mujer, aunque tal como la describe debe de ser casi una nina. Un bomboncito de dieciocho anos con lei y todo.

– Entonces esta en Hawai -dije.

– ?Que?

– Las guirnaldas que se cuelgan alrededor del cuello, los leis, no son del Caribe sino de Hawai. Alli no se que tradiciones tienen.

Por un instante me clavo la mirada.

– Bueno, sea lo que sea -repuso-, es evidente que mi padre esta pasando por la crisis de los cincuenta, lo tipico. ?Ha sufrido alguna vez una crisis de edad?

Solte una carcajada.

– Si, pero hace ya unos anos; casi la he olvidado. Y crisis de edad no es la expresion mas adecuada.

– En cualquier caso, dudo que lo veamos regresar a esta miserable ciudad en los proximos meses. ?Quien echa de menos el metro y la contaminacion? ?Quien necesita vivir con millones de personas y ver al jodido Richard Branson haciendo el memo en la tele noche tras noche cuando puedes disfrutar de playas tropicales, tomar el sol y beber cocteles a todas horas? El puede pagarselo; por desgracia, yo no.

Tras este pequeno arrebato de inesperada sinceridad se reclino en su silla. Me acaricie la barbilla mientras intentaba formarme un juicio de la joven.

– ?A que te dedicas? -pregunte; no dejaba de sorprenderme que P.W. jamas me hubiera hablado de esa hija que parecia tan segura de si misma. La mayoria de los padres se sentirian orgullosos de tener una hija como ella.

– Trabajo en tiendas de musica. Soy jefa de zona de una cadena que vende al por menor en Londres y en el sudeste de Inglaterra. Cuarenta y dos tiendas en total.

– ?Vaya! -exclame, impresionado porque asumiera tanta responsabilidad siendo tan joven-. Eso significa…

– Si quiere que le sea sincera, tras salir del colegio no he hecho otra cosa. La universidad, ni pisarla. Y desde entonces he ido ascendiendo; de dependienta pase a subdirectora y luego a directora de sucursal. Consegui el puesto de jefa de zona porque los demas candidatos eran unos inutiles perezosos. Ahora me he convertido en su jefaza -agrego.

Sonrei.

– ?Y como los tratas?

– Dentro de lo que cabe, con mucha mano izquierda, aunque daria lo que fuera por perder de vista a media docena o que el dia menos pensado les cayera un ladrillo en la cabeza. Intento convencerlos de que cambien de profesion, pero no hay manera, no sabe como se aferran a su puesto de trabajo. Pero a mi me apetece un cambio. Lo unico que tengo, mas que una vida, es ambicion.

– ?Y no necesitas nada mas?

– Ambicion y talento. Le sere franca, senor Zela: estoy buscando trabajo. Siento que en la venta al por menor -anadio con cara de asco- he llegado a mi techo.

– Llamame Matthieu, por favor.

– Y en este momento esto me ha venido como caido del cielo, ?no cree, Matthieu?

Asenti con la cabeza, me acabe el te y me pregunte en que instante daria por concluida la conversacion, me levantaria y me despediria de la joven, cuando de pronto repare en el enigmatico sentido de sus ultimas palabras.

– ?A que te refieres? -pregunte enarcando las cejas-. ?Que te ha caido del cielo?

– Es mi oportunidad -repuso con una sonrisa radiante.

Hubo un silencio.

– Perdona, no te entiendo -dije al cabo.

– Estoy hablando de trabajar en este canal de television -aclaro, inclinandose y mirandome como si se las viera con un autentico imbecil-. Es la oportunidad perfecta en el momento perfecto. Llevo once anos en el mismo sitio; es hora de moverse, de empezar en otro lugar. Resulta estimulante. Me muero de ganas de afrontar este desafio.

– ?Quieres trabajar aqui? -No dudaba de que se trataba de la clase de mujer ideal para tener en plantilla, pero aun no se me ocurria que trabajo ofrecerle-. Pero, dime, ?que quieres hacer exactamente?

