Suspiro y se retrepo en la silla. Paso a tutearme:
– Dime una cosa, Matthieu: ?tienes intencion de seguir trabajando todos los dias?
– No, santo cielo, no -repuse sinceramente-. Me gustaria que las cosas volvieran a ser como antes: venir una vez por semana y estar seguro de que he dejado a alguien competente capaz de solucionar cualquier problema que se presente. Solo pido un poco de paz y tranquilidad. Soy muy viejo, ?sabes?
– Que tonteria -respondio, y solto una carcajada-. No seas ridiculo.
– Creeme. No aparento la edad que tengo.
– Solo te pido una oportunidad, Matthieu. Si no funciono, siempre podras despedirme. Te propongo incluso que figure en mi contrato; de ese modo, llegado el caso no tendria ninguna posibilidad de demandarte. ?Que me dices? No puede ser mas justo.
Eche la silla hacia atras y mire por la ventana. En la acera, un nino pequeno esperaba junto a su madre a que cambiara el semaforo. No iban cogidos de la mano, y de repente el nino hizo amago de cruzar la calle; la madre lo agarro con presteza antes de que lo atropellara un coche y le dio una palmada en el trasero. El nino rompio a llorar. A esa distancia no lo oi, solo distingui su rostro congestionado y la boca abierta. Un espectaculo horrendo. Desvie la mirada.
– Se me ocurre una idea -anuncie de repente mientras me volvia hacia Caroline y me decia para mis adentros: «?Que diablos! ?Por que no intentarlo?»-. Al parecer, voy a ocuparme del trabajo de James durante una buena temporada. ?Que te pareceria empezar como mi ayudante? Te ensenare todo lo que se, y despues de unos meses podemos reconsiderar la situacion y ver si realmente te gusta este trabajo. Quiza lo hagas tan bien que demuestres mi error. Tal vez vuelva tu padre y nos encontremos en la misma situacion que al principio.
– Lo veo dificil, pero me parece una buena idea, al menos por el momento. Tengo una ultima pregunta.
– Dime.
– ?Cuando empiezo?
La noticia aparecio en grandes titulares en las primeras paginas de los tabloides, e incluso en un par de periodicos serios. En una foto en color un poco descentrada se veia a Tommy y Barbra fundidos en un abrazo pasional, besandose en los labios con los ojos cerrados, felizmente ignorantes del
– No se como ocurrio exactamente -me conto Tommy mientras tomabamos unos capuchinos en una cafeteria de Kensington High Street, ocultos detras de un helecho para evitar las miradas curiosas-. Son cosas que pasan. Quedamos, empezamos a hablar, una cosa llevo a la otra y nos besamos. Ahora suena raro, lo se, pero en ese momento me parecio normal.
– Que quieres que te diga -repuse sonriendo; me hacia gracia su expresion de nino contento consigo mismo-, podria ser tu madre.
– Podria, pero no lo es.
– ?Que pasa? ?Los famosos solo se acuestan con otros famosos o que? -pregunte, y solte una carcajada; el mundo en que vivia mi sobrino me intrigaba-. Explicamelo, por favor. ?Por eso los famosos quieren ser famosos?
– No siempre. Andrea, por ejemplo. Ella no es famosa.
– Bueno, todavia no, eso es verdad; pero espera un poco y veras.
Andrea, la novia del momento de Tommy, estaba embarazada de dos meses, como mi sobrino acababa de anunciarme. Se habian conocido en una entrega de premios de la television; Andrea trabajaba como ayudante de tecnico de sonido para el canal que emitia la ceremonia. Segun Tommy -bueno, segun me dijo que le habia contado Andrea-, cuando se conocieron la joven no tenia idea de quien era DuMarque, pues no habia visto ningun capitulo de su serie. Parecia increible, sobre todo para alguien que trabajaba en medios audiovisuales, pero la chica no tenia televisor.
– Es verdad -anadio Tommy-. No hay una tele en todo el piso. Eso si, tiene muchisimos libros. Es diferente de las otras chicas. No le interesa quien soy.
