– Ah, o sea, que si se acuerda despues de todo -solto con ironia-. ?Le apetece algo para comer, senor Zela? ?Tiene hambre?
– Llamame Matthieu. No tengo hambre, gracias. ?A que te dedicas, Lee? Seguro que James me lo conto en alguna ocasion, pero sois tantos sus hijos que me resulta dificil seguiros la pista a todos.
– Escribo. Y solo somos cinco; ya ve que mi padre no tenia tantas bocas que alimentar como afirmaba. Oyendolo cualquiera hubiera pensado que eramos un batallon. Eso si, somos hijos de tres madres diferentes. La mia es Sara. Soy su unico hijo. Y el mas joven de los cinco.
– Ya veo. Y los otros cuatro se unen contra ti, ?no?
– Cabe la posibilidad -repuso, dubitativo.
Nos quedamos callados un instante, y aproveche para echar un vistazo alrededor; de no haber sido porque temia parecer grosero lo habria dejado plantado alli mismo. De pronto me percate de que me observaba con una sonrisa sardonica. No sabia que le hacia tanta gracia. Sin saber que decir, solte lo primero que me paso por la cabeza.
– ?Que escribes? ?Eres periodista como tu padre?
– No, no -contesto, negando con la cabeza-. Dios me libre. Con el periodismo apenas se gana para vivir. Escribo guiones.
– ?De peliculas?
– En el futuro, quiza. Ahora trabajo para la television. Estoy empezando, ?sabe usted?
– ?Estas en alguna serie?
– No; estoy escribiendo el guion de un telefilme, una comedia negra de una hora de duracion. Trata de un crimen. Todavia voy por la mitad, pero sera un exito.
– Suena muy interesante -comente sin salirme de mi papel. Estoy mas que acostumbrado a que en las fiestas se me acerquen escritores para contarme los argumentos de las obras maestras que estan escribiendo con la esperanza de que les extienda un cheque en blanco. Casi esperaba que Lee se sacara el manuscrito del bolsillo para ensenarmelo, pero de pronto parecio perder interes en el asunto.
– Debe de ser genial trabajar en la television todo el dia y recibir a cambio un sueldo fijo -comento, cambiando de tema-. Que te paguen por tener ideas y luego verlas realizadas. Es lo que me gustaria hacer.
– Lo cierto es que soy un simple inversor. Tu padre, en cambio, era un experto en el negocio. El dinero que inverti me permite no tener que trabajar. Vivo bastante bien, no puedo quejarme.
– Ah, ?si? -Lee dio un paso hacia mi-, ?Y fue al despacho a las siete de la manana? ?Como es que no estaba en la cama tranquilamente, o consultando el estado de sus inversiones en cualquier otro lugar?
Nos miramos a los ojos; Lee se comportaba como un porfiado detective de pelicula americana de serie B. De pronto, pense que sabia mas de la muerte de su padre de lo que decia, pero enseguida lo descarte: tras registrar el lugar a fondo, la policia no habia hallado ningun indicio que hiciera sospechar nada y asi lo habia manifestado.
– Es precisamente lo que estaba haciendo. He invertido mucho dinero en el canal satelite, de modo que una vez por semana voy alli a trabajar todo el dia…
– ?Todo el dia? Debe de ser durisimo, ?no?
– … Y como con tu padre. Comia -me corregi-. Lo echare de menos.
Hizo caso omiso del topico de la misma manera que yo respecto a su sarcasmo.
– De modo que no soy la persona mas adecuada para hablar del dia a dia en un canal de television -anadi-. Tal vez mi sobrino… -Me mordi el labio inferior, pero ya no habia marcha atras.
– ?Su sobrino? -pregunto Lee, subitamente interesado-. ?Como? ?Tiene un sobrino que tambien trabaja en la television?
– Es actor. Lleva en el medio un monton de anos. Imagino que conoce el negocio a la perfeccion. Al menos es lo que dice siempre.
Enarco las cejas y se acerco mas; su comportamiento era identico al de alguien que de pronto descubre que su interlocutor tiene cierta relacion con un personaje celebre.
– ?Asi que era actor?