– Mire, senor Zela -dijo mostrando al fin sus cartas al tiempo que cruzaba las piernas-, mi padre me ha dado poderes y quiere que lo represente en el negocio. Cuento con sus acciones para maniobrar. Podria decirse que ya estoy trabajando en el canal. De modo que desearia que a partir de ahora se me informara de todos los planes y transacciones de la compania. Entretanto, me pondre al dia con los antecedentes y requisitos del negocio. Espero que lo comprenda. Tambien debere echar una ojeada a los presupuestos y valorar las previsiones, la productividad, los indices de audiencia y las cuotas de mercado; ese tipo de cosas, ya me entiende.

– Bien -repuse con voz pausada y recelosa mientras trataba de escudrinar el futuro y calibrar lo que significaria la presencia de Caroline Davison en la empresa. Deberia haberlo esperado, pero nunca me habia pasado por la cabeza que alguien pudiera ocupar el puesto de P. W. Imaginaba que se conformaria con ser un socio comanditario, sin trabajar y retirando sus ganancias cada trimestre. En realidad P.W. nunca habia hecho mucho mas-. Bueno, supongo que se podra arreglar. Tienes toda la documentacion necesaria, ?no?

– Por supuesto -contesto muy segura de si-. No hay ningun problema. Esta misma tarde los traere con la bici para que el departamento legal los repase. Pero lo que importa es que me encantaria trabajar aqui, no que me emplearan o me pagaran un sueldo. Me interesa trabajar en este canal.

– ?Te refieres a salir en pantalla? -No me parecio una idea descabellada. Era joven, atractiva, inteligente; tal vez se convirtiera en la sustituta de Tara. ?Donde la pondria? ?Como mujer del tiempo? ?En las noticias? ?Documentales?

– No, no me apetece salir en pantalla -repuso riendo-. Me gustaria trabajar entre bastidores. Quiero el puesto de James Hocknell.

Parpadee. Pese a admirar su franqueza, me azoro su arrogancia.

– No lo diras en serio.

– Si, muy en serio.

– Pero te falta experiencia.

– ?Que me falta experiencia, dice? -Me dirigio una mirada de asombro-. Durante nueve anos he sido directora de una compania importante, con una facturacion anual de dieciseis millones de libras. Tengo a mi cargo unos seiscientos empleados. Administro…

– Careces de experiencia en los medios de comunicacion, Caroline. Nunca has trabajado en un periodico ni en television ni en cine, ni siquiera has estado en una agencia de relaciones publicas. Tu misma me has contado que siempre te has dedicado a la venta al por menor. ?Tengo razon o no?

– Si, tiene razon, pero…

– Deja que te haga una pregunta -la interrumpi, levantando la mano para que guardara silencio. Se echo hacia atras en su asiento con actitud enfurrunada y se cruzo de brazos como una nina consentida a quien se le hubiera negado un capricho-.

Imagina que una persona te pide ocupar un alto cargo en tu negocio; viene de una empresa muy exitosa pero de un ambito completamente diferente, ?la escucharias y considerarias su propuesta?

– Si la creyese competente para el puesto, si. Le pediria que preparase…

– Caroline, espera. Contestame a esta pregunta como si estuvieras en la posicion a la que aspiras llegar. -Me incline y junte las manos mirandola a los ojos-. ?Que harias en mi lugar?

Penso la respuesta y finalmente decidio no contestar de forma directa.

– Soy una mujer inteligente, Matthieu -dijo-. Se me da bien mi trabajo y aprendo muy rapido. Y ademas tengo una parte importante de las acciones de la empresa -anadio en tono levemente amenazador: parecia convencida de que ese detalle inclinaria la balanza a su favor.

– Yo tengo mas -replique sin titubear-. Y si Alan se pone de mi parte, y puedo asegurarte que lo hara, soy el accionista principal. Lo siento, pero es imposible. Es probable que James Hocknell fuera un desastre en muchas cosas, y quiza tuviese un final desagradable, pero era un profesional extraordinario y brillante. Gracias a el la compania ha llegado donde esta. No puedo arriesgarme a que se desperdicie el trabajo de tantos anos. Lo lamento.

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