tiempo era otra-. ?Donde esta el dinero?

Permanecio unos instantes en silencio, consciente de que habia llegado el momento de la verdad para los dos. Estaba a punto de poner en mis manos el fruto del trabajo de toda su vida, los ahorros que habia ido reuniendo durante anos de palear excrementos o almohazar caballos. Iba a revelarme su escondite y a confiar en mi. De todas formas, no tenia alternativa: o elegia ese camino o lo perdia todo.

– Esta escondido en el tejado -dijo por fin, y solto un profundo suspiro, como si acabara de quitarse un peso de encima.

– ?En el tejado de Cageley House?

Asintio.

– Ya has subido alli, ?verdad?

– Un par de veces -respondi.

En el ala este, donde estaban ubicadas las habitaciones del servicio, habia un pasillo que conducia a una ventana desde la que podia accederse al tejado de la casa. Justo antes del ascenso a las tejas y las chimeneas, habia una parte plana donde, durante el verano, habia visto a Mary-Ann, a Dominique y al mismo Jack tumbarse y descansar a la sombra.

– Cuando llegues arriba -prosiguio mi amigo-, tuerce a la derecha y veras un desague con una tapa cuadrada. Abrela, mete la mano y encontraras una caja. Ahi guardo el dinero. Nadie lo sabe. Es un escondite seguro como pocos. Nunca me he fiado de nadie de la casa. Excepto de ti, ahora. Eso es todo. No se te ocurra decirselo a nadie, ?me oyes?

– De acuerdo -dije, cerrando los ojos y asintiendo lentamente-. Si, te he oido.

– ?Puedo confiar en ti, Mattie?

– Si.

– Es todo lo que tengo, dime que puedo fiarme de ti, por favor. -Paso una mano entre los barrotes y me agarro la muneca con fuerza-. Dimelo -siseo, entornando los ojos.

– Confia en mi, Jack. Te lo prometo. Te sacare de aqui.

Traicionar a un amigo… Me enfrentaba a un dilema dificil: puesto que no podia salvar a otro, al menos me salvaria a mi mismo. Nat Pepys estaba sentado ante la puerta principal de la casa, bajo una sombrilla para protegerse del sol. Mientras me dirigia hacia las cuadras me observo volviendo la cabeza ligeramente, no se si a proposito o por el dolor que sentia. Al pasar por delante me detuve y me encamine hacia ese hombre que nos habia causado tantos problemas. Tenia los labios apretados y el rostro tumefacto; su aspecto no podia ser peor. Sabia que muchas de las heridas eran superficiales y que sanarian pronto, pero aun asi no ofrecia una imagen muy agradable.

– ?Como se encuentra? -pregunte antes de recordar que no podia contestarme.

Emitio un breve grunido y empezo a sacudir la cabeza con movimientos espasmodicos. Me encogi de hombros -los tipos como el me traian sin cuidado- y segui mi camino mientras oia sus grunidos cada vez mas fuertes a mi espalda. No se si me llamaba para que volviera a su lado o sencillamente me insultaba.

Dominique estaba sentada junto a la puerta de la cocina, pelando guisantes. Al oir que me acercaba miro en mi direccion, pero al principio no dijo nada. Me sente en el suelo a su lado y me puse a juguetear con unas piedrecitas, preguntandome quien de los dos hablaria primero y si estaria pensando lo mismo que yo.

– ?Y? -dijo al final-. ?Has visto a Jack?

– Si .

– ?Y que?

– ?Y que, que? -pregunte exasperado. Llevaba el cabello recogido en la nuca y un vestido escotado que acentuaba la tersura y blancura de su cuello de cisne. Suspire, rabioso conmigo mismo, y arroje lejos las piedrecitas.

– ?De que hablasteis? -pregunto sin perder la paciencia.

– Bueno, Jack esta muy angustiado. No hace falta decirlo; la carcel es un lugar espantoso, y sabe que pasara en ella mucho tiempo. El pobre esta hundido.

– Es normal, ?como va a estar? Pero ?de que mas hablasteis?

Vacile al tiempo que sentia su mano en la nuca; de pronto empezo a masajearme con fuerza los nudos de tension que se habian ido acumulando, y por fin me senti mejor.

– Ha ahorrado mas de trescientas libras -dije.

– ?Trescientas…? -repitio a viva voz, reproduciendo la reaccion que yo habia tenido dos horas antes-. ?En serio?

– En serio.

– Es mucho dinero. Piensa lo que podria haber hecho con esa suma: dejar este lugar atras y empezar una nueva vida en otra parte. Cualquiera podria hacer lo mismo. El dinero llama al dinero.

Me pregunte si no estaria refiriendose veladamente a nosotros en vez de a Jack. Ambos sabiamos lo que estaba pensando el otro, pero hasta ese momento ninguno de los dos habia dicho nada. Al final Dominique no aguanto mas y dijo con voz grave:

– No le sirve para nada, Matthieu.

Me levante y me puse a caminar de un lado a otro delante de ella.

– Entonces, ?que propones? -pregunte en tono de indignacion-. ?Coger el dinero y escapar? ?Dejar a Jack pudriendose en su celda mientras nos largamos con sus ahorros?

– No puedes hacer nada para ayudarlo. El se lo ha buscado. Y por el amor de Dios, baja la voz. ?No hace falta que se entere todo el mundo, caray!

Estaba hecho una furia; detestaba encontrarme en esa situacion.

– Pero… ?y si puedo ayudarlo? -murmure, aunque me ha bria gustado no tener que tomar una decision-. ?Y si empleo ese dinero para sacarlo de la carcel? ?Que me dices, eh? Al fin y al cabo son sus ahorros. Es el quien ha trabajado para conseguirlos, no tu ni yo. Y en el caso de que pasara a la sombra los proximos anos, al salir siempre tendria ese dinero esperandolo. De ese modo habria una oportunidad de que reconstruyera su vida.

Dejo en el suelo el cuenco de guisantes y se puso de pie. Se acerco, tomo mi cara entre sus manos y me miro a los ojos.

– Escuchame, Matthieu -dijo con una serenidad que yo estaba muy lejos de tener-. Ya no eres un nino, puedes tomar decisiones por ti mismo. Piensa en lo que voy a decirte: esta es nuestra oportunidad, tuya, mia, de Tomas. Es la ocasion que siempre hemos buscado. Podemos hacerlo; Jack no es tu amigo; piensas que lo es, pero te equivocas de medio a medio. No le debes nada, de verdad.

Me eche a reir.

– No es cierto. Si que es mi amigo. Mira lo que hizo por mi. Fue a la carcel por evitar que yo corriera esa misma suerte. Si yo no le importara, no habria pegado a Nat.

– ?Acaso crees que estaba defendiendo tu honor? -pregunto con los brazos en jarras. Abrio y cerro la boca varias veces como si dudara si seguir por ese camino-. ?Piensas que lo que estaba en juego era tu honor? Pues te equivocas: era el mio. Jack defendia mi honor. ?Abre los ojos, Matthieu!, ?no entiendes nada!

Di un paso atras, sorprendido. No entendia de que me estaba hablando.

– ?Tu honor? -musite frunciendo el entrecejo-. No… -De pronto cai y mire a Dominique azorado-. Pero ?que insinuas?

No respondio enseguida, sino que bajo la vista al suelo, avergonzada.

– Entre el y yo nunca ha pasado nada, por supuesto -aclaro al fin-. No he dejado que ocurriera. Ya sabes que te quiero a ti, Matthieu.

La cabeza me daba vueltas. Tuve ganas coger un caballo y marcharme de alli al galope, dejarlo todo atras, Jack, Dominique, el dinero.

– Mientes -dije con tono cortante.

– Piensa lo que te de la gana. Yo solo digo que Jack Holby no es mas amigo tuyo que mio, y que tiene algo que podemos tener nosotros, algo que podemos coger para luego marcharnos. Tu sabras lo que haces. Por cierto, ?donde lo esconde?

Negue con la cabeza, aturdido.

– Espera. Espera un momento. Quiero saber a que te refieres cuando dices que Jack defendio tu honor.

Suspiro y miro alrededor, secandose las manos en el delantal.

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