. Se habia enterado de que un grupo de alemanes iba a reunirse en el hotel y, como se sentia especialmente solo y tenia la manana libre, habia decidido incorporarse al grupo, aunque solo fuera para charlar un poco de su pais de origen.

Su victima respondio inmediatamente con amabilidad y buen humor. En cuestion de segundos, Raymond se dio cuenta de que acababa de tocarle la loteria. El joven aleman no solo era libre de espiritu como los demas, sino que estaba encandilado con las peliculas de Hollywood y le confeso que nada le gustaria mas que convertirse el mismo en actor. Ademas, le confeso que era homosexual y -claramente tirandole la cana al guapo y elegante Raymond- que estaba sediento de aventuras.

Raymond no pudo evitar sonreir. Habia abierto una trampa y el conejo acababa de saltar dentro. Y rapidamente, el le cerro la puerta detras. Fue casi demasiado facil.

Fingiendo su propia homosexualidad, Raymond acompano al joven, que ya se habia identificado como Josef Speer de Stuttgart, hasta una mesa al fondo, en la que se sentaron. Mientras el joven Josef coqueteaba, Raymond hacia una danza igualmente frivola, y persuadia a Speer para que le mostrara el pasaporte y el carnet de conducir, con la excusa de estudiar su fotogenia. Si algun dia queria convertirse en actor de cine o de television, le explico, tenia que ser fotogenico y, por muy poco favorecedoras que fueran siempre las fotos de carnet, los directores de casting las usaban a menudo como una manera de ver el modo en que se comportaba la cara de una persona ante la camara en las peores circunstancias. Todo inventado, por supuesto, pero funciono, y el ingenuo Speer abrio entusiasmado su mochila y saco tanto el pasaporte como la cartera para ensenar orgulloso su nivel de fotogenia. La foto del pasaporte era de mala calidad, como Raymond sospechaba, y con el pelo tenido de lila y la actitud adecuada al presentarlo, estaba razonablemente convencido de que podia hacerse pasar por Speer. El permiso de conducir, aunque era util, era menos importante. Lo que queria era asegurarse de que Speer disponia de tarjetas de credito, y cuando el joven abrio la cartera para ensenarle el carnet, Raymond se dio cuenta de que tenia al menos tres; una de ellas, la EuroMaster, era la unica que necesitaria.

Raymond bajo la voz y miro a los ojos al joven teuton, cambiando en un segundo de seducido a seductor. Encontraba a Josef muy atractivo sexualmente, le dijo, pero nunca se arriesgaria a un encuentro con el en el hotel en el que se hospedaba porque eso le hacia demasiado vulnerable al chantaje. Si querian disfrutar de una «exploracion mutua», como Raymond lo llamo, era mejor que fueran a algun lugar alejado del Bonaventure. Speer accedio y en cuestion de segundos salieron de la sala de actos y se encontraron en el vestibulo.

Cuando entraron en el Raymond se quedo petrificado por unos instantes. El vestibulo estaba lleno de clientes del hotel ruidosos y con actitud ansiosa. Detras de ellos, apostados en todas las salidas, habia una docena de policias uniformados.

– ?Que ocurre? -pregunto Speer en aleman.

– Sin duda, deben de estar buscando homosexuales -dijo Raymond, con una leve sonrisa, mientras trataba de decidir cual seria su siguiente paso. Entonces vio al empleado del hotel de traje oscuro que habia estado antes en la sala de actos con el sargento del SWAT. Con Speer a su lado, Raymond se acerco al hombre para preguntarle, con un fuerte acento aleman, lo que sucedia. La policia buscaba a un asesino fugado, le habian dicho. Un equipo del SWAT estaba registrando el hotel, evacuando a la gente planta por planta. Raymond le repitio la historia a Speer en aleman y luego le dijo al empleado que tenian que asistir a una visita especial organizada a los estudios de la Universal, y le pregunto si era prudente y si los podia autorizar a salir del hotel.

El hombre los miro unos segundos, saco una especie de walkie-talkie y dijo que dos de los alemanes del grupo tenian una cita y deseaban abandonar el edificio. Al cabo de un momento el sargento del SWAT se abrio paso por entre la gente y se les acerco bruscamente. Raymond trago saliva pero mantuvo la compostura.

– Forman parte del grupo de estudiantes -dijo el empleado-. Acaban de salir de la sala de actos.

El sargento los miro a los dos con atencion. Raymond aguanto. Luego la radio del sargento sono y el hombre contesto en una especie de jerga policial. Luego miro al empleado del hotel.

– Esta bien, que salgan por la puerta de atras -dijo, bruscamente, antes de alejarse.

– Danke -dijo Raymond, y luego siguio al empleado a traves del vestibulo, mas alla de una guardia policial, hasta una puerta trasera que llevaba a la calle ya protegida por las autoridades-. Gracias -repitio Raymond, con su fuerte acento fingido.

Y entonces el y Josef Speer salieron al sol brillante de California y anduvieron sin ser molestados hasta el coche de alquiler de Charlie Bailey, aparcado dos manzanas mas abajo.

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