– Escuchad -el muchacho ya se habia sacado las manos de los bolsillos y casi parecia amenazador, inclinado hacia delante, gesto hosco, rostro hurano-: Dejaos de marear la perdiz, ?vale? Menos articulos y mas buscar al cabron que lo hizo. Ahora es facil largar de ella, escribir esto y aquello, pero cuando pedia una oportunidad, nadie se la dio. La jodieron siempre, asi que no vengais ahora con capulladas.

– No pretendiamos… -trato de decir Julia.

– ?Bah, iros a la mierda! -Paco les dio la espalda y se metio en el taller.

Lo ultimo que vieron de su rostro fue la afectacion que lo cubria.

Capitulo 5

Gil detuvo la moto dos calles mas alla, con sus correspondientes esquinas. Paro el motor y se volvio hacia su companera.

– ?Que opinas?

– No se -dijo Julia.

– Yo creo que miente -revelo el.

– Bueno, eso por supuesto. O que habla con medias verdades y medias mentiras, receloso.

– ?Y si aun salian juntos?

– No -Julia arrugo la cara-. Eso, seguro que no.

– ?Por que estas tan convencida?

– Instinto.

– Pues vale -Gil la observo con sorna.

– Si hubieran sido novios, el habria ido al entierro, se le veria de otra forma, lo habria acusado mas. Lo que esta es resentido. Me juego lo que quieras a que ya tiene un relevo desde hace semanas, y que por esa razon no fue a despedir a su ex. Esa clase de guaperas nunca estan solos. Chasquean los dedos y salen como setas.

– ?Experiencia?

– No seas burro. Llamalo psicologia. El tal Paco debe de usar los coches del taller para sus cosillas, como todos los mecanicos, con la excusa de probarlos; es un durillo, se mueve por aqui como el rey del mambo, ganara su dinerito… ?Que quieres? Lo que esta claro es que no la ha olvidado, ni la olvidara. ?Has visto la cara que ponia al decir que era guapa?

– Si.

– Algo mas: ha dicho que lo de las drogas fue antes de salir con el, pero de su detencion por robo ni una palabra, salvo que ella estaba desesperada despues de morir su madre.

– ?Y que?

– ?Marta roba teniendo un novio?

– ?Y lo del orgullo? -considero Gil.

– ?Tanto? ?Con quince anos?

– Entonces catorce. No olvides que cumplio los quince hace poco.

Fue como si eso la hiciera mas nina, mas indefensa, mas vulnerable.

– ?Jesus! -se estremecio Julia.

– Desde luego, parece distinta a como la imaginabamos, ?no?

– Y aun no la conocemos, solo hemos empezado a escarbar. Me parece que esto va a ser un gran trabajo.

– Retrato de una adolescente manchada.

– Buen titulo.

– ?Seguimos investigando?

– ?Pues claro! -le miro desconcertada-. ?Quieres dejarlo?

– No, solo queria estar seguro.

– Presiento que vamos a encontrar algo mas.

– En eso estamos de acuerdo -convino Gil.

– Y te juro que ya tengo ganas de empezar a escribir. ?Tu no?

– Tambien.

– ?Que hacemos ahora?

La respuesta les resulto obvia.

– Tenemos que ver a la abuela -dijo el-. Es imprescindible.

– Andando -Julia se puso el casco.

Ya no inspeccionaban el barrio. Fueron directamente a la calle en la que vivian Marta y su abuela tras orientarse un poco para no hacerse un lio y perderse. Aparcaron la moto y subieron los dos, cruzando los dedos. Por desgracia, el resultado fue el mismo: nadie en el piso.

La vecina, esta vez, tampoco abrio la puerta.

Bajaron a la calle despacio y se quedaron un instante como peces fuera del agua.

– ?Ursula? -Julia puso cara de muy serias dudas.

– Tal vez despues, o manana -calculo Gil.

– Pues ya me diras.

– En la informacion que te dio tu padrino consta el lugar en que estuvo recluida Marta cuando la detuvieron, ?no? Eso del tutelar de menores.

– Si.

– Era menor de edad, y eso no es una carcel, pero al no tener madre… Puede que pasara alli unos dias, unas semanas, unos meses antes de que la soltaran. Tenia a su abuela, digo yo. En fin, no se muy bien como funcionan estas cosas, pero tiene sentido.

– Es una posibilidad.

– Nos servira para hacernos una idea mejor de como era.

– Me parece bien -asintio Julia.

– Pero antes, ya que estamos aqui… -Gil puso cara de malo.

– ?Que se te ha ocurrido ahora?

– ?Que tal el Aurora?

– ?El puticlub? -se extrano ella-. ?Para que?

– Tenemos que escribir un reportaje, ?recuerdas? Su madre trabajaba ahi, por tanto, no nos ira mal conocerlo, para hacernos una idea y explicar como es.

– ?Quieres entrar? -alucino aun mas ella.

– No, mujer -dijo Gil-. En primer lugar, a estas horas de la manana no creo que este abierto. Y en segundo lugar, yo solo hablo de ver su aspecto. Creo que te has olvidado de que eres periodista y, de repente, te has convertido en policia. Y no es eso.

– ?Parezco de la pasma? -arqueo las cejas Julia.

– Tampoco hay mucha diferencia -manifesto el-. Todos hacemos lo mismo: preguntar.

– Es que cuando te metes…

– Ya -sonrio Gil.

Julia inundo su rostro con una sonrisa tan dulce como sentida.

– ?Sabes? Lo que pasa es que, desde que hemos empezado…, y cuanto mas vamos avanzando, aunque sea poco… -hizo uno de sus gestos indecisos y ambiguos-. Siento un frio raro en el cuerpo.

– Estoy de acuerdo. Y algo aqui -se toco el estomago.

– Es como si… -se quedo sin una palabra que explicara su estado.

– Tranquila, te entiendo.

– Tenias razon ayer cuando me dijiste que no era una noticia, sino algo de verdad que le habia sucedido a un ser humano. Puede que sea eso. Ahora, Marta es cada vez… mas real.

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