– ?No tan rapido! Tengo que comprobar que no traes nada ahi .

Lo mire sorprendido. Llevaba pantalones, botas y una camisa holgada por todo atuendo. Era casi imposible que escondiera una navaja u otra clase de arma.

– ?Acaso tengo aspecto de llevar algo encima? -repuse impulsivamente, y al punto me mordi la lengua para no estropearlo todo.

– En este trabajo hay que andarse con tiento -dijo mientras me empujaba contra la pared y me separaba las piernas con la punta de la bota.

Aprete los dientes y me esforce por no devolverle el puntapie, como habria hecho un caballo bajo presion, mientras me cacheaba.

– ?Satisfecho? -pregunte sarcastico cuando hubo terminado.

El se encogio de hombros y senalo las celdas con un movimiento de la cabeza. Le importaba un bledo lo que yo pudiera pensar.

– Al final del pasillo a la derecha. Alli esta.

Avance respirando hondo a fin de prepararme para la vision de las dos celdas. No se por que, primero mire la de la derecha. Estaba vacia, lo que me alegro. Me volvi con una sonrisa, que se esfumo rapidamente cuando vi a Jack.

La celda solo tenia un pequeno catre y un agujero en un rincon que hacia las veces de retrete. Jack estaba sentado en el suelo de espaldas al catre y de cara a la pared. El pelo, alborotado y sucio, mas que rubio parecia castano. Iba descalzo y un desgarron de la camisa dejaba al descubierto un hombro magullado. Se volvio hacia mi, palido y con los ojos enrojecidos por falta de sueno. Trague saliva y me acerque a los barrotes.

– Jack -lo salude, consternado-. ?Como estas, amigo mio?

Se encogio de hombros, pero parecio alegrarse de verme.

– Estoy metido en un buen lio, Mattie -repuso, arrastrandose hasta el camastro para sentarse-. Esta vez he metido la pata hasta el fondo.

– Oh, Dios mio -gemi al verlo en ese estado-. Ha sido por mi culpa.

– No es verdad -replico y me miro irritado, como si lo unico que le faltara fuese lamentar que yo me sintiera culpable-. Nadie tiene la culpa mas que yo. Podria haberme limitado a apartarte para que no le pegaras. Por cierto, ?como esta? ?Lo he matado? Aqui no me cuentan nada.

– Por desgracia, no. Le rompiste la mandibula y un par de costillas. La verdad, no tiene muy buen aspecto.

– De todos modos nunca lo ha tenido -dijo encogiendose de hombros-. ?Y tu que? ?Que te ha pasado a ti?

– Todavia no me han despedido, si te refieres a eso. Estaba seguro de que lo harian, pero aun no me han dicho nada.

Me parecio que se sorprendia, pero finalmente dijo:

– Supongo que necesitan a alguien que les cuide los caballos. Te mantendran hasta que encuentren a otro mozo de cuadra que te reemplace, y que me sustituya a mi. Ni tu ni yo tenemos nada que hacer alli.

Asenti y baje la mirada. No sabia si pedirle perdon o no. Dudaba que quisiera oir palabras de disculpa, de modo que decidi no hacerlo. En cambio, le conte la conversacion que habia mantenido con los Amberton sin omitir detalle. Le referi como me habia enterado de lo poco que les gustaba Dominique y lo mal que me habia sentado.

– Pues a mi no me sorprende -dijo rehuyendo mi mirada-. Dominique te trata fatal, Mattie, y eres el unico que parece no darse cuenta.

– ?Que dices? -pregunte, boquiabierto.

– No importa. Ahora no tengo ganas de hablar de ella.

Me dispuse a decir algo, pero Jack me indico con una sena que me callara.

– No quiero hablar de ella, Mattie, ?me has oido? Ya tengo bastantes preocupaciones para que discutamos sobre tu vida amorosa. Por ejemplo, que faltan tres dias para que me condenen a tirar a la basura los proximos anos de mi vida. Necesito que me ayudes, Mattie. Quiero que me hagas un favor.

