efectuaban en sus testamentos. ?Cerca de un setenta por ciento de los testamentos de los espanoles instituian mandas para el rescate de almas! Sin embargo, todo el dinero del mundo era insuficiente para liberar a los miles de cristianos que se amontonaban bajo tierra en los silos de Tetuan, porque la ciudad se hallaba construida sobre terreno calcareo y, junto a la alcazaba, existian unas inmensas galerias subterraneas naturales que cruzaban toda la ciudad y en las que se encerraban a miles de cristianos cautivos.
Los frailes acababan de estar en aquellas mazmorras y casi habian llegado a perder el sentido debido al hedor y al ambiente malsano. Miles de hombres se hacinaban en los subterraneos, mugrientos, desnudos y enfermos. No habia luz natural ni aire; la unica ventilacion provenia de unas troneras enrejadas que daban directamente a las calles de la ciudad. Alli, los cristianos esperaban su rescate o su muerte, aherrojados mediante cadenas o argollas, o con los pies introducidos entre largas barras de hierro que les impedian moverse.
—Contadme, contadme —los exhorto Brahim, despertandolos del recuerdo de las salvajes condiciones en que se mantenian cautivos a sus compatriotas.
Fray Silvestre sabia de Hernando, el morisco empleado por don Diego en las caballerizas reales y que los domingos se paseaba por Cordoba en un magnifico caballo alazan con dos ninos a horcajadas en la montura. Le habian comentado que prestaba servicios al cabildo catedralicio, aunque ignoraba cualquier circunstancia acerca de su familia. Y si, por supuesto, sabia del sanguinario monfi a quien todos llamaban el Manco —el religioso tuvo que hacer un esfuerzo por desviar la mirada del munon de Brahim—, que tras la muerte del Sobahet se habia convertido en un reyezuelo en las entranas de Sierra Morena. Ninguno de los dos oso preguntar a que venia el interes del corsario por aquellos personajes, y entre tragos de limonada, datiles y dulces, hablaron de Cordoba antes de tratar sobre el rescate de los esclavos que habian venido a liberar y cuya negociacion, para desespero de los religiosos, Brahim dejo en manos de Nasi.
Poco a poco, Brahim fue reuniendo la informacion que anhelaba pero, pese a que la osadia de los corsarios los llevaba a internarse en territorio cristiano hasta poblaciones bastante alejadas de las costas, Cordoba estaba demasiado lejos, a mas de treinta leguas por las vias principales, como para arriesgarse a acudir hasta alli. Ademas, ?que harian una vez se hallaran en la antigua sede califal?
Ahora, Brahim contemplaba aquellas mismas estrellas fugaces en las que Hernando, en una dehesa cercana a Carmona, quiso ver un mensaje celestial de sus difuntos seres queridos. El corsario habia logrado resolver, no sin riesgos, los problemas que le impedian llevar a cabo su venganza. La solucion le habia llegado de la mano de la joven y bella dona Catalina y su pequeno Daniel, esposa e hijo de don Jose de Guzman, marques de Casabermeja, rico terrateniente de origen malagueno, a quienes sus hombres hicieron prisioneros junto a una pequena escolta con la que viajaban, en una incursion en las cercanias de Marbella.
Dona Catalina y su hijo Daniel constituian una presa valiosisima, por lo que el corsario los acogio de inmediato en su palacio y les procuro cuantas atenciones fueran necesarias hasta que llegasen los negociadores del marques, porque los nobles no esperaban hasta que una mision redentorista obtuviera los fondos y los dificiles permisos necesarios del gobernador de Tetuan y del rey Felipe, siempre reacio a aquella fuga de capitales hacia sus enemigos musulmanes, aunque al final se viera siempre obligado a claudicar. En el caso de nobles y principales, tan pronto como las familias tenian noticias de donde se encontraban sus allegados, cosa de la que se ocupaban los propios corsarios, se entraba en rapidas negociaciones para pactar el rescate.
Dona Catalina y su hijo no fueron menos y Brahim no tardo en recibir la visita de Samuel, un prestigioso mercader judio de Tetuan con quien el arriero ya