– ?Hablaste con Tara Morrison?
– Si, quedamos para comer hace unos dias.
– ?Y le ofreciste el trabajo?
– Claro.
Abrio los ojos como platos.
– ?Y que paso? ?Que contesto?
– Dijo que se lo pensaria. No iba a darme una respuesta ahi mismo, ?no? Pero creo que podemos confiar en recuperarla. Ha cambiado, creo. Sigue siendo una mujer ambiciosa, pero de un modo distinto, no se, mejor.
– Todos somos ambiciosos, Matthieu.
– Si, pero ella busca… ?como lo diria?… -Intente pensar por que habia salido tan impresionado de nuestra comida; en que se diferenciaba la mujer actual de la Tara que habia conocido-. Quiere sentirse orgullosa de lo que hace, ?entiendes? Quiere ser… -Me eche a reir-. En fin, quiere ser una buena profesional, respetarse a si misma y hacer algo de lo que pueda sentirse orgullosa.
– Bien -dijo Caroline-. Me pondre a trabajar en algunas ideas para ella.
– No -respondi-. De Tara me ocupo yo. Aun estamos en la delicada fase de la negociacion, de modo que sera mejor que te mantengas al margen. Ni siquiera la conoces personalmente.
– Solo hablaba de unas ideas de la programacion…
– Escuchame, Caroline, no quiero que te metas en este asunto. Dejamelo a mi y todo ira bien. Si no sabes tratarla, Tara se te merendara en un visto y no visto.
Se arrellano en la silla con expresion ofendida. Ahora estaba seguro de que Caroline no se entrometeria.
– Perdona -dijo finalmente-. No voy a hacer nada que tu no quieras, por supuesto. Tambien yo quiero enorgullecerme de mi trabajo, y que tu te sientas orgulloso de mi.
Clave la vista en el escritorio y acto seguido senti la palma de su mano acariciandome la mejilla.
– ?No crees que podriamos intimar un poco mas, Matthieu? -anadio.
Corri la silla hacia atras y alce las manos.
– Lo siento, Caroline, pero no creo que sea una buena…
– Pareces no darte cuenta de lo que siento por ti -dijo al tiempo que se levantaba y se acercaba mas, con un contoneo seductor que me parecio una burda imitacion de una actriz de telenovela-. Siempre me han atraido los hombres maduros.
– Seguro que tan mayores como yo, no, creeme. En fin, me parece que…
– Probemos -susurro, inclinandose para besarme.
Me escabulli.
– Perdona -dije, tomandola suavemente del brazo-. Lo siento, de verdad.
Se aliso la ropa con las manos y recobro la compostura.
– Vale. Ningun problema. Me marcho. -Se dirigio a la puerta como un huracan y antes de salir se volvio para mirarme por ultima vez-. Recuerda que soy una accionista mayoritaria, Matthieu, y estoy en mi derecho de decidir cosas, que es exactamente lo que hare.
Suspire y volvi a concentrarme en mi trabajo.
Unos dias mas tarde sono el telefono. Era Tara, que aceptaba mi oferta y estaba impaciente por reincorporarse al trabajo.
– ?Y que pasara con la BBC? ?Te dejan marchar asi como asi?
– No exactamente. Mi agente ha mantenido unas cuantas discusiones con la emisora, ha aducido la falta de compromiso que han mostrado hacia mi carrera, ese tipo de cosas. Ha amenazado con demandarlos, y despues de ciertas negociaciones puede decirse que me he quedado sin trabajo.
– Bien, pues pongamos fin a esa situacion ahora mismo -dije encantado-. Me alegro mucho de que vuelvas con nosotros. -Titubee un momento antes de anadir-: Te he echado de menos.
– Yo tambien -admitio tras una pausa, dubitativa-. Anoro nuestra amistad, por no hablar de nuestras discusiones.
– Espero que esta vez todo sea distinto. La emisora va a cambiar. Disfrutaras de cierta autonomia en tu trabajo. Confio en ti.