Me extrano que hablara en pasado, pero se corrigio.
– Quiero decir, ?es actor? ?Como se llama? ?Podria conocerlo? Ahora no caigo… Un Zela que trabaja en television.
– No se apellida Zela sino DuMarque. Tommy DuMarque. Actua en una…
– ?Tommy DuMarque! -exclamo; la gente se volvio y lo miro con expresion de sorpresa. Trague saliva y desee estar lejos de alli-. Tommy DuMarque, de… -Menciono el nombre de la serie en que trabajaba mi sobrino-. Un dramon insoportable y repetitivo, con perdon. -Estuve de acuerdo con el-. ?No me joda! -exclamo, y no pude sino echarme a reir. Era hijo de su padre, no habia duda.
– Pues si.
– No me lo puedo creer. De modo que usted es su tio… -Su voz se fue apagando mientras asimilaba el descubrimiento.
– Por asi decirlo.
– ?Es una locura! -Se paso una mano por el cabello, visiblemente excitado; me miraba con ojos como platos-. Todo el mundo lo conoce. Es famosisimo…
– Perdona, Lee, pero tengo que ir al bano -solte de repente viendo una via de escape-. No te importa que interrumpamos nuestra conversacion un momento, ?verdad?
– De acuerdo -repuso repentinamente apagado. Sin duda podria haberse explayado hablando de la fama de mi sobrino un par de horas mas-. Pero no se vaya sin despedirse, ?eh? Quiero que me diga como encontro a mi padre. Aun no me lo ha contado.
Frunci el entrecejo y fui a toda prisa al piso de arriba para echarme agua fresca en la cara. A continuacion recogi el abrigo y el sombrero y abandone la casa esperando no volver a tropezarme con Lee nunca mas.
Mayo y junio fueron meses de mucho estres en el canal. Al morir James, el cargo de director gerente quedo vacante, y como P. W. seguia sin dar senales de vida, nos vimos sumidos en una situacion un poco caotica. Alan se reunia conmigo una y otra vez, pero, incapaz de brindar algun consejo constructivo, no hacia mas que repetir que tenia practicamente todo su dinero invertido en el canal satelite, que era lo mismo que decia P.W. antes de desaparecer. Volvi a trabajar a diario; las horas en el despacho se me hacian eternas, y comence a temer que si no iba con cuidado empezaria a envejecer. No habia trabajado tanto desde el final de la guerra de los Boers, cuando estuve en un hospital para los soldados que volvian del frente y se sentian incapaces de enfrentarse a la vida civil. Como era el propietario del centro, durante un tiempo me ocupe de contratar a los medicos capacitados para ayudar a esos jovenes, una responsabilidad que me pesaba tanto que a punto estuve de enfermar de preocupacion y acabar como paciente igual que ellos. Al final emplee a otra persona para que me aligerara esa carga y consegui alejarme de las obligaciones cotidianas. Ahora queria encontrar un sustituto para James que fuera eficaz y asumiera buena parte del trabajo, y cuanto antes mejor, pues de seguir asi enloqueceria.
A mediados de mayo recibi una llamada de Caroline Davison, la hija de P.W. Queria hablar conmigo. Le propuse cenar en mi club, pero ella prefirio que nos encontraramos en mi despacho durante el dia. No se trataba de una visita social sino profesional, aclaro, y por telefono su tono de voz, seco e impersonal, me llamo la atencion. Sin embargo, no pense mas en Caroline hasta unas horas antes de la cita, cuando vi su nombre escrito en la agenda.
Llego puntualmente a las dos de la tarde: una joven bien vestida, pelo negro cortado a lo
– ?Y bien? -dije en cuanto nos sentamos el uno frente al otro ante una bandeja de te para entablar una conversacion educada tratando de medir nuestras respectivas fuerzas-. ?Tienes noticias de tu padre?
– Al parecer esta en el Caribe. Cuando me llamo la semana pasada viajaba de isla en isla y disfrutaba de lo lindo.
– ?Que suerte tienen algunos!
– Ya lo creo. No he tenido vacaciones en dos anos, ojala pudiera ir al Caribe. Por lo visto ha conocido a una
