?Cono, vale, pero como la relacionen con la muerte de esa imbecil…! -hubo una cuarta pausa, mas breve que la anterior-. ?Si, nos descuidamos, se metio aqui y descubrio el pastel, de acuerdo! -grito el llamado Froilan-. ?Y tambien se que Lenox metio la pata, porque ese cadaver no tenia que haber aparecido nunca!

– Yo no meti la pata -intervino Lenox-. Fue mala suerte…

– ?Callate! -grito Froilan Palacios. Y volvio a hablar con Eloy-: Escucha, no pasa nada, ?sera por crias! ?El mundo esta lleno de crias mas perdidas y solas que la una! Tu ocupate de esa, yo llamare a los demas. Vamos a esperar a que pase la tormenta y ya esta -otra pausa mas dramatica-. ?Que se jodan esos babosos! ?Hazlo, Eloy! ?Yo me ocupare de limpiar esto, pero no quiero cabos sueltos! ?Si la tienes comprometida esta noche, hazlo manana, pero hazlo y que no encuentren mas cadaveres!

Colgo el auricular.

Gil seguia inmovil, detras del sofa.

– ?Y que hacemos con la otra, Ursula? -pregunto Lenox.

– ?Sabe algo?

– No, pero no es tonta.

– Me dijiste que no era como la Martita esa de los cojones.

– Y no lo es. Ademas, la tengo contenta.

– Podrias darle algo fuerte y…

– Podria.

– O que escriba una carta diciendo que se larga a ver mundo.

– No se.

Froilan Palacios debio de dar un punetazo sobre la mesa. Gil tuvo una sacudida.

– Dime una cosa, y no la cagues, ?vale? ?Es de fiar?

– Esta asustada.

– Pero no es mas que una cria, y ya sabes el dicho: quien con ninos se acuesta…

– Si la matamos, sera peor. Ella tiene familia, y era amiga de la otra. Puede que sumen dos y dos.

– ?Y que quieres que haga? -volvio a gritar el hombre.

Su voz murio al nacer otra muy cerca, en el pasillo. Alguien llamo a la puerta. Gil ya habia reconocido a su amiga, la caribena.

– ?Y ahora que cono pasa? -rezongo Froilan Palacios.

Fue Lenox el que abrio la puerta. Desde su escondite, Gil vio la parte inferior de las piernas de la mujer.

– ?S'ha io!

– ?Que?

– ?Mi chico! ?No et'ta! ?S'ha io!

Gil apreto los punos.

– ?Maldita sea! ?La madre que me…! -empezo a grunir el dueno del Aurora-. ?Es que aqui nadie puede hacer bien su trabajo? ?Donde cono…?

Fue el primero en salir por la puerta, empujando a la caribena. Lenox le siguio. Ella iba repitiendo las mismas frases, y que no tenia la culpa. Por un momento, Gil apenas pudo creerse su suerte.

No se lo penso dos veces.

Se puso en pie, se acerco a la ventana, solo para comprobar que tambien tenia barrotes al otro lado, y luego echo a correr hacia la puerta. No tenia mas que decir que habia ido al coche a buscar…

Ni siquiera llego a meterse del todo en el pasillo.

La mano de Lenox le cayo encima desde la parte de la derecha. Le empujo hacia el interior del despacho y, antes de que Gil pudiera abrir la boca, el musculitos se la cerro de un punetazo.

Froilan Palacios aparecio entre las estrellitas que de pronto empezaron a danzar por el interior de su cabeza.

– ?Y este quien cono es? -se pregunto, alucinado.

– Estaba aqui, jefe -fue explicito Lenox-, asi que lo habra oido todo.

El dueno del Aurora se arrodillo a su lado. Le cogio por el pelo.

– ?Tu de que vas? -le escupio a la cara.

Gil le mostro todo su miedo.

Intento hablar, mentir, decir la verdad, lo que fuera… Pero no pudo.

– ?Joder! ?Que esta pasando aqui? -volvio a levantarse Froilan Palacios-. ?De donde mierda estan saliendo tantos crios?

Le toco el turno a Lenox.

– Habla.

Gil tenia la garganta seca y los ojos vidriosos.

– ?Habla!

Fue un golpe tonto. Un punetazo fuerte, pero no destinado a dejarle inconsciente. Lo malo fue que la cabeza le salio rebotada contra el canto mas duro del sofa.

Gil se alegro de marcharse de alli, aunque fuera para adentrarse en aquella fria y oscura noche interior.

Capitulo 3

Julia se preguntaba cuanta adrenalina era capaz de soportar el cuerpo antes de dispararse y pasar a la fase de ataque de nervios incontrolado y total.

A la media hora ya estaba impaciente; a los cuarenta y cinco minutos, tan asustada que por dos veces tuvo el movil en la mano para llamar a Gil, o a su padrino. Al cumplirse la hora, no podia mas. O su companero se lo estaba pasando de muerte, y daba por descontado que no era asi, o… ?O que?

No tenia respuesta.

Solo aquella sensacion de agobio en la que le costaba incluso respirar.

Le dolian el pecho, la cabeza y cada uno de sus musculos.

Salio de entre los arboles que la protegian a ella y a la moto, y camino primero a lo largo de la carretera, por la que apenas habia trafico. En aquella hora, cuatro coches se habian parado en el Aurora, y dos clientes se habian marchado con los suyos. Cuando se canso de aquella inutilidad, cruzo la calzada y contemplo mas de cerca el club, sin saber que hacer.

Si esperar o… De nuevo la misma pregunta: ?O que?

Rodeo el edificio por la parte de la derecha, con cuidado, intentando pasar inadvertida, aunque si alguien salia y la sorprendia, no tenia la menor forma de justificar su presencia alli, salvo, quiza, decir que habia seguido a su novio porque sospechaba de el.

Paso a paso, fue rodeando el local, que por la parte de atras era mas bien feo e insulso.

Llegaba a la parte izquierda, para salir de nuevo a la carretera, cuando se abrio una puerta por ese lado y lo unico que pudo hacer fue ocultarse detras de dos bidones vacios y herrumbrosos. Casi no le extrano ver a Lenox, iluminado por una luz cenital, al que reconocio sin esfuerzo por su pinta de generosa musculatura. El hombre se acerco hasta una camioneta aparcada en solitario, se subio a ella y la puso en marcha, maniobrando hasta situar la parte trasera de cara a la puerta por la que el habia salido. Bajo, volvio a entrar en la casa y no tardo en reaparecer.

Cargando un bulto.

Una persona.

Inconsciente o muerta.

– ?Gil…!

Ahogo el grito en su garganta y, asustada hasta el limite, contemplo el final de la escena, como Lenox dejaba a su amigo en la parte de atras, sin miramiento alguno, y despues, como entraba de nuevo en la casa, dejando la puerta abierta con la clara intencion de volver a salir.

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