acompanara en mi viaje de regreso a Inglaterra, pero respondio que ocurriera lo que ocurriese nunca abandonaria a Tom. El amor, al parecer, habia acabado con todos sus principios revolucionarios de hacia un ano.
Unos dias mas tarde Robespierre, con el apoyo de Tom, lanzo un feroz ataque a sus antiguos amigos y companeros de revolucion, a todos aquellos que conservaban cierta autoridad en Paris. Afirmo que esa gente solo trataba de acabar con los logros de la Republica y exigio la disolucion del Comite de Salvacion Publica y de la Convencion, de los cuales el mismo habia sido miembro. A continuacion se constituyeron nuevos comites para organizar el proceso politico. Sorprendidos por la arrogancia y temeridad, por no decir la estulticia, de Robespierre, los miembros no reaccionaron de inmediato, pero cuando la tarde siguiente, en el Club de los Jacobinos, repitio las acusaciones y exigencias, yo mismo fui testigo de su locura.
– Estas loco -susurre al oido de Tom, cogiendolo del brazo mientras pasaba por mi lado al salir-. Ese hombre esta firmando su sentencia de muerte. ?Como puedes estar tan ciego?
– Dejame en paz -dijo zafandose-, a menos que no te importe que te haga arrestar aqui mismo. ?Es eso lo que quieres, Matthieu? Una palabra mia y manana mismo estas en el cadalso.
Di un paso atras, horrorizado por la imagen del poder enloquecido que reflejaban los ojos de mi sobrino, ese insignificante soldado de infanteria. Y aunque lo lamente, no me sorprendio enterarme de que al cabo de veinticuatro horas se habian producido los arrestos. Hubo quien intento quitarse la vida antes que tener que verselas con la guillotina, pero solo Lebas lo consiguio. El hermano de Robespierre, Augustin, se arrojo por la ventana de un piso alto, pero solo consiguio fracturarse una cadera, el muy inepto. El revolucionario paralitico Couthon se lanzo por unas escaleras de piedra, y ahi quedo atrapado, mientras su silla de ruedas se reia de el desde el rellano superior, hasta que llegaron los soldados con la orden de arresto. En cuanto al heroe de Tom, Robespierre, se pego un tiro, pero con tan mala fortuna que solo consiguio destrozarse la mandibula, por lo que sus ultimas veinticuatro horas en la tierra fueron terriblemente dolorosas y sufrio en propia carne un derramamiento de sangre muy similar al que el mismo habia contribuido a crear.
Therese insistio en ir a la plaza de la Concordia la manana de las ejecuciones. Me devane los sesos intentando hallar una forma de salvar a mi sobrino, pero sabia que era imposible; hacia tiempo que estaba condenado. Mientras la carreta entraba en la plaza, rememore los primeros dias que pasamos en la ciudad. Entonces Tom era tan inocente como su hijo nonato, y recorde a aquellos otros ajusticiados ilustres, sobre todo al hombre que habia estado en el origen de toda esa pesadilla, Luis XVI.
Cuando la carreta se abrio paso entre la muchedumbre, la gente enloquecio, clamando venganza y la cabeza de su antiguo heroe. Robespierre iba delante del chirrion, enloquecido por el dolor, con la cara destrozada por el disparo del dia anterior. Se agarraba a los lados del carro y saltaba como un animal salvaje, aullando a la muchedumbre con ojos desorbitados. «Quien siembra vientos recoge tempestades», me dije. En el aire se respiraba la sed de sangre de la que el propio Robespierre era responsable. Detras de el, impasible, mirando con repugnancia a la gente por la cual se habia vuelto revolucionario, iba sentado Tom. Therese lloraba a lagrima viva y por un instante temi que diera a luz alli mismo. Intente convencerla de que nos fueramos, pero se nego. Queria quedarse hasta el final, y asi lo hicimos.
Robespierre fue el primero en subir al cadalso. Le quitaron el improvisado torniquete que llevaba en la mandibula y tuvieron que retenerlo a la fuerza. Los gritos del famoso orador se volvieron cada vez mas incoherentes, hasta que al final la cuchilla los silencio de golpe. Tom, en cambio, hizo como si no existieran los verdugos. Sin mirar a ningun lado, coloco en el tajo la cabeza, que acto seguido cayo en la cesta encima de la de Robespierre.