No me convencia. Aun cuando fuera verdad que no tenia television, seguia siendo inconcebible que existiera en el pais una sola conciencia donde no se hubiera colado el nombre deTommy DuMarque. Sus constantes apariciones en el mundo del ocio -television, eventos musicales y teatrales, la revista
– Es muy buena tia -anadio Tommy, defendiendola con su habitual escasez de superlativos-. Es simpatica, y confio en ella.
– ?La quieres?
– Dios mio, no.
– Pero seguis juntos.
– Claro. Vamos a tener un hijo, ?lo recuerdas?
– Lo recuerdo. -«Y con el has firmado tu sentencia de muerte», podria haber anadido, pero no lo hice; en cambio, cogi el periodico de nuevo y lo agite-. Y esto, ?que? ?Como lo explicas? ?Que le dices a Andrea?
– No tengo que explicarle nada. -Tommy se encogio de hombros y revolvio el capuchino con la cucharilla distraidamente-. No estamos casados, ?entiendes? Estas cosas ocurren; somos jovenes. ?Que vas a hacer?
– Yo no voy a hacer nada, Tommy, pero me gustaria saber por que te enredas cada vez mas con una chica a la que no amas, y por que vas por ahi besandote con estrellas de cine que te doblan la edad. Me parece que si la tal Andrea te quisiese de verdad se habria ofendido por tu comportamiento.
– Deja de llamarla «la tal Andrea», por favor.
– Andrea, a quien tu, un actor de television rico y famoso, has dejado embarazada. Me pregunto que cualidades personales vio en ti cuando te echo el ojo -anadi, sarcastico.
Tommy parecia irritado y titubeo antes de contestar, en un tono ligeramente mas alto:
– Famoso puede, pero ?rico? No tengo un penique, lo sabes perfectamente; tu mas que nadie. No esta conmigo por mi dinero, ?entiendes?
– Tommy, tu posicion es unica. Quiza en este momento no nades en la abundancia, pero si quisieras podrias ganar mucho dinero. Perteneces a la flor y nata del mundo del espectaculo. Eres una estrella. Hay muchas personas a quienes no conoces y jamas conoceras que te admiran, suenan contigo y tienen fantasias sexuales en las que apareces como protagonista. La gente paga por verte. ?No te das cuenta? Si manana dejaras entrar a los fotografos en tu elegante salon, te embolsarias cien mil libras.
– No tengo un salon elegante.
– ?Pues consigue uno, por el amor de Dios! Compralo por catalogo, y una vez lo tengas invita a un fotografo para que haga unas tomas. Si quieres ganar dinero, aprovechate de tu fama mientras la tengas, chico.
Pense que me estaba yendo por las ramas, ya que despues de mencionar la foto con Barbra habia pasado a tratar el tema de Andrea y ahora estaba dandole consejos financieros gratis. Me recline en el asiento y mire alrededor. Era media tarde y el local estaba casi vacio. Entre los clientes reconoci a un secretario de Estado que, sentado a una mesa, hablaba animadamente con su amante (hacia poco lo habia visto en una fotografia -que circulaba de mano en mano- donde era la parte posterior de un caballo de pantomima. Por desgracia, la parte delantera del caballo habia olvidado vestirse; hubo un conato de escandalo, pero al final todo quedo en nada, pues ningun periodico quiso publicarla). Sentada a otra mesa habia una pareja de mediana edad; comian pasteles y bebian te en silencio, como si ya se hubieran dicho todo lo que habian de decirse en la vida y solo les quedara seguir adelante. Una pareja de adolescentes granujientos armaba alboroto en otra mesa. En la camiseta del chico se leia: «Mi nombre es Warren Rimbleton y gane ocho millones de libras en la loteria de marzo. ?Y tu no!» Llevaba tanto oro y joyas encima que sospeche que esa afirmacion era verdad. Aparte la mirada cuando empezaron a besuquearse de un modo extrano y torpe (mas bien parecian estar mascando caramelos). Mi sobrino se rascaba el antebrazo y se habia subido la manga por encima de la muneca. Adverti que tenia unas marcas raras.