Ella asintio con la cabeza, escrutandolo.

– ?Por que has venido?

Ella lo senalo.

– ?Por mi? ?Como has venido?

– Bus -balbucio ella.

– ?Se lo has dicho a sor Reynoso? ?A la doctora Flannery?

Ella nego con un gesto de la cabeza y luego levanto la mano delicadamente para tocarle el rostro. Barron hizo una mueca y se volvio hacia el espejo que tenia detras de la mesa del comedor.

Polchak habia hecho un buen trabajo. Tenia un buen moraton, azul y negro, alrededor del ojo izquierdo; la nariz hinchada y roja, y el labio superior igual. El pomulo izquierdo parecia mas bien un pomelo, por lo hinchado y amarillento que estaba. Se volvio hacia Rebecca y vio el 3 rojo y grande parpadeando en el contestador. ?Y si Raymond llamaba ahora y tenia que hacer algo? ?O si se presentaba antes de que llegara la patrulla de vigilancia? La situacion no era buena; tenia que hacer algo con Rebecca.

23:02 h

65

Viernes, 15 de marzo, 00:15 h

Barron tardo poco mas de una hora en llevar a Rebecca de vuelta a Saint Francis, acomodarla en su dormitorio y volver a casa. Ahora, por segunda vez en menos de dos horas, estaba doblando la esquina del final de su calle y bajaba la pendiente frente a las casas oscuras hasta llegar a la suya.

«Bus», balbucio Rebecca cuando Barron le pregunto como habia llegado hasta su casa. Luego le explico el resto escribiendolo en una libreta, en el coche, mientras Barron la llevaba de vuelta a Saint Francis. Aquella manana, cuando el la fue a visitar, ella supo que algo malo habia ocurrido y que el estaba muy triste y preocupado, y estuvo muy inquieta todo el dia. Al final quiso asegurarse de que estaba bien, de modo que, sin decirselo a nadie, por miedo a que se lo impidieran, sencillamente se marcho de Saint Francis a las 7:30 y tomo un autobus. Escribio la direccion adonde queria ir y el conductor del bus la ayudo. Le habia resultado facil: solo un trasbordo y luego un pequeno tramo de diez minutos a pie, y llego a la casa al cabo de una hora.

Entrar le habia resultado facil porque conservaba el juego de llaves que el le dio cuando se instalo. Fue un gesto por parte de John para que se sintiera tranquila en Saint Francis y supiera que en su casa siempre tenia un lugar.

Cuando llego y vio que no estaba, decidio ponerse a mirar la tele. Al cabo de un rato se canso y se quedo dormida. Cuando se desperto, vio que la luz de la cocina estaba encendida. No quiso asustarle; el unico motivo por el que habia venido era que era su hermano y que estaba preocupada por el.

Mas adelante, dos casas mas arriba del muro de las buganvillas, Barron advirtio el coche de vigilancia aparcado en el bordillo, con los faros apagados. Redujo la marcha, se detuvo al lado y bajo la ventanilla. El hombre al volante era Chuck Grimsley, un joven detective con quien habia trabajado brevemente en Robos y Homicidios. Le acompanaba el veterano detective Gene VerMeer, a quien habia visto hacia un rato en casa de Red.

– ?Alguna novedad? -pregunto Barron.

– De momento, no -dijo Grimsley en voz baja.

– Gracias por venir.

Gene VerMeer lo miro:

– Es un placer -dijo, friamente.

– Hola, Gene. -Barron intento mantener la cordialidad. Sabia que VerMeer era casi tan amigo de Red como Polchak.

– ?Que te ha pasado en la cara? -le pregunto Grimsley.

– Ya se que no tengo muy buen aspecto.

– Lastima que ya no sea Carnaval -dijo VerMeer, como si deseara haberle partido la cara el mismo.

Barron volvio a quitarle importancia:

– Me he dado contra una farola. Tengo que dormir, chicos. Voy a meterme dentro. ?Estareis aqui toda la noche?

– A menos que haya alguna novedad -dijo Grimsley.

– Nunca se sabe -comento VerMeer, mirandolo, antes de apoyarse en el respaldo.

Barron forzo una sonrisa y dijo:

– Gracias de nuevo.

00:20 h

Barron metio la llave en el cerrojo y abrio la puerta, encendio la luz de la cocina y cerro la puerta detras de el, como habia hecho antes. Esta vez se fue directo al contestador. El gran 3 brillante todavia estaba. No habia borrado ninguno de los tres mensajes y no habia recibido ninguna nueva llamada. No importaba donde estaba ni que estaba haciendo Raymond; el hecho era que no habia vuelto a llamar.

Y fuera el que fuera el asunto que tuvieran que resolver aquella noche, segun las palabras de Raymond, no se habia materializado.

Sin la fuerza ni la energia para sentarse a esperar algo que tal vez no llegara a ocurrir nunca, Barron se dirigio directamente a su dormitorio.

Saco el Cok de su funda y lo dejo en la mesilla, al lado del despertador, luego se desnudo y fue al bano. Mientras se miraba al espejo, se maravillo de nuevo del buen trabajo que le habia hecho Polchak. Su ataque habia sido del tipo que los polis estan entrenados para soportar, pero que no acostumbraban a venir de otros polis. Polchak estaba angustiado y borracho, pero ese no era su unica motivacion. Habia algo mas, y este era el motivo por el que Barron no habia respondido a la paliza. El propio Polchak.

No sabia si lo que habia ocurrido esta noche era fruto de los anos que Polchak llevaba en Homicidios, enfrentandose a lo terrible de la muerte a tantos niveles y durante tanto tiempo; de la perdida de Red, en quien probablemente confiaba mas que en su propia esposa o en sus propios hijos; sencillamente del mismo agotamiento, o de una combinacion de todos estos factores, pero el caso era que Polchak estaba loco.

Ya habia visto sintomas de ello con anterioridad: la manera casi alegre con que se habia enfrentado al arma justo antes de que salieran tras Donlan en el garaje; el modo ansioso en que sujeto a Donlan esposado con las manos cuando sabia que Valparaiso estaba a punto de ejecutarlo; la frialdad con la que quito las esposas al muerto y le puso la pistola en la misma mano; el odio con que miro a Barron en la sala de la brigada aquella manana, culpandolo de lo que le habia sucedido a Red. Y luego lo de esta noche.

Por eso no quiso enfrentarse a el. Sabia que, si lo hacia, ese simple hecho impulsaria a Polchak al limite y al final, el resultado podia muy bien haber sido la muerte de cualquiera de los dos.

Barron se cepillo los dientes todo lo bien que su cuerpo dolorido le permitio, y luego apago la luz y volvio al dormitorio.

Cogio el Colt de la mesita, comprobo su carga, la dejo y se metio en la cama. Acerco la mano a la lampara, apago la luz y se acosto a oscuras mientras se esforzaba por dejar de lado los acontecimientos del dia y dejar que el agotamiento se apoderara de el.

Suspiro mientras se tapaba con las sabanas, a oscuras, e hizo una mueca de dolor mientras se daba la vuelta para aferrarse a la almohada como un nino. Dormir era lo unico que le importaba. Lo ultimo que vio fue la luz de su reloj digital.

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