estaba dispuesta a poner en peligro la vida del unico hijo que le quedaba! La propia Fatima se lo habia rogado con la mirada. Durante la noche, en la venta, habia escuchado los comentarios de los hombres del marques acerca de Brahim. Todos sabian por que estaban alli. Por ellos supo que se habia convertido en uno de los mas importantes corsarios de Tetuan; que vivia en una fortaleza magnificada por la imaginacion de los hombres y que mantenia a un verdadero ejercito a sus ordenes. ?Jamas permitiria que Hernando se acercase de nuevo a Fatima!
—Los han matado a todos —sollozo hacia Abbas—. ?Ubaid y sus hombres los han matado! —grito—. A mi Shamir, a Fatima y a Francisco... ?A la pequena Ines!
Aisha se dejo caer al suelo y estallo en llanto. No necesito simular sus lagrimas ni el dolor que la atenazaba. En realidad, quiza... Quiza todos ellos estuvieran mejor muertos que en manos de Brahim. Aullo al cielo pensando en Shamir. ?Que seria de su pequeno? ?Y de Fatima? ?Que desgracias le tendria preparadas Dios?
Abbas no acudio a consolarla. Su cuerpo fuerte flaqueo y tuvo que echar mano a la cancela para sostenerse, tratando de encontrar el aire que le faltaba. Habia prometido a su amigo que el monfi no le molestaria, por ellos, por los moriscos. Pero tambien le prometio cuidar de su familia durante el viaje a Sevilla. Hernando se lo rogo antes de partir y el le contesto hasta con displicencia.
—?Que puede suceder? —recordaba haberle dicho.
Durante unos instantes solo el constante rumor del agua que brotaba y caia en la fuente de un bello patio cordobes, ahora asolado, acompano a Aisha y a Abbas.
Abbas siguio el mismo camino por el que habia pasado la yeguada hacia el coto real del Lomo del Grullo: una jornada hasta Ecija con una parada en la venta Valcargado; otra hasta Carmona, deteniendose en Fuentes; una tercera hasta Sevilla, descansando en la venta de Loysa, y desde Sevilla a Villamanrique. Se obligaba a andar. Exigia a sus piernas que se adelantasen la una a la otra y observaba como sus pies se acercaban, con tristes y dolorosos pasos, a un destino al que no queria arribar. ?Que iba a decirle a Hernando? ?Como anunciarle que su esposa y sus hijos habian sido asesinados por Ubaid? ?Como confesarle que no habia cumplido con su palabra?
Trato de ponerse en contacto con el Manco mientras esperaba el permiso del caballerizo real para partir hacia el Lomo del Grullo: queria saber por que, queria incluso enfrentarse a el para matarle, pero ninguno de los contactos a traves de los que usualmente llegaba hasta el monfi lograron nada positivo: el Manco y su partida habian desaparecido. Quiza se hubieran internado en la sierra y volvieran algun dia, pero nadie parecia tener la menor noticia de Ubaid. ?Por que habria matado a Fatima y a los ninos?
—?Por que lo hizo? —Se extrano tambien don Diego al entregarle el salvoconducto para que pudiera desplazarse hasta Sevilla—. ?Acaso no es morisco tambien?
—Hernando y el tuvieron problemas en las Alpujarras —le aclaro Abbas.
—?Algo tan grave como para matar a una mujer y a tres ninos indefensos? —replico el noble agitando el documento que llevaba en la mano—. ?Virgen santisima!
Abbas solo pudo encogerse de hombros. Don Diego tenia razon, y el ni siquiera habia sido capaz de encontrar los cuerpos para sepultarlos debidamente, ya que Aisha se negaba a hablar. En cuanto el herrador se interesaba por algun detalle mas concreto, que arrojara un poco de luz sobre el punto preciso donde habia sucedido la matanza, mas alla del «en algun lugar de la sierra» que Aisha repetia como unica respuesta, esta rompia en llanto para terminar siempre sollozando las mismas palabras: