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Aeropuerto Bob Hope, 3:55 h

Raymond se acomodo en el asiento de atras solo lo suficiente para verlos pasar por el extremo oeste de la rampa de la pista de aterrizaje del aeropuerto, y luego ver como giraban por Sherman Way hacia el edificio de la terminal Mercury Air, una estructura moderna a cuatro vientos que se levantaba delante de la terminal principal.

Habia empezado a caer una ligera llovizna y Barron puso los limpiaparabrisas. A traves de los mismos, Raymond podia ver una serie de aeronaves privadas estacionadas detras de la verja de cadenas que separaba la pista de la calle. Ambas estaban a oscuras.

La llovizna, la verja y las hileras de lamparas de vapor que iluminaban la calle y las filas de taxis daban un aire fantasmagorico e inquietante a toda la zona. La terminal Mercury Air y sus edificios comerciales de mas abajo daban la sensacion de formar parte de un complejo elitista de alta seguridad, protegido no por hombres sino por equipos tecnicos.

– Ya hemos llegado. -Las palabras de Barron fueron las primeras que pronunciaba desde que se habian despedido de los detectives de la patrulla de vigilancia. Aminoro la marcha y luego aparco el Mustang en una acera, delante de una puerta metalica. A un lado habia un interfono sobre el cual colgaba un aviso que advertia a los clientes fuera de horario de que se pusieran en contacto con el mostrador principal a traves del boton del interfono.

– ?Que quieres que haga? -pregunto Barron.

– Toca el boton, como dice aqui. Diles que estas aqui para coger el West Charter Air Gulfstream, previsto para las cuatro en punto.

Barron bajo la ventanilla y toco el boton. Respondio una voz y Barron dijo lo que le pedian. En unos instantes se abrio la puerta y entraron con el coche.

Al hacerlo vieron que en el parking habia tres coches mas estacionados a la izquierda. Estaban mojados y tenian las ventanas cubiertas de vaho por la humedad. Eso significaba que llevaban alli algun tiempo, tal vez toda la noche. Barron siguio avanzando.

Al cabo de cinco segundos llegaron a la entrada principal de la terminal. A su derecha habia dos coches de la policia de Burbank. Dentro de la puerta habia tres agentes de policia uniformados, observandolos acercarse.

– La policia esta aqui.

– Busca al senor Ford.

– No le veo. Tal vez no haya venido.

– Vendra -dijo Raymond, con una tranquilidad serena-, porque tu se lo has pedido.

Entonces Barron vio el Jeep Liberty verde oscuro de Dan Ford aparcado delante de una puerta iluminada que llevaba a la pista y a las avionetas estacionadas detras. Habia un coche de la policia de Burbank estacionado a su izquierda, con dos agentes uniformados dentro.

De pronto a Barron se le revolvio el estomago. ?Y si lo de Danny no habia funcionado? ?Y si Ford estaba demasiado cansado o demasiado atontado por los antiinflamatorios para ni siquiera haberse dado cuenta? ?Y si estaba aqui, con toda la ingenuidad, solo porque Barron le habia pedido que viniera, como Raymond habia previsto? Si era asi, eso anadia otro eslabon de horror al asunto, porque si algo fallaba Raymond no vacilaria ni un segundo en matar a Ford.

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Barron estaba a punto de volverse y decirle a Raymond que Ford no estaba y que probablemente no iria, cuando la puerta del Liberty se abrio y Dan salio del vehiculo con su americana azul, pantalones de algodon, las gafas de pasta apoyadas sobre la nariz vendada, todo, excepto que ahora llevaba una gorra de golf para protegerse de la llovizna.

Raymond se incorporo de repente y miro por encima del respaldo.

– Parate aqui.

Barron piso el freno y se detuvo a unos veinte metros de donde estaba Ford, en la puerta de entrada.

– Llamalo al movil. Dile que vas a recogerlo y luego conduce hasta la pista para esperar a un vuelo de llegada. Dile que hablaras con la policia.

Barron miro la avioneta oscura que estaba estacionada al fondo, al otro lado de la verja. No habia ni rastro de personal de tierra ni de ningun mecanico. Ni un alma visible. El reloj del salpicadero marcaba las 4:10. Tal vez no hubiera ningun avion que lo viniera a recoger. Tal vez Raymond estuviera haciendo algo totalmente distinto.

– Tu Gulfstream se ha retrasado, Raymond. ?Que pasa si no viene?

– Vendra.

– ?Como lo sabes?

– Porque esta aqui.

Raymond senalo hacia la pista de aterrizaje mientras los focos de un avion que descendia aparecian a traves de la llovizna al fondo de la pista. A los pocos segundos un Gulfstream IV tocaba el suelo.

Oyeron el estridente grunido de los motores mientras el piloto frenaba, giraba al fondo de la pista y luego volvia en direccion a la Terminal, cortando con los focos una franja a traves de la brumosa oscuridad.

Raymond se deslizo un poco mas abajo del asiento mientras el avion se acercaba, con el chirrido ensordecedor de sus motores y sus luces iluminando el Mustang como si fueran miles de antorchas.

Luego, bruscamente, las luces se desviaron mientras el pequeno jet giraba y se detenia al fondo de la puerta. El piloto cerro los motores y el rugido se desvanecio.

– Llama a Ford y haz exactamente lo que te he dicho.

– De acuerdo. -Barron cogio el movil y llamo.

Vieron que Ford se tapaba la boca para toser antes de sacarse el movil del bolsillo de la chaqueta y responder.

– Aqui, John -dijo Ford, tosiendo de nuevo.

– Danny… -la voz de Barron quedo un instante suspendida en el aire, despues de llamar de nuevo a Ford por aquel nombre que odiaba, tratando de advertirle de que algo iba mal y de darle la oportunidad de salir corriendo de alli.

– Recuerda los e-mails programados, John. Diselo -dijo Raymond.

– Yo… -Barron vacilo.

– Diselo.

Barron sintio el frio acero del canon del Cok contra el lobulo de la oreja.

– Danny, tu y yo vamos a recibir el Gulfstream que acaba de aterrizar. Voy a acercarme hasta ti con el coche. Cuando este a tu lado, limitate a abrir la puerta y a subir. Yo hablare con los polis.

Ford cerro el telefono y les hizo gestos para que avanzaran hacia el.

– ?Venga! -lo apremio Raymond.

Barron no se movio.

– Tienes los e-mails en la lista de salida, Raymond. ?Para que lo necesitamos a el?

– Para que el policia que llevas dentro no aparezca de pronto y te haga decirles algo a tus amigos cuando les pidas que abran la puerta.

Dan Ford les volvio a hacer gestos para que avanzaran. Al mismo tiempo se abrieron las puertas del coche patrulla y los dos agentes de uniforme salieron. Miraban el Mustang, al parecer preguntandose que hacia su conductor y que habia estado haciendo tanto tiempo alla parado.

– Hora de marcharnos, John -dijo Raymond en voz baja.

Barron vacilo otro momento y luego avanzo con el coche.

Barron podia ver a Dan Ford claramente con la luz de los faros mientras se acercaba a la puerta. El periodista

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