La ovacion por la muerte de este fue tan enorme que la gente apenas reparo en la presencia de Tom, salvo Therese y yo, espantados ante la vision de su cuerpo decapitado. Paris apestaba a sangre. Imagine que las aguas del Sena enrojecian debido a las entranas de los llamados ciudadanos que arrastraba la corriente. Antes de que el cadaver de Tom se hubiera enfriado, abandonamos la ciudad de la muerte y pusimos rumbo a Inglaterra, alejandonos de la revolucion. Atras quedo nuestro sanguinario chico caido en desgracia.
15
Era la primera vez que visitaba el plato donde se rodaba la serie ile Tommy, y el sinfin de precauciones de seguridad para acceder al recinto me parecieron absurdas. Llegue al estudio caminando. Me presente ante el guarda jurado para que buscase mi nombre en la lista de acreditaciones. El hombre me miro de arriba abajo sin disimular su desprecio antes de admitir con un resoplido que estaban esperandome. Cuando al fin llegue a recepcion me obligaron a pasar por un detector de metales en prevision de que llevase escondido algun equipo de grabacion o fotografico, o una metralleta. Despues tuve que firmar una declaracion en la que juraba que, una vez que hubiese abandonado el plato, no revelaria ninguna escena o suceso que hubiera presenciado en el mismo. Estaba terminantemente prohibido obtener provecho economico de cualquier aspecto de la television del que pudiera enterarme en el estudio; ni siquiera se me permitia hablar de ello con nadie. Estaba preguntandome por que no tendriamos medidas de seguridad parecidas en nuestro canal de television cuando cai en la cuenta de que la razon no era otra que su ridiculez e inutilidad: su unica funcion consistia en alimentar el ego de los actores que trabajaban alli.
– ?Por el amor de Dios! -exclame cuando el joven guarda acabo de recitarme todas las normas-. ?De verdad tengo aspecto de pretender vender los estupidos secretos de este lugar a la prensa sensacionalista? ?Ni siquiera se el nombre de la serie!
– ?Que quiere que le diga, senor? -contesto con aspereza y sin mirarme, con los ojos fijos en las hojas que llevaba sujetas a una tablilla-. Ignoro el aspecto que debe de tener esa persona. Yo solo cumplo con mi trabajo. Digame, ?a que ha venido usted? ?Tiene una prueba?
– ?Por supuesto que no! -respondi, ofendido por la mera sugerencia.
– Habia oido decir que estan buscando un novio para Maggie.
– Pues no soy yo.
– Me plantee presentarme a la prueba, pero mi agente me lo saco de la cabeza, porque si tengo exito en un papel de hombre maduro nunca me llamaran para encarnar personajes mas jovenes.
– Claro. -De modo que alli hasta los guardas jurados tenian agentes-. El caso es que yo no he venido para la prueba. Tampoco es que sea exactamente un hombre maduro. Estoy aqui porque mi sobrino me ha invitado al rodaje. Imagina que la experiencia me enriquecera, pero yo lo dudo, porque experiencias no me faltan, si quiere que le sea sincero.
– ?Quien es su sobrino?
Me devolvio el reloj y las llaves tras pasarlas por el detector de metales.
– Uno de los actores -repuse-. Tommy DuMarque. Gracias -anadi mientras volvia a ponerme el reloj en la muneca.
– ?Usted es el tio de Tommy? -me pregunto el guarda con una sonrisa de oreja a oreja. A continuacion retrocedio un paso y me observo de arriba abajo, sin duda para ver si guardaba algun parecido con mi sobrino. Podria haberse ahorrado el esfuerzo, pues cualquier similitud que hubiera podido tener con los Thomas se habia diluido hacia muchas generaciones. Cada Thomas era mucho mas apuesto que el anterior y se parecia menos a mi, aunque, por otro lado, ninguno de ellos tenia mi fortaleza-. ?Que sorpresa!, senor… -echo un vistazo a la tablilla- senor Zelly.
– Zela.
– Pensaba que Tom no tenia familia, ?sabe? Solo chicas. Muchas chicas, el muy suertudo hijo de…
– Bueno, pues ya ve, tambien me tiene a mi -lo interrumpi, mirando alrededor mientras me preguntaba cual seria el siguiente paso, si tendria que sufrir la humillacion de desnudarme o someterme a un examen de mis cavidades-. Soy su unico pariente .