Se le escapo de lo mas profundo, y llego a sus labios, envuelto en un estertor que a duras penas contuvo sus lagrimas.
– Te dire por que esta muerta -Gil hablaba despacio, marcando pausas e inflexiones-: Todos le dieron la espalda, hasta tu misma.
– ?Yo no!
– Has dejado que la mataran.
– ?Cono, cono, cono…! -quiso golpearle, como antes al chico de los besos o a los de la calle.
Gil atrapo sus manos sin esfuerzo.
– Ahora estas dejando que su muerte sea inutil.
– ?Ves como no sabes nada? ?De donde salis vosotros? ?Quien os creeis que sois?
– Al comienzo fue el barrio, esta trampa que os atrapa a todas y a todos -comenzo a decir el-. Un rodar por la pendiente y ya esta. Ningun asidero. Ninguna oportunidad.
Ni siquiera para Marta, que era diferente porque era mas sensible, mas inteligente, y estaba llena de esperanzas, con ganas de estudiar… Su madre no la queria, la culpaba por haber perdido a su amante al quedar en estado. Y cuando se vio obligada a lanzarse a la desesperada para poder comer, se hundio y la arrastro con ella. A Marta la violo un cliente. No se lo dijo a nadie -Ursula estaba ahora muy quieta, absorta en sus palabras-. Puede que ni te lo dijera a ti. Fue tan duro de soportar que empezo a tomar drogas. Luego las vendio para costearse sus dosis. Su unica evasion y su unico medio de supervivencia. Pero siguio siendo lista, comprendio que eso la conduciria tan solo a un final rapido, y logro dejarlo. Un gran merito. Claro que, para entonces, ya tenia su primera cruz en una ficha policial. La segunda fue la agresion a un cliente que estaba pegando a su madre. La defendio, pero el tipo la denuncio, y volvio a tener problemas con la justicia. Su madre le dio la espalda una vez mas. Y tambien su padre de verdad, al que fue a ver para darse con una puerta cerrada en las narices. Entonces aparece el amor: Paco. Y aqui tenemos a Marta rendida, entregada. El amor lo puede todo, y encima Paco es un guaperas. Esta tan enamorada que, cuando el le pide que robe algunas cosillas…, ella lo hace. Paco es listo, y… ?cuanto, cinco anos mayor que ella? Primero debio de ser una matricula, despues un guardabarros, mas tarde unas luces, finalmente algun que otro reproductor de compactos… Cuando la policia la detuvo, ella se comio el marron. Puede que supieran que Paco estaba detras, pero sin su testimonio…, no tuvieron pruebas. Asi que el se libro, pero Marta, lo mismo que en lo de las drogas, desperto. Y logro pasar de el, a pesar de sus sentimientos. De vuelta a la soledad.
– No estaba sola -dijo Ursula.
– Oh, si, claro. Os tenia a ti y a Patri, y mas recientemente, a David.
– ?Tambien sabes… lo de… David?
– Hemos hablado con el. ?Sabias tu lo de la fundacion ASH?
Ursula no respondio.
– ?Que ha sido de Patri? -pregunto Gil.
Ahora si, volvio el miedo, se impuso al dolor y a la derrota. Un miedo inmenso, asfixiante, tan devorador que la hizo temblar una vez mas y se apodero de sus escasas fuerzas, inundandole la razon.
– Marta…
– ?Si, Ursula?
– Aquel cabron… -sus ojos perdieron concentracion, la vieron replegarse en si misma, ahogarse en su desconcierto-. Le hizo… mucho dano… Muchisimo, ?vale?
– ?A quien te refieres?
– Al que… la violo -desgrano con esfuerzo-. Claro que yo… lo sabia. Me lo dijo. Eramos amigas… ?Amigas! Casi… la revento, y… Pero no se rindio, ?sabeis? Ella nunca…, nunca se rendia. Decia que cada dia era distinto. Si, eso decia. «Manana vuelve a salir el sol. Es lo unico seguro». Manana…
– ?No la creias? -le dio cuerda Gil.
– ?Yo? -se encogio de hombros. Otra vez asomaron nuevas lagrimas en sus ojos, y las contuvo con rabia-. La sonadora… era ella. Siempre creia que las cosas… iban a cambiar. Yo no se de donde sacaba tantas fuerzas, ni tanta energia, ni…
– De la esperanza -intercalo Julia.
– Joder… -suspiro Ursula, rindiendose al nuevo acceso de lagrimas-. ?De donde… salis vosotros, de un… cuento… de hadas?
– ?Como podiais ser amigas? Marta, llena de fe, y tu, de espaldas a todo.
– ?Porque todo es una mierda, tio! ?Todo!
– ?No es verdad!
– ?Si!
La aceleracion y la perdida del control provocaron una nueva arcada. Se vencio hacia el lado de Julia y ella apenas si tuvo el tiempo justo de apartarse para no quedar salpicada por el nuevo vomito, que en esta ocasion tuvo mas de bilis que de papilla. Gil le sujeto la cabeza.
No sabian cuanto mas conseguirian mantenerla asi, dialogando, aunque todavia no hubiera dicho nada.
– Hablanos de Patri, Ursula.
Una mirada. Un jadeo. El silencio.
– Patri habia desaparecido, como Neli y Carolina, ?verdad?
Nada, solo sus ojos, que reflejaban una mirada entre dura e inestable.
– Marta buscaba a Patri, y le dijo a David que ya sabia donde estaba justo antes de desaparecer ella y ser asesinada.
Ursula cerro los ojos.
– ?Por que habia desaparecido Patri? ?Que le sucedio?
No iba a hablar. Ademas de los ojos, cerro los labios, con firmeza. Su respiracion por la nariz se hizo agitada. Gil miro a Julia con desesperacion, harto de darse golpes contra una pared.
– ?Por que te amenazo Lenox? -pregunto inesperadamente Julia.
Lo consiguio. Ursula volvio a abrir los ojos y la boca, como si alguien le hubiera dado un punetazo en el plexo solar, hurtandole el aire de los pulmones. Hundio su vista en ella y la atraveso mostrando un profundo panico.
– Es el
Mientras lo decia, comprendia que estaba acertando en la diana. Vacilo un instante y se encontro con la sorpresa de Gil. Puede que ya lo intuyeran, o lo supieran y no quisieran creerlo, pero ahora, dicho en voz alta…
– Chicas que se quedan solas… -musito Julia-. Marta lo comprendio y supo que Patri tenia que estar en… el
No lo esperaban, asi que les sorprendio la reaccion de Ursula. La creian agotada, demasiado mal y debil para hacer otra cosa que resistir su bombardeo de preguntas.
Se equivocaron de nuevo.
La chica empujo de pronto a Gil con los dos brazos, echandole hacia atras, y se puso en pie de un salto, con dificultad, pero tambien con mas agilidad de la que cabia esperar, dadas sus condiciones. Julia le vio la cara, azotada por aquel inmenso panico. Quiso detenerla, pero, al sostener el casco de la moto con una mano, fracaso ante aquella furia desatada.
La vieron correr sin mucha elegancia, desacompasada, trastabillando y a punto de caer un par de veces, aunque de forma milagrosa logro mantener el equilibrio y seguir, seguir, seguir.
Hubieran podido alcanzarla.
Pero ya no era necesario.
Se quedaron quietos viendo como la noche la devoraba.
QUINTA PARTE
