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Hernando habia decidido no permanecer en Granada mas tiempo del que necesitara para hacer entrega de los plomos. Despues de siete anos de estudio y de trabajo, en el mismo momento en que hubo puesto su obra a disposicion de don Pedro, Luna y Castillo, quienes le esperaban en la casa de los Tiros, le asaltaron las dudas acerca de la posible efectividad de sus esfuerzos y trabajo.

Los tres hombres tomaron los medallones con solemnidad y fueron pasandoselos de mano en mano, enfrascados en su contenido. Hernando los dejo hacer, incluso se separo de ellos unos pasos hasta situarse frente a una de las ventanas de la Cuadra Dorada. Se perdio en la contemplacion del convento de los franciscanos que se abria frente al palacio de los Tiros. ?Una fantasia?, se pregunto entonces. El pais entero se hallaba invadido por leyendas, mitos y fabulas. Los habia leido y estudiado; el mismo llego a copiar centenares de profecias moriscas, pero todo aquello solo calaba en las mentes credulas de un pueblo ignorante, ya fuera cristiano o musulman, que gustaba de entregarse a todo tipo de sortilegios y hechizos.

Tan solo hacia unos dias, en Jarafuel, a la vista de la Muela de Cortes al otro lado del valle, mientras hablaban del futuro de los moriscos en Espana, Munir le conto de una profecia que Hernando no conocia y que se hallaba muy extendida por aquellas tierras: creian los lugarenos que un dia acudiria a liberarles el caballero moro al-Fatimi o Alfatimi, que se hallaba escondido en aquella sierra desde epoca de Jaime I el Conquistador, hacia mas de trescientos anos.

—En lo que no se pone de acuerdo la gente —se lamento el joven alfaqui— es en si el caballero moro es verde o lo que es verde es su caballo; hay algunos que sostienen que ambos son verdes: caballo y caballero.

Un caballero verde de mas de trescientos anos que acudiria en su salvacion... ?Ingenuos!

Se volvio hacia sus companeros de la Cuadra Dorada, que examinaban los plomos con detenimiento. Nego con la cabeza antes de volver a mirar a traves de la ventana. Los plomos eran algo muy distinto. No se trataba de simples profecias. Los plomos estaban llamados a cambiar el mundo de las creencias religiosas, a minar los fundamentos de la Iglesia cristiana. Obispos, sacerdotes, frailes e intelectuales, hombres doctos e instruidos, se volcarian en su contenido. ?El asunto llegaria con seguridad hasta la misma Roma! Era algo que jamas habia llegado a plantearse mientras trabajaba, dejando volar la imaginacion para unir tradiciones, historias y leyendas en torno a la Virgen, entrelazando vidas de santos y apostoles, moviendose en la ambiguedad entre una y otra religion, dejando gazapos aqui y alla. ?Quien era el para cambiar el curso de la historia? ?Acaso Dios le habia iluminado? ?A el? ?Al aprendiz de arriero de un humilde pueblo de las Alpujarras? ?Pedante! ?Soberbio!, penso. Entonces recordo cuanto constaba escrito en aquellos pequenos medallones y le parecio zafio, vulgar, simple, equivoco...

—?Magnifico!

Se volvio sobresaltado.

Don Pedro, Luna y Castillo sonreian. ?Magnifico! Fue Alonso del Castillo quien lo exclamo; luego los otros dos se sumaron a los elogios. ?Por que no podia el compartir su entusiasmo? Les dijo que debian ir a buscar el resto de los plomos que aun estaban en poder de Binilit. Les dijo tambien que los medallones debian ir acompanados de huesos y cenizas, que el no habia podido traer desde Cordoba. Les rogo que, en su nombre, entregaran los escritos sobre los martires al cabildo catedralicio. Castillo le pidio una vez mas la copia del evangelio de Bernabe pero, no, no la tenia. La habia destruido cuando le echaron del palacio del

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