Luna.
—La de san Cecilio, obispo de Granada.
—?Y todo lo demas? —inquirio Castillo haciendo un gesto hacia los demas objetos que reposaban sobre la mesa.
—Segun el pergamino, esto es el velo de la Virgen Maria —senalo el lienzo triangular—, con el que seco las lagrimas de Jesucristo en su pasion; una tablilla de la Virgen y un hueso de san Esteban.
—?Lastima! —salto don Pedro—. Los cristianos no tendran las reliquias de san Cecilio que tanto buscan.
—San Cecilio no podia escribir y aportar un hueso suyo al mismo tiempo —adujo Hernando con una sonrisa.
—Es un velo sencillo —afirmo Castillo palpando la tela. Hernando asintio—. ?Puedo saber como has conseguido todo esto?
—La tablilla la tome prestada de un exvoto que estaba al pie de un altar dedicado a la Virgen, en Cordoba. Luego, en las dehesas, la envolvi en un pano y la introduje en un hoyo con estiercol para que tomase aspecto de antigua...
—Buena idea —reconocio Luna.
—Se algo de los efectos del estiercol sobre cualquier objeto —explico Hernando—. En cuanto al hueso y al lienzo... pague a unos desgraciados del Potro para que exhumaran algunos cadaveres de las fosas comunes del campo de la Merced, hasta que me hice con un lienzo y un hueso limpio...
—?Podrian reconocerte? —le interrumpio Castillo.
—No. Era de noche y en todo momento fui embozado. Pensaron que lo queria para brujeria. Nadie puede relacionarlo con nuestro proyecto. ?Sali cargado de huesos!
—?Y ahora? —planteo don Pedro.
—Ahora —contesto Castillo—, debemos encontrar la forma de hacer llegar nuestro primer mensaje a los cristianos. Entiendo que este no es mas que el primer paso de un plan mucho mas ambicioso, ?no es asi? —Hernando asintio a las palabras del traductor—. Veremos como reacciona la Iglesia ante su venerado obispo y patron de Granada manifestandose en arabe...
—Y ante la profecia —anadio Hernando.
—La profecia la interpretaran a su conveniencia. No te quepa duda.
—Me recomendaste que fuera ambiguo —se quejo entonces.
—Si. Es imprescindible. Lo importante es sembrar la duda. Habra quien lo interprete a favor de la Iglesia, pero habra otros que no lo entiendan asi y se entablaran discusiones. En estas tierras somos muy dados a ello. Solo es necesario que uno diga una cosa para que el otro sostenga lo contrario, aunque sea para ganar protagonismo. Con toda seguridad, Miguel y yo seremos llamados a traducir el pergamino; ya nos ocuparemos nosotros de hacerlo a nuestra conveniencia. Si fuesemos precisos y mandaramos un mensaje claro a favor del islam, lo tacharian de hereje desde un principio y no habria lugar a la discusion; hay mucha gente que sabe arabe. Ese mensaje, el contenido en el evangelio que has descubierto... Por cierto, ?lo has traido? Me gustaria leerlo.
—No, lo siento —se excuso Hernando—. Todavia no he terminado de transcribirlo y prefiero no correr riesgos con el original.
—Haces bien. Bueno, como os decia, ese mensaje, la Verdad, debe llegar en el momento en que hayamos sembrado las mayores dudas posibles; debemos preparar