especial, pero don Alvaro, el prebendado catedralicio que se hallaba al frente de la parroquia, impecablemente ataviado siempre con sus habitos negros y su bonete, continuaba con sus visitas semanales como si de cualquier otro cristiano nuevo se tratase, aunque todos sospechaban que su interes era mayor por el buen vino y los sabrosos dulces de Aisha con que era agasajado en sus largas visitas que por verificar la catolicidad de la familia. En cualquier caso, entre tragos y bocados, don Alvaro se acomodaba en una silla en la galeria y examinaba a los ninos, escuchando una semana tras otra, con obstinacion, como si tuviese miedo de que las hubieran olvidado, como recitaban las oraciones y las doctrinas que les habian ensenado, farsa que siempre se desarrollaba ante una familia atemorizada por si a cualquiera de los pequenos se les escapaba alguna frase o expresion en arabe. En cuanto tenia la oportunidad, Hernando tomaba la iniciativa y se sentaba con el sacerdote para distraerlo y charlar con el sobre temas diversos, principalmente acerca de la situacion del otro movimiento heretico que amenazaba al imperio espanol y en el que se hallaba realmente interesado: el luteranismo.

Hamid, por su parte, simulaba cualquier indisposicion y se encerraba en su pequena habitacion —Hernando estaba convencido de que a orar en una especie de desafio a la presencia del sacerdote—, en cuanto don Alvaro cruzaba la cancela del patio.

—Es una obra de caridad —se justifico en contestacion al interes de don Alvaro por aquel invisible Hamid que segun los libros de la parroquia constaba censado en la casa—. Se trata de un anciano enfermo que vivia en nuestro pueblo de las Alpujarras y, como buen cristiano, no podia permitir que muriese en la calle. Padece de fiebres recurrentes, ?deseais verlo?

El sacerdote bebio un trago de vino, paseo su mirada por el placentero jardin y, para su tranquilidad, nego con la cabeza. ?Para que queria el acercarse a un anciano que padecia de fiebres?

Asi pues, despues de que don Alvaro comprobara una vez mas la memoria de los ninos, las conversaciones se desarrollaban en la galeria entre este y Hernando a solas, mientras Aisha o Fatima, desde el otro lado del patio, estaban pendientes de que no se acabasen el vino o los dulces. Hacia poco que habia caido en manos de Hernando y de don Julian un ejemplar de las Instituciones de Calvino, editado en Inglaterra en lengua castellana. Eran muchos los libros protestantes publicados en castellano, en Inglaterra, Holanda o Zelanda, que corrian clandestinamente por los reinos de Felipe II. El rey y la Inquisicion luchaban con todas sus fuerzas por mantener pura e incolume la fe catolica, libre de cualquier influencia heretica, hasta el punto de que hacia veinte anos que el monarca habia prohibido que los estudiantes espanoles acudiesen a universidades extranjeras, excepcion hecha, por supuesto, de las pontificias de Roma y Bolonia.

Muchos moriscos veian con buenos ojos las doctrinas protestantes, sobre todo los aragoneses por su contacto geografico con Francia y el Bearne, adonde huian para convertirse al cristianismo, pero renegando del catolicismo. Los ataques de los protestantes hacia el Papa y hacia los abusos del clero, el mercadeo de bulas e indulgencias, la condena del uso de imagenes como objetos de culto o devocion, potestad de cualquier creyente de interpretar los textos sagrados al margen de la jerarquia eclesiastica y la vision rigida de la predestinacion, constituian puntos de union entre dos religiones minoritarias que luchaban por resistir a los ataques de la iglesia catolica.

Hernando lo discutio con don Julian, y tambien con Hamid, y todos lamentaron aquel acercamiento entre musulmanes y quienes, en definitiva, no dejaban de ser cristianos, por mayores simpatias que pudieran sentir hacia esta tendencia.

—Al fin y al cabo —alego el sacerdote—, los protestantes persiguen reencontrarse con las escrituras dentro del cristianismo y los moriscos convertidos no pretenden reforma alguna, sino su simple destruccion. Las posiciones sincreticas entre las

Вы читаете La Mano De Fatima
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату