cristianos que los cristianos», afirmo despues. ?La misma recomendacion que en su dia le hiciera Abbas! ?Que valia la vida de alguien que fingia ser siempre lo que no era? ?Cual era su objetivo? ?Dejar que su existencia transcurriera comodamente gracias a la generosidad del duque, al igual que la de sus aduladores parientes?

Don Pedro de Granada, Castillo y Luna le habian revelado su nuevo plan en cuanto lo conocieron mejor: convencer a los cristianos de la bondad de los musulmanes que vivian en Espana para que variaran su parecer sobre los moriscos. Luna se hallaba escribiendo un libro titulado La verdadera historia del rey Rodrigo, a traves del cual, partiendo de los relatos de un imaginario manuscrito arabe de la biblioteca de El Escorial, planteaba la conquista de Espana por parte de los musulmanes venidos de Berberia como una liberacion de los cristianos sometidos a la tirania de sus reyes godos. Tras la conquista, habian transcurrido ocho siglos de paz y convivencia entre las dos religiones.

—?Por que no puede repetirse esa convivencia ahora? —Habia sido el propio Luna quien lanzo la pregunta sin esperar respuesta.

—Debemos luchar contra la imagen que los cristianos tienen de los moriscos —intervino don Pedro—. Ellos, sus escritores y sacerdotes, crean la ficcion de que los moriscos somos extremadamente fecundos porque las moriscas se casan de ninas y tienen muchos hijos. ?No es cierto! Tienen los mismos que los cristianos. Dicen que nuestras mujeres son promiscuas y adulteras. Que los hombres moriscos no somos objeto de leva para el ejercito ni entramos al servicio de la Iglesia, por lo que la poblacion de cristianos nuevos aumenta desmesuradamente y atesora oro, plata y todo tipo de bienes, arruinando al reino; ?falso! Que somos perversos y asesinos. Que en secreto, profanamos el nombre de Dios. ?Todo mentiras! Pero el pueblo las cree a medida que unos y otros las repiten, las gritan en sus sermones o las publican en sus libros. Debemos luchar con sus mismas armas y convencerlos de lo contrario.

—Escucha —anadio entonces Castillo—: si algun berberisco cruza el estrecho para vivir en Espana y convertirse al cristianismo es recibido con los brazos abiertos. Nadie sospecha de esos nuevos conversos aunque sus intenciones disten mucho de abrazar la religion de los papaces. Sin embargo, a los moriscos que llevan casi un siglo bautizados no se les conceden iguales privilegios. Debemos variar esos conceptos tan arraigados en esta sociedad. Y para esa lucha necesitamos personas como tu, cultas, que sepan leer y escribir, que nos acompanen en ese empeno.

Era la historia de su vida desde la misma Juviles, cuando de nino los del pueblo le encomendaban las mercaderias y los ganados para librarse del diezmo porque sabia escribir y contar. Lo mismo que le habia sucedido en Cordoba. ?Y de que le servia todo ello? Convencer a los cristianos le parecia un proyecto tan descabellado como intentar derrotarles en una nueva revuelta armada.

Solto la pluma que todavia mantenia en su mano sobre el papel en blanco.

—Si, don Sancho —se encontro murmurando hacia la puerta cerrada del escritorio—, probablemente valga la pena arriesgar una vida absurda aunque lo sea por un solo momento de placer con una mujer como ella.

En cualquier caso, penso, deberia andarse con cuidado a partir de ese momento.

Esa noche, despues de cenar, don Ponce de Hervas se retiro a su escritorio para trabajar. Poco despues, un criado que esperaba obtener algunos dineros por informacion tan importante para su senor, llamo titubeante a la puerta. El oidor escucho los tartamudeos del hombre con el mismo semblante que adoptaba ante los litigantes en la Cancilleria: impasible.

—?Estas seguro de lo que dices? —le pregunto una vez finalizada la delacion.

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