– Ha tenido que colarse por la ventana de un piso de la planta baja -explico Andrea-. La mitad de los medios de comunicacion mundiales estan acampados aqui delante. Esperan una respuesta de Tommy.
– Que no se le ocurra ponerse ante ningun microfono -dije con firmeza-. Solo le falta declararles la guerra a sus productores. Dile que mantenga la boca cerrada. Si quiere volver, es lo mejor que puede hacer.
– No te preocupes, no piensa decir nada.
– Aparte de eso, ?como esta?
– Bastante bien, la verdad -respondio Andrea en tono optimista-. De hecho, mucho mejor que la semana pasada. Ha vuelto al hospital a hacerse una revision. Habla de unirse a un grupo de drogadictos anonimos, y no creo que le vaya mal.
– Ah, ?si? -dije, encantado de oir esas palabras-. Al fin buenas noticias.
– Siempre y cuando no lo deje, pues ya sabes como es. -Hizo una pausa-. ?Crees que recuperara su trabajo en la serie?
– No lo se -conteste tras una leve vacilacion-. No me haria muchas ilusiones. El publico es muy inconstante. Ahora Tommy esta en el candelero, pero dentro de un par de semanas la gente quiza lo haya olvidado. No tienen mas que pensar otra trama melodramatica para enganchar de nuevo a la audiencia. Ah, ?todavia se hace ilusiones de que van a llamarlo de la emisora?
– Creo que si, pero no estoy segura. No habla mucho de eso. Si quieres que te diga la verdad, esta de un humor muy extrano ultimamente, sobre todo desde el dia que viniste a verlo. Su actitud ha cambiado por completo.
– ?No me digas! -exclame, consciente de que sus palabras contenian una pregunta velada que yo no estaba dispuesto a responder.
Como es natural, Tommy habia reaccionado con incredulidad a mi confesion. Era la primera persona a quien le contaba mi vida, y se habia echado a reir, pensando que estaba tomandole el pelo.
Hablamos largo y tendido durante horas y le conte muchas historias sobre sus antepasados, asi como incidentes en que me habia visto envuelto. Le hable sobre mi juventud y mi primer amor, que habia acabado en tragedia; le conte que la mujer de quien me habia enamorado no merecia mi afecto. Se lo conte todo. Me remonte al siglo XVIII, pase al XIX y luego al XX. El escenario cambiaba una y otra vez: Francia, Inglaterra, Estados Unidos… Le hable de personas que el conocia a traves de los libros de historia y de aquellos cuyo nombre habia desaparecido despues de su muerte, solo para vivir en el recuerdo de sus contemporaneos, que a su vez murieron, y quede solo yo, el mas viejo de todos.
Al final me levante para irme, dejandolo en un estado de desconcierto e incredulidad absolutos.
– Tio Matt -pregunto antes de que cruzara el umbral-, todas esas personas, mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo y demas, ?debo suponer que son una especie de simbolo para mi? ?Te lo has inventado todo para aleccionarme?
Solte una carcajada.
– No -respondi-, en absoluto. Todas esas cosas ocurrieron de verdad, te lo aseguro. Piensa lo que quieras, pero no olvides que ahora te toca a ti. Te aseguro que lo que te he contado no se lo revele a ninguno de tus antepasados. Quiza deberia haberlo hecho; a veces pienso que quiza se habrian salvado si lo hubiesen sabido. En cualquier caso, ahora ya lo sabes. Lo que hagas con esta informacion es asunto tuyo. Solo te pido una cosa…
– ?Cual?
– Que no se lo cuentes a nadie. Lo ultimo que quiero es compartir tu fama.
Se echo a reir.
– ?Tu y yo juntos! -oi que decia mientras me alejaba.
– Es probable que aun este convaleciente -dije a Andrea-. Dale tiempo, volvera a ser el de antes. ?Y tu como estas, por cierto? No debe de faltar mucho…
– Un par de semanas -repuso jovialmente-. Espero que no se le ocurra nacer el dia de Navidad. Que sea antes o despues, por favor, pero no el veinticinco.
– Mientras sea un nino sano… -comente, tal como suele decir la gente en esas circunstancias.
– O una nina.
– Exacto -dije, como si hubiera alguna posibilidad.