Asenti con la cabeza y mire alrededor, aunque desde donde me encontraba no podia ver mas que las paredes. Me aproxime a los barrotes y susurro:

– Tengo un plan -anuncio con una sonrisa.

– Soy todo oidos.

– ?Puedo confiar en ti? -pregunto tras una pausa, mirandome a los ojos.

– Por supuesto. Sabes que si…

– Bien -me interrumpio-, porque en este momento eres la unica persona en que puedo confiar, asi que espero no equivocarme. Ese celador -anadio, senalando con la cabeza hacia el pasillo-, Musgrave, no es amigo mio. Tuvimos unos cuantos altercados en el pasado y le encantaria verme colgado de una cuerda.

– Pero eso es improbable. Solo tendras que cumplir una condena de…

– Lo se, lo se. Lo unico que digo es que no va a ayudarme ni en broma. Pero hay otro celador, llamado Benson. ?Sabes quien es?

Asenti. Lo conocia de vista. Era joven y gozaba de gran popularidad entre los aldeanos. Su madre regentaba una posada, y al funeral de su padre, celebrado a principios de ano, habian asistido todos los habitantes de Cageley, incluido el mismisimo sir Alfred.

– Tiene menos escrupulos que Musgrave -continuo-. Y esta hasta la coronilla de vivir a costa de su madre. Esta abierto al dialogo.

Negue con la cabeza confuso, y una vez mas me cerciore de que no nos escuchaba nadie.

– ?Quieres que lo convenza de que te deje marchar? -pregunte.

– Escucha, Mattie. Te conte que pensaba irme de Cageley, ?verdad? -Si.

– Y que durante anos habia ahorrado dinero para largarme, ?recuerdas?

– Lo recuerdo.

– Bien, he reunido un total de trescientas libras.

– ?Trescientas…? -repeti asombrado, pues me parecia una suma enorme. Apenas era capaz de imaginar tanto dinero, y pense que debia de haber fraguado grandes planes de futuro para esperar a reunir esa cantidad antes de marcharse.

– Ya te dije que llevo ahorrando desde que tenia doce anos, y tampoco es que haya muchos sitios donde gastar el dinero en Cageley. Me habia propuesto llegar a trescientas libras, y luego largarme. La semana pasada lo consegui. Fue cuando te comente que iba a anunciar que dejaba el trabajo. Bien, ahora quiero que vayas a buscar ese dinero.

Se me paro el corazon. Me daba miedo pensar en lo que iba a pedirme. Peor aun, al recordar las palabras de Dominique de la noche anterior, «Cinco anos es mucho tiempo», temi por mi propia honradez.

– De acuerdo -conteste a reganadientes.

– Me consta que Benson me dejara marchar si le doy una parte.

– No lo creo. -En ese momento creia mas en la honradez del tal Benson que en la mia propia.

– Puedes tenerlo por seguro -insistio-. He hablado con el. Me dejara marchar por cuarenta libras. Hace el turno de noche solo, de modo que no sera necesario hacer tratos con nadie mas, te lo aseguro. Solo tendremos que fingir que ha habido una fuga. Y aqui es donde entras tu.

Sentimientos encontrados pugnaban en mi interior. Queria ayudar a Jack, de verdad, pero por otro lado me maldecia por haber ido a visitarlo a la prision. Estaba a punto de complicarme la vida cuando podria haber huido hacia horas. Cavile sobre mi situacion, considere las distintas posibilidades y asenti con la cabeza. No me haria dano escuchar lo que tenia que decirme.

– Sigue.

– Coges el dinero, lo traes aqui por la noche y le entregamos una parte a Benson, que me dejara en libertad. Le daremos un golpe para dejarlo inconsciente, de modo que parezca que irrumpiste en la carcel y lo atacaste para liberarme.

– ?Seguro que dejara que le des un golpe?

– Si, dejara que tu lo golpees -me corrigio-. Cuarenta libras es mucho dinero.

– Muy bien -repuse, dispuesto a seguir escuchando su plan aunque no necesariamente fuera a ejecutarlo. Una cosa era la amistad, pero verme involucrado en un crimen y separado de Dominique y Tomas a saber por cuanto

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