El corsario se detuvo, jadeando, temblando todo el, y rindio el alfanje para permanecer quieto junto al cadaver destrozado de Ubaid. Sin mirar a nadie, se arrodillo, y con el munon de su mano derecha volteo en el amasijo de carne en busca de lo que habia sido su espalda. Muchos de aquellos hombres, incluido el marques por mas que su embozo no lo revelara, avezados en los horrores de la guerra, apartaron la mirada cuando Brahim dejo caer el alfanje y empuno una daga con la que sajo el costado del monfi en busca de su corazon. Luego hurgo en el interior del cuerpo hasta arrancarselo y de rodillas, lo miro: el organo aun parecia palpitar cuando escupio sobre el y lo arrojo a la tierra.

—Partiremos al amanecer —dijo Brahim dirigiendose al marques. Se habia levantado, empapado en sangre.

El noble se limito a asentir. Entonces Brahim se dirigio hacia donde estaba Fatima y la agarro del brazo. Todavia tenia que cumplir una parte de sus suenos. Sin embargo, antes la empujo hasta donde se encontraba Aisha.

—?Mujer! —Aisha alzo el rostro—. Dile a tu hijo el nazareno que lo espero en Tetuan. Que si quiere recuperar a sus hijos tendra que venir a buscarlos a Berberia.

Mientras el corsario daba media vuelta tirando de Fatima, Aisha cruzo su mirada con la de su amiga, que nego de manera casi imperceptible. «?No lo hagas! ?No se lo digas!», le suplicaron sus ojos.

Hasta que el cielo empezo a cambiar de color nadie molesto a Brahim, que se habia encerrado con Fatima en la habitacion superior de la venta.

41

Al amanecer, cuando las espaldas de las comitivas de Brahim y del marques se perdieron en la distancia, Aisha abandono la venta del Monton de la Tierra. Atras quedaba el cadaver de Ubaid, que los lacayos del marques habian enterrado cerca de la venta para borrar todo rastro. Aisha habia pasado la noche acurrucada en un rincon, junto a Shamir y sus nietos, intentando tranquilizarlos, luchando por contener las lagrimas. Sabia que estaba a punto de perder a otro hijo... ?Que tendria Dios reservado para el?

Antes de partir, Brahim descendio de su habitacion, satisfecho, seguido a unos pasos por Fatima que andaba dolorida y tapada con la manta desde la cabeza a los pies; solo se le veian los ojos, a traves de un hueco que mantenia entrecerrado con sus manos.

Los hombres del marques preparaban los caballos y el ajetreo en el patio era considerable.

—Tu eres Shamir, ?no? —pregunto Brahim acercandose a su hijo. Aisha percibio en su esposo un atisbo de ternura. El nino, con la mirada escondida, permitio que el corsario le tocara la cabeza. El pequeno no sabia quien era; para el, tal y como decidieron Aisha y Fatima, su padre habia muerto en las Alpujarras—. ?Sabes quien soy yo?

Shamir nego con la cabeza y Brahim atraveso a Aisha con la mirada.

—Mujer —mascullo en su direccion—, tienes suerte de que necesite que des el mensaje que te encargue ayer; de no ser por eso, te mataria ahora mismo.

Luego alzo el rostro de Shamir por el menton hasta que los ojos del nino se clavaron en el.

—Escuchame bien, muchacho: yo soy tu padre y tu eres mi unico hijo varon. —Ante esas palabras, Francisco se acerco a Shamir, aguijoneado por la curiosidad—. ?Apartate! —le espeto Brahim empujandolo con el munon y tirandolo al

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