– ?Y por telefono?
– Lo mismo. La he estado llamando sin parar y su abuela me decia que no estaba en casa, que no sabia nada de ella y que, cuando volviera, ya le daria el recado. Yo no podia creerlo, pero… Me dijo que no era la primera vez que pasaba unos dias fuera sin avisarla. Es… increible.
– No tenia movil, ?verdad? -quiso confirmarlo.
– No.
– ?Por que no fuiste a su casa?
– Porque Marta me prohibio que lo hiciera. Tengo sus senas, pero… Ella me dijo que si una vez, una sola vez, me veia en su casa, en su calle, en su barrio, cortaba conmigo. Y lo decia en serio. Le jure que no lo haria.
– ?Cuando fue la ultima vez que llamaste y hablaste con su abuela?
– El viernes pasado. Me dijo que no volviera a telefonear, que la estaba poniendo aun mas nerviosa de lo que estaba. Me solto unos gritos y…, ?que iba a hacer yo? Desde entonces me he vuelto loco.
– ?Te extrano?
– ?Que si me extrano? ?Estais de cona, o que? ?Estoy muy preocupado! ?Adonde puede haber ido? ?Por Dios, solo tiene quince anos, y a nadie mas que a su abuela y a mi! ?Ella no se habria ido sin decirmelo!
– ?Erais muy amigos?
David se puso rojo ante la primera pregunta de Julia. No hacia falta una respuesta. Bajo la cabeza y entonces se dio cuenta de que la formula para hacerla habia sido empleando el pasado, no el presente. Hundio en la muchacha sus ojos repentinamente pequenos.
– ?Erais?
Se lo dijo Gil. Ya no espero mas. Ninguno de los dos sabia si existia una forma de decir algo como aquello, porque nunca habian tenido que hacerlo. Su voz se lleno de crepusculos cargados de dulzura.
Como si pudiera lanzarse una bomba atomica rodeada de flores.
– Marta ha muerto, David.
Se quedo muy quieto. Lo unico que se movio en el fueron las pupilas, inundadas a una velocidad abismal. Una subita marea que las desbordo. Cuando cayeron las dos primeras lagrimas, saltando hacia abajo en un torrente que lacero sus mejillas, se hundio sobre si mismo. Julia lo estaba esperando, asi que le abrazo. Fue un gesto instintivo.
Y David, igual que un androide sin resistencia, se fundio con ella.
La escena se congelo unos segundos, quiza un minuto.
– Dios mio -gimio el chico.
El mundo se movia a su alrededor, el trafico era una locura, la gente entraba y salia del metro convertido en un hormiguero, prisas, carreras, olores, sensaciones. Y en su isla, la otra realidad.
Estaba abrazando y consolando a una persona a la que acababa de conocer.
– Ayudanos, David -le pidio Julia.
– ?A… que?
– Dinos lo que sepas.
David se separo de ella. Se paso la mano por los ojos. Su cara expresaba ahora el desconcierto y el dolor que le estaban destrozando por dentro.
– ?Yo?
– ?La querias?
– Si, desde que nos conocimos…
– ?Cuando fue eso?
– No… hace mucho -llego a sonreir con su primera evocacion-. Manana hubiera hecho… un mes.
– ?Como fue?
– El dia de la tromba de agua -se sumio en ese recuerdo y bajo los ojos-. Yo estaba cobijado en un portal cuando llego ella, empapada y calada hasta los huesos. Nos pusimos a hablar y luego…, estornudo y le ofreci mi chaqueta, para que se tapara. Estabamos aqui cerca, asi que, al parar de llover, le sugeri que subiera a mi casa a secarse. Despues…, bueno, quedamos en vernos aquel sabado y…
– ?En este mes habeis hablado mucho?
– Si os referis a si me conto su historia, si, lo hizo. Se que apunalo a aquel hombre, que tomo drogas despues de que la violaran y que estuvo detenida por robo. Lo se todo -volvio a levantar sus ojos con orgullo.
– Asi que confio en ti.
– Si.
– ?Te conto por que cometio esos robos?
– Salia con uno que la obligo. Un hijo de… -crispo los punos-. Marta es la persona mas dulce, carinosa y romantica que he conocido. Se vuelca siempre en lo que hace. Creo que tiene tanta necesidad de ser amada como de amar. Es un volcan en constante erupcion, y tan llena de vida…
Hablaba de ella en presente. Todavia. La palabra «vida» le hizo darse de bruces con la muerte. La idea ya era una realidad, pero ahora tenia que aceptarla, y eso no era facil. Penetraba en su mente igual que un taladro, causando mucho dolor.
– ?Llegasteis a acostaros?
– ?No!
Julia comprendio que era una pregunta estupida. Y que el, incluso por aquella vehemencia, podia haber mentido. La idea de que estuviese embarazada o algo asi se esfumo tan rapido como acababa de surgirle en la mente. Dejo que Gil continuara el interrogatorio mientras pudieran.
– ?La notaste extrana los ultimos dias?
– Estaba muy feliz, ilusionada, contenta… Decia que su vida iba a cambiar.
– ?Por que?
– No lo se. No quiso decirmelo. Era un misterio. Supuse que jugaba conmigo, pero no; la verdad es que nunca queria sonar despierta, sino basarse en realidades. Desde luego, estaba esperando algo. Y algo maravilloso.
– ?Tu que pensabas?
– Yo no pensaba nada. Era una chica sencilla, risuena, tan guapa… Siempre estaba riendo -ahora si hablaba en pasado, y fue consciente de ello-. Ni siquiera me habeis dicho como… ha…
Volvio a llorar.
Y ni Julia ni Gil pudieron decirle la verdad.
– La policia lo esta investigando -quiso ser evasivo el.
– ?La policia?
– Aun es un misterio. La encontraron… muerta, ?comprendes?
No, no lo comprendia. Era imposible. Se preguntaron cuanto lograrian sostenerle minimamente consciente.
– No… es… justo… -gimio mas y mas destrozado.
– David, por favor. Solo unas preguntas mas.
Lloraba erguido, sin volver a derrumbarse y sin que Julia le tendiera sus brazos. Ahora, algo les separaba. Los mensajeros siempre eran decapitados cuando traian malas noticias. Y ellos acababan de hundirle la vida.
– ?Que quereis que… os diga?
– ?Te hablo de una fundacion llamada ASH, Ayuda Social Humanitaria?
– No.
– ?Y de sus amigas?
Intento regresar de su mas alla del dolor.
– Patri… y Ursula…
– ?Que decia de ellas?
– De Ursula… -fruncio el ceno, aturdido-. De Ursula, que cuando me la presentase… alucinaria. No queria contarme mas. De Patri decia que… que tenia mala suerte y que… lo sentia… por ella. La ultima semana estaba preocupada porque… -se llevo una mano a la sien-. Me comento que… Si, que habia desaparecido, que llevaba dias sin saber… nada de ella. Y luego…
– Luego, ?que?
– La ultima noche que hablamos… por telefono… me dijo que ya sabia donde estaba.
– ?Nada mas?