– Lo unico que me preocupa -dijo con cierto nerviosismo- es saber quien dirigira la emisora.
– Bueno, de momento un servidor.
– ?No decias que querias dejarlo?
– El trabajo del dia a dia, si. Por eso necesito un James Hocknell para estar al frente, pero seguire siendo socio mayoritario y miembro de la junta.
– Ya veo. Pero ?cuando preves que empezara? ?Has comenzado a buscar?
– Aun no. Sin embargo, como te he dicho, tengo una idea. Lo que ocurre, sencillamente, es que aun no he tenido la oportunidad de presentar una oferta. Ademas, antes debo asegurarme de que hago lo correcto. Dejalo en mis manos. Sea lo que sea, no tardare en hacerlo.
– Debo decirte que he hablado con Alan y P. W.
– Ah, ?si? -dije, asombrado. Llevaba tiempo sin hablar con Alan y en cuanto a P.W. no habia sabido nada de el desde su marcha-. ?Donde localizaste aP.W.?
– Tengo mis fuentes de informacion -repuso entre risas-. Va a casarse en las Bermudas, ?lo sabias?
– Dios mio, lo que nos faltaba. Apuesto lo que sea a que su futura esposa es una bailarina del vientre de dieciseis anos. ?Me equivoco?
– Bueno, tiene dieciseis anos, si, pero alli las restricciones respecto a la edad no son tan estrictas como aqui.
Me eche a reir.
– Me pregunto que debe de ver en el millonario P. W. -comente con sarcasmo.
– ?Quien sabe! En cualquier caso, pense que antes de volver a embarcarme en la emisora debia hablar con el o con Alan, y todo fue bien excepto por algo que dijo P. W.
– ?Que?
– Resulta que quiere vender todas sus acciones, ?lo sabias?
– No tenia ni idea -respondi-. ?Desde cuando?
– Bueno, segun el, hace poco que lo decidio, pero aun no ha hecho nada al respecto. Esperara a que pase la boda y demas, y luego vendera todas sus acciones del canal. Al parecer quiere fundar una emisora de radio en las Bermudas con las ganancias.
– ?Una emisora de radio! -exclame intrigado-. ?Que curioso! ?No tendras su numero de telefono por casualidad?
– Pues si. ?Tienes papel y lapiz a mano?
– Si, claro. Sera mejor que me lo pases antes de que llegue a oidos de otras personas. -Apunte el numero y lo deje al lado del telefono para utilizarlo de inmediato-. Si vienes manana tendre los contratos redactados.
– Si, pero no me esperes muy pronto. Por una vez me gustaria dormir.
– De acuerdo. Te espero al mediodia. Me gustaria contarte algo, ?puedo confiar en tu discrecion?
– Por supuesto. ?Acaso no he confiado en la tuya al hablarte deP.W.?
– Por esa razon quiero que me aconsejes acerca de algo. Se trata de la persona que quiero poner al frente de la emisora cuando me vaya. Escucha lo que voy a decirte, y no me interrumpas hasta que acabe. Es una buena idea, mucho mejor de lo que puedas creer.
Primera reunion: Tommy llego a las once en punto a mi despacho, lo cual me alegro, ya que me esperaba un dia muy ajetreado y deseaba resolver esos problemas antes de Navidad. Al principio me costo reconocerlo. Llevaba dos semanas sin verlo, desde la tarde en que le habia contado mi vida, y en ese tiempo habiamos mantenido un par de breves conversaciones por telefono. Se habia tomado una semana de vacaciones, si puede llamarse asi, en una clinica de adelgazamiento y se habia apuntado a un programa de rehabilitacion para drogadictos como paciente externo; me sentia muy orgulloso de el.
– Tommy -lo salude mientras entraba tranquilamente en mi despacho tras sortear a mi secretaria, que, embelesada por su presencia, no habia creido necesario anunciarlo-. ?Que te has hecho?
Se habia cortado el pelo dejandose un tupe al estilo frances. En lugar de lentillas, llevaba unas gafas