para que la cogiera.
Aisha dejo escapar una triste sonrisa. ?Como iba a decirle a su hijo que le habia enganado y que Fatima, Francisco e Ines vivian?
—Leela tu.
Efrain dudo. «A Hernando o a su madre», recordo. De fondo se oia el incesante ruido de las piedras del molino que machacaba el grano al paso del agua del Guadalquivir.
—De acuerdo —cedio y rasgo el sello lacrado—. Amado esposo —leyo despues—. La paz y la bendicion del Indulgente y del que juzga con verdad sean contigo...
El sol iniciaba su ocaso, delineando ambas siluetas a orillas del rio. Concentrado en la lectura, Efrain no pudo captar la sonrisa de Aisha en el momento en que la misiva contaba la muerte de Brahim, desangrado como un puerco. El joven judio tuvo que carraspear en repetidas ocasiones mientras leia el relato del asesinato que tan detalladamente aparecia escrito con la familiar letra de su padre.
Tu hijo esta bien —proseguia la carta dirigida a Hernando—. Se ha hecho un hombre inteligente y se ha curtido en el corso contra los cristianos. ?Como se encuentra tu madre? Confio que la fuerza y el valor con que me cuido y apoyo le hayan servido para superar todas las pruebas a las que Dios nos ha sometido. Dile que Shamir tambien es ya todo un hombre y, ademas, es ahora rico y poderoso tras la muerte de su maldito padre. Ambos, valientes y soberbios, en nombre del unico Dios, del verdadero, del Fuerte y Firme, del que hace vivir y morir, surcan los mares luchando y danando a los cristianos, aquellos que tantos males nos han originado. Ines crece sana. Amado esposo: ignoro que es lo que te dijo tu madre acerca del secuestro de tu hijo, de Ines y de tu esclava, que soy yo, pero debo suponer que te conto que habiamos muerto, porque, de no ser asi, estoy convencida de que habrias venido a por nosotros. Los muchachos no alcanzaron a saberlo nunca y esperaron mucho tiempo tu llegada. Dude si decirselo, pero decidi que esa posibilidad, esa esperanza, los ayudaria en un camino que se les presento cruel y dificil. Hoy ya es tarde para hacerlo. Tu mismo podras decirselo y te perdonaran, seguro, como confio en que perdones a tu madre; fui yo quien le pedi que lo hiciera asi, que impidiera que nos siguieras hasta este nido de corsarios donde Brahim te esperaba con todo un ejercito para matarte.
Efrain tuvo que interrumpir su lectura ante los sollozos de Aisha. Evito mirar a la mujer, sobrecogido ante un dolor que ella no hacia nada por esconder.
—Continua —le insto Aisha, con voz temblorosa.
Hernando, tenemos muchas noches que recuperar —leyo el judio—. Tetuan es nuestro paraiso. Aqui podemos vivir sin problemas y en la verdadera fe, sin escondernos de nada ni de nadie. Con todo, ignoro si habras contraido nuevo matrimonio. No te lo reprocho, seria comprensible. En ese caso acude con tu nueva esposa y tus hijos si los tienes. Como buena musulmana que estoy segura de que lo sera, tu esposa comprendera y aceptara la situacion. Trae tambien a Aisha: Shamir la necesita. ?Todos os necesitamos! Que Dios guie al portador de esta, te encuentre con salud y te devuelva a mis brazos y a los de tus hijos.
Aisha se mantuvo quieta durante un largo rato, con la mirada perdida en las aguas ya casi negras del Guadalquivir.
—Asi termina la carta —anadio Efrain ante su silencio.
—?Espera respuesta? —Aisha se encaro con el joven.
—Si —titubeo Efrain ante su actitud—. Eso me han