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– Stemkowski. Jake, ?no?
John Barron se apoyo en la barra de la cocina de su casa alquilada del barrio Los Feliz de Los Angeles, con un lapiz en una mano y el telefono en la otra.
– ?Tiene el telefono de su casa? Ya se que son las seis y cuarto de la manana. Aqui son las cuatro y cuarto - dijo Barron con energia. Al cabo de un momento garabateo un telefono en un bloc de papel-. Gracias -dijo, antes de colgar.
Hacia diez minutos que un exhausto Jimmy Halliday lo habia llamado con tres datos que acababan de llegarle. El primero era sobre dos Berettas de 9 mm encontradas en el cubo de un limpiador del lavabo de hombres de la Terminal de Lufthansa. Si llevaban alguna huella digital, el detergente del cubo las habia disuelto, pero no habia duda sobre la procedencia de las dos armas: habian pertenecido a los dos agentes del sheriff a los que Raymond asesino en el ascensor del edificio del Tribunal Penal.
El segundo dato tenia relacion con el test de balistica del Sturm Ruger automatico que se encontro en el equipaje de Raymond hallado en el
El tercero era que acababan de llegar los informes de las indagaciones mandadas ayer tarde a las policias de San Francisco, Mexico D.F. y Dallas… ciudades en las que la banda magnetica del pasaporte de Raymond demostraba que habia estado justo antes de ir a Chicago, que era un periodo de poco mas de veinticuatro horas desde el viernes, 8 de marzo, hasta el sabado 9. Casualmente habia habido asesinatos en las tres ciudades en este mismo periodo de tiempo. Tanto en San Francisco como en Mexico D.F., las autoridades comunicaron que habian encontrado los cadaveres de hombres que habian sido brutalmente torturados antes de que el asesino acabara con sus vidas. Posteriormente les habian desfigurado totalmente el rostro a base de disparos a bocajarro. La victima de San Francisco fue lanzada a la bahia; la de Mexico dejada en una zona de obras abandonadas. El motivo detras de la desfiguracion de las victimas parecia ser siempre el retraso en su identificacion, para asi dar al asesino tiempo para desaparecer, o que pasara tiempo antes de que descubrieran los cadaveres y se anunciaran los asesinatos, o ambos. Era el mismo
Barron tomo un sorbo de un cafe instantaneo que se habia preparado a toda prisa, marco el numero que le habian dado y espero respuesta. En el mostrador, junto a el, descansaba un Cok Double Eagle automatico del calibre 45. Era su revolver, que habia sacado de un cajon cerrado de su habitacion para sustituir a la Beretta que Raymond le arrebato en el aeropuerto.
– Stemkowski -dijo una voz ronca y aspera al contestar el telefono.
– Soy John Barron, policia de Los Angeles, brigada cinco-dos. Siento despertarle, pero tenemos a un tipo a la fuga realmente peligroso por ahi.
– Eso he oido. ?Que puedo hacer?
Un tipo muy peligroso. Barron estaba solo en su casa, vestido con unos pantalones de chandal y una camiseta vieja. Podia haberse encontrado en pelotas en medio de Sunset Boulevard, en hora punta, daba igual. Queria toda la informacion que el investigador de homicidios Jake Stemkowski de la policia de Chicago pudiera darle sobre los hombres asesinados en la sastreria.
– Eran sastres -dijo Stemkowski-. Hermanos. De sesenta y siete y sesenta y cinco anos de edad. De apellido Azov. Inmigrantes rusos.
– ?Rusos?
De pronto Barron penso en las notas de la agenda de Raymond. «Embajada rusa/Londres. 7 de abril/Moscu.»
– ?Le sorprende?
– Puede, no estoy seguro -dijo Barron.
– En fin, rusos o lo que fueran, eran ciudadanos estadounidenses desde hacia cuarenta anos. Hemos sacado un archivo de nombres rusos que abarca la mitad de estados del pais. Treinta y cuatro solo en la zona de Los Angeles.
– ?Los Angeles?
– Si -gruno Stemkowski.
– ?Son judios?
– ?Esta pensando en crimenes inducidos por el odio?
– Tal vez.
– Tal vez tenga razon, pero no se trata de judios. Eran rusos cristianos ortodoxos.
– Mandeme la lista.
– Lo antes que pueda.
– Gracias -dijo Barron-. Y ahora, vuelva a la cama.
– No, ya me toca levantarme.
– Gracias de nuevo.
Barron colgo y se quedo quieto. Tenia delante el Cok Double Eagle del 45. A la derecha, cerca de la nevera, tenia la foto de el y Rebecca tomada en Saint Francis bajo la cual se leia: «Hermanos del ano». Ahora no sabia que hacer con Rebecca. Aunque hacia apenas cuarenta y ocho horas, todo lo sucedido anteriormente parecia quedar en un pasado muy lejano. El horror y la repulsion que sintio ante la ejecucion de Donlan, al enterarse de lo que hacia la brigada, y llevaba haciendo durante tanto tiempo, ante la advertencia de Red y tambien la de Halliday… todo aquello parecia formar parte de otra vida, vivida cuando era un hombre mucho mas joven. Lo unico que ahora importaba era que Red estaba muerto y que su asesino andaba por ahi suelto. Un hombre del que no sabian practicamente nada pero que seguiria matando una y otra vez hasta que fuera detenido. Esta sensacion lo llenaba de rabia. Sentia como el corazon se le aceleraba y la sangre se le calentaba. Su mirada abandono la foto y se centro en el Colt automatico.
Fue entonces cuando tomo conciencia de lo que habia ocurrido: se habia convertido en lo que mas temia. Se habia convertido en uno de ellos.
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Raymond se inclino frente a la pantalla del ordenador del pequeno estudio de Alfred Neuss. En ella aparecia un mensaje codificado de Jacques Bertrand en Zurich. Traducido, decia:
«Los documentos se estan preparando en Nassau, Bahamas. El avion ha sido dispuesto. Confirmacion en breve.»Eso era todo. La baronesa le habia dicho antes que los tramites para que le prepararan un pasaporte y se lo mandaran al piloto que se lo llevaria tardarian un poco. El le habia dicho a Bertrand que lo cancelara todo despues de prevenirlo sobre el hecho de que habia abandonado el plan inicial y estaba de camino a Frankfurt. De modo que debian empezar el proceso otra vez de cero. No habia sido culpa de nadie, simplemente, asi era como estaban las cosas. No, esto no era cierto, era otra cosa.
Dios lo estaba poniendo todavia a prueba.