Caroline empezaba a amargarme la vida. Trabajaba de firme y se desvivia por complacerme, pero tenia una opinion formada acerca de todo, y a pesar de su inexperiencia en el mundo de la television, en las reuniones de la junta llevaba la voz cantante. A veces sus ideas no carecian de cierto encanto ingenuo. Para ser justos, era habil sorteando el argot del medio y tendia a criticarme por el abismo que a su juicio existia entre lo que el publico queria ver y mi percepcion de lo que deberian estar viendo (nada), pero la mayor parte de las veces su ignorancia era demasiado evidente y solo conseguia enfurecernos a mis colegas y a mi, que la considerabamos una arrogante y una incompetente. Contratarla habia sido un error garrafal desde el principio, sobre todo para ocupar un puesto tan alto de la emisora, aunque entonces yo no habia tenido otro remedio. Despues de todo, Caroline controlaba las acciones de su padre y P. W. seguia siendo un miembro importante de la junta, ademas de uno de los propietarios de la emisora. Me gustara o no, se quedaria. A menos que consiguiese persuadir a su padre de que volviera, claro, aunque eso no significara necesariamente la marcha de Caroline.
Una noche me encontraba trabajando a altas horas, ocupado en resolver ciertos problemas de la programacion y convencido de que estaba solo en el edificio, cuando Caroline abrio la puerta del despacho y se quedo en el vano mirandome con una extrana sonrisa de satisfaccion.
– Caroline -dije sorprendido, aunque sin demasiado entusiasmo-. ?Que haces aqui a estas horas? Creia que todo el mundo se habia ido a casa.
– ?Que razon tendria para estar en casa? -murmuro con una sonrisa timida.
No supe que responder. La verdad es que nunca nos habiamos hecho confidencias.
– Matthieu -dijo entonces, mordiendose el labio inferior antes de volver sobre sus pasos-. ?Te importa esperar un momento? Voy a buscar algo.
Deje la pluma encima de la mesa y me restregue los ojos. Me sentia cansado y no estaba de humor para jueguecitos, y mucho menos para hablar del trabajo. Fuera lo que fuese lo que queria, rece para que no se alargara mucho. Me plantee reunir los papeles que estaba estudiando y llevarmelos a casa, pero una de mis reglas de oro consiste en no mezclar el trabajo con el ocio, y nisiquiera la perspectiva de aguantar una larga conversacion con Caroline constituia amenaza suficiente para obligarme a romperla.
Cuando reaparecio, llevaba una botella de champan y dos copas. Cerro la puerta con el pie.
– ?Y esto? -pregunte incredulo, pues era lo ultimo que me esperaba-. ?A que se debe?
– ?De verdad que no lo sabes?
Mientras depositaba la botella y las copas sobre el escritorio ante mi, sonrio.
– ?Que celebramos?
– Es nuestro aniversario, Matthieu, no me digas que lo has olvidado.
Hice un esfuerzo por recordar. Ya no era un nino, es verdad, pero aun me quedaba un poco de memoria y sabia que, aunque habia pasado por unos cuantos matrimonios desastrosos, no me habia casado con ella. Negue con la cabeza y sonrei incomodo.
– Perdon, pero…
– Hace cinco meses que nos conocimos, el dia que me hablaste de venir a trabajar aqui, ?recuerdas?
– ?Y eso cuenta como aniversario?
– Oh, anda ya -dijo, tras lo cual descorcho la botella y sirvio dos copas-. No necesitamos ninguna excusa para beber juntos, ?verdad? Somos amigos.
– Claro -musite sin demasiada conviccion al tiempo que cogia la copa que me ofrecia y brindaba con ella-. Bueno, ?por otros cinco maravillosos meses! -exclame no sin un deje de ironia.
– ?Por muchos anos! -me corrigio, dandome un golpe en el brazo-. Nos espera un gran futuro juntos, Matthieu. Tu y yo. ?Tengo tantos planes para este lugar! Puedo hacer tantas cosas aqui… Soy una mujer fuera de serie, ?sabes? Si me tratas el tiempo suficiente, lo comprobaras.
Asenti lentamente. Al fin lo entendia. Es curioso que despues de doscientos cincuenta y seis anos de vida todavia me cueste ver cuando alguien esta coqueteando conmigo. En este caso, la sospecha de que escondia segundas intenciones me habia despistado. Caroline no era la clase de mujer que daba algo por nada.
– Mira, Caroline… -empece, pero me interrumpio.