de piel, curtido por el sol y bastante mas joven que Hamid.

—Este es Hernando —le presento Hamid—. Hernando, el es Ali, de Orgiva, el esposo de mi hermana. ?Que te trae por aqui a estas horas? Estas lejos de tu casa. —Por toda contestacion, Ali senalo con el menton a Hernando—. El chico es de confianza —aseguro Hamid—: tu mismo puedes comprobarlo.

Ali observo a Hernando mientras este se incorporaba y asintio con la cabeza. Hamid indico a su cunado que se sentase y despues lo hizo el: Ali sobre la manta, Hamid sobre su almohadon raido.

—Trae agua fresca y algunas uvas pasas —le pidio este a Hernando.

—En fin de ano habra mundo nuevo —auguro con solemnidad Ali sin esperar a que el muchacho cumpliera el encargo.

El cuenco con la veintena escasa de pasas que Hernando dejo entre los dos hombres no podia ser mas que el resultado de las limosnas del pueblo hacia el alfaqui; en algunas ocasiones, el mismo le habia llevado presentes de parte de su padrastro, al que nadie tenia precisamente por generoso.

Hamid asentia a las palabras de su cunado en el momento en que Hernando tomo asiento en una de las esquinas de la manta.

—Lo he oido —anadio.

Hernando los observo con curiosidad. Ignoraba que Hamid tuviera parientes, pero no era la primera vez que oia esas palabras: su padrastro no cesaba de repetir aquella frase, sobre todo al regreso de sus viajes a Granada. Andres, el sacristan, le habia explicado que era por la entrada en vigor de la nueva pragmatica real, que obligaria a los moriscos a vestir como cristianos y a abandonar el uso de la lengua arabe.

—Ya hubo un intento fallido para el Jueves Santo de este ano —prosiguio Hamid—, ?por que va a ser diferente ahora?

Hernando ladeo la cabeza. ?Que decia Hamid? ?A que intento fracasado se referia?

—Esta vez saldra bien —aseguro Ali—. En la ocasion anterior, los planes para la insurreccion estuvieron en boca de todas las Alpujarras. Por eso los descubrio el marques de Mondejar, y los del Albaicin se echaron atras.

Hamid le insto a continuar. Hernando se irguio tan pronto escucho la palabra «insurreccion».

—En este caso se ha decidido que los de las Alpujarras no sepan lo que va a suceder hasta que llegue el momento de tomar Granada. Se han dado instrucciones precisas a los moriscos del Albaicin y se ha reunido en secreto a la gente de la vega, del valle de Lecrin y de Orgiva. Los casados se han ocupado de reclutar a los casados, los solteros a los solteros y los viudos a los viudos. Hay mas de ocho mil personas dispuestas a asaltar el Albaicin. Solo entonces se advertira a los de las Alpujarras. Se calcula que la region podra armar a cien mil hombres.

—?Quien esta detras de la insurreccion esta vez?

—Las reuniones se celebran en casa de un cerero del Albaicin llamado Adelet. Asisten los que los cristianos llaman Hernando el Zaguer, alguacil de Cadiar, Diego Lopez, de Mecina de Bombaron, Miguel de Rojas, de Ugijar, y tambien Farax ibn Farax, el Tagari, Mofarrix, Alatar... Con ellos estan bastantes monfies... —prosiguio Ali.

—No me fio del todo de esos bandidos —le interrumpio

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