de su hotel.

– ?Como?

– Ha sido asesinado.

27

Hotel Eiffel Cambronne, rue de la Croix Nivert, 21:20 h

Dan Ford aparco su Citroen media manzana mas abajo del hotel. Desde donde estaban podian ver a policias de uniforme y unos cuantos vehiculos de emergencia a la entrada del hotel. Entre ellos, el Peugeot marron de Lenard.

– Nick -le advirtio Ford a media voz-, ahora mismo nadie sabe nadie quien eres. Si el LAPD todavia no ha sido informado, pronto lo seran. Si entras ahi, Lenard querra saber quien eres y por que estas aqui. Te buscaras todo tipo de problemas.

Marten sonrio:

– Utiliza tu encanto. Dile sencillamente que soy un amigo de Estados Unidos.

– Estas decidido a que te peguen un tiro, ?no?

– Dan, Jimmy Halliday era un amigo y un colega. Tal vez yo pueda entender lo que ha pasado. Tal vez mejor que la policia francesa. Al menos, lo puedo intentar. -De pronto, Marten hizo una pausa-. El habria hecho lo mismo por mi.

Cuando entraron, Lenard estaba alli. Lo acompanaba otro detective. Un pequeno equipo tecnico examinaba la habitacion y el bano anexo. Un fotografo de la poli tomaba fotos de todo lo que le pedian.

El cuerpo de Halliday estaba en la cama. Llevaba una camiseta y unos calzoncillos tipo boxer. La camiseta y las sabanas de alrededor del torso estaban empapadas de sangre. Lo curioso era la manera en tenia la cabeza torcida hacia la almohada. Se acercaron un paso mas y entendieron el motivo: le habian cortado el cuello, casi hasta la columna.

– Qui est-ce?-?Quien es?, pregunto Lenard mirando a Marten.

– Nicholas Marten, un ami americain -respondio Ford-. D'accord?

Lenard escruto a Marten unos segundos, luego asintio:

– Siempre y cuando no se meta por el medio y no toque nada -dijo, en ingles.

Ford asintio, agradecido:

– ?Tienen alguna idea de quien ha sido, o de como ha ocurrido?

– Hay sangre en la moqueta, junto a la puerta. Creo que tal vez estuviera descansando, o en el bano, cuando alguien entro. Fue a abrir la puerta y el individuo debio de cortarle el cuello alli mismo, para luego llevarlo hasta la cama. Actuo con mucha rapidez y con un arma muy afilada, una navaja de afeitar, diria, o algun tipo de cuchilla.

– ?Y que ha sido, un robo?

– A primera vista no lo parece. La cartera esta intacta. Su equipaje todavia esta sin deshacer.

Marten se acerco con cuidado hacia la cama, tratando de ver mejor a Halliday. Al hacerlo, un hombre con barba y con un traje holgado salio del bano.

Tendria unos cuarenta anos, era un poco gordo y tenia unos ojos marrones y grandes como de perro pachon que le daban un aire adormecido.

– Este es el inspector Kovalenko, del Ministerio de Justicia ruso -le dijo Lenard a Ford-. Nos esta ayudando con el asesinato de Alfred Neuss. Neuss era un antiguo ciudadano ruso.

– Se que un grupo de investigadores rusos aterrizaron en Los Angeles poco despues del incidente con Raymond Thorne -explico Ford, mirando fugazmente a Marten. Si queria saber si alguien se habia puesto en contacto con los rusos, ya tenia la respuesta-. No sabia que Neuss era ruso -dijo, mirando a Kovalenko-. Soy Dan Ford, del Los Angeles Times.

– Ya le conozco, senor Ford -dijo Kovalenko, con un ingles con fuerte acento-. Entiendo que el detective Halliday era amigo suyo. Mi mas sentido pesame -dijo, sinceramente.

– Gracias.

Entonces Kovalenko miro a Marten:

– ?Y usted es un amigo del senor Ford?

– Si, Nicholas Marten.

– Es un placer, senor Marten -dijo Kovalenko, saludando con un gesto de la cabeza. Este era el hombre del parque que habia desaparecido con tanta prisa cuando vio que habia policia, y ahora aqui estaba en medio de todos ellos, sin apenas pestanear.

Ford miro a Lenard:

– ?Quien le ha encontrado?

– Una camarera ha entrado a abrirle la cama. Cuando ha llamado no le han respondido, de modo que ha usado su llave para entrar. Al verlo ha avisado de inmediato al director del hotel. Eran sobre las siete y veinte.

El fotografo de la policia se acerco a retratar la cama desde un angulo distinto y Marten retrocedio. Eso le dio la oportunidad de observar a Halliday mas de cerca. Tenia la cara mas arrugada de lo que recordaba. Y estaba delgado; en realidad, demasiado flaco. Y habia algo mas. Para ser alguien de treinta y pocos anos de edad, parecia demasiado viejo. Fuera cual fuese su aspecto actual, o justo antes de que lo mataran, seguia siendo el hombre que habia resultado clave para su admision en la brigada, que lo habia acompanado a traves de las crisis por el caso Donlan y a traves de todo el horror y la carniceria de Raymond. Y finalmente, era el hombre que, en el momento mas crucial de su vida, se habia puesto a su lado y los habia salvado a Rebecca y a el del enloquecido Len Polchak.

De pronto un enorme sentimiento de rabia y de perdida embargo a Marten. Sin pensarlo, miro a Lenard.

– ?La camarera ha llamado al director o ha ido a buscarle?

Dan Ford le hizo un gesto con la cabeza, tratando de indicarle que se mantuviera al margen.

– ?Quiere decir si ha llamado desde aqui o desde otro lugar?

Era demasiado tarde, Lenard ya estaba respondiendo.

– Eso.

– Como puede imaginarse, se ha quedado horrorizada. Ha salido corriendo de la habitacion y ha usado el telefono interno que hay al fondo del pasillo, cerca de los ascensores -dijo Lenard, mirando a Ford-. Creo que su amigo sugiere que el asesino podia estar todavia por aqui, tal vez escondido en el bano, o en el armario, y podia haberse marchado cuando la camarera ha salido a avisar. -Volvio a mirar a Marten-. ?Es eso?

– Solo he preguntado que habia pasado.

Ford mascullo entre dientes. No era solamente Lenard quien se habia fijado en Marten, sino tambien Kovalenko. Y no le dio tiempo a ir mas lejos:

– Conozco a la esposa de Halliday. -Se interpuso entre Marten y Lenard-. ?Quieren que la avise yo?

– Si quiere hacerlo.

Entre tanto, Marten dio un paso atras y examino la habitacion. La maleta de Halliday estaba abierta sobre un portaequipajes al pie de la cama y llena hasta el borde de ropa. Hasta su neceser de afeitado seguia dentro, embutido a un lado. Parecia como si apenas acabara de abrirla antes de que tuviera lugar el crimen.

– Nick, vamonos. Dejemos a estos chicos hacer su trabajo. -Dan Ford estaba junto a la puerta y Marten noto que lo queria sacar de alli rapidamente.

– ?Se le ocurre algun motivo por el que alguien quisiera matarle?

– No. Ninguno.

– Quiza pueda venir a verme manana por la manana. A lo mejor, juntos podemos desentranar un poco este misterio.

– Claro -dijo Ford, antes de que el y Marten cruzaran la puerta.

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