miro primero al caido, y despues a su companero.

– Gil… -vacilo.

Lenox ya no volveria a ser guapo.

– ?Mmm…! -se agito Gil.

Se abalanzo sobre el, y primero le libero la boca.

– ?Julia! -fue lo primero que grito.

– ?Por Dios, me has dejado sorda! ?Estoy aqui! -se dio cuenta de su aspecto tumefacto y abrio los ojos-. ?Que te han hecho?

– ?Estoy bien! ?Desatame, rapido…! Pero ?como…?

– Os he seguido.

– ?Estas loca?

– ?Que querias que hiciera, dejar que te matase?

Con las manos libres, el propio Gil se quito la cinta adhesiva de los pies. Era hora de salir corriendo.

– ?Tengo la moto aqui cerca!

– ?Espera! -la detuvo el muchacho.

– ?Ni hablar, vamos! -tiro de el.

No podian atar a Lenox. No tenian nada. De cualquier forma, el musculitos parecia tener un sueno bastante profundo. Julia cogio la linterna y abrio la marcha. Las luces de la camioneta guiaron el camino de regreso. No se detuvieron hasta llegar a ella. Gil fue a la parte de atras y salio con una caja de herramientas. Encontro un destornillador.

– ?Que… haces? -balbuceo Julia, que estaba despertando poco a poco de su propio miedo.

– Por si las moscas.

Perforo las cuatro ruedas.

Luego volvieron a correr, hacia la moto. No se pusieron los cascos. Julia arranco y recorrio el camino de tierra hasta la carretera. Se detuvo al llegar a ella y entonces si, se abrazaron, el temblando y ella llorando. Hasta que Gil consiguio hablar.

– Es una red de prostitucion infantil -dijo-. Secuestran a chicas que estan solas, sin familia y cuya desaparicion nadie va a denunciar. Se llevaron a Patri, y Marta sospecho algo con su desaparicion, por Ursula tal vez, que debia de conocer ya a Lenox, o… vete tu a saber. Su propia madre habia trabajado en el Aurora, asi que de alguna forma pudo enterarse de algo, o hablarle ella de como funcionaban alli las cosas. Lo cierto es que investigo y acerto. Quiso salvar a su amiga, solo eso. Llamo a Salvador Ponsa, porque solo podia confiar en el. No lo encontro, quiso hacerlo sola, o no tuvo mas remedio porque quiza fueran a llevarse a Patri. La pillaron y la mataron.

– Oh, Gil…

– Julia -la sujeto por los brazos-. ?Tambien van a matar a Patri, y a otras chicas! ?Todas las que son menores de edad! ?Vi un mapa, tienen una red por toda la costa! ?Hay que hacer algo! ?Se sienten amenazados!

Julia le miro un segundo, dos. Gil tenia una ceja partida, sangre seca por toda la cara, el ojo ya medio cerrado, el labio roto y una mejilla roja que pronto seria violacea. Fue el despertar final. Levanto el sillin de la moto, cogio su bolso, su movil, y marco el numero.

Al otro lado, una voz somnolienta protesto:

– ?Si?

– ?Padrino! -se puso a gritar, y a llorar, y a…-. ?Padrino, ven, pronto, por favor…! ?Ven!

Capitulo 4

El nicho no tenia nombre.

No era mas que una losa de piedra manchada, medio gris, medio negra, todavia con los restos de cemento en sus cuatro lados. El cemento puesto hacia apenas unos dias.

Pero al otro lado estaba ella: Marta Jimenez Campos.

No hacia falta mas.

Habia gente en el cementerio, mas de la que esperaban tratandose de un Jueves Santo, primer dia de vacaciones de Pascua para miles de personas que no podian haber salido antes de la gran ciudad. Sin embargo, ellos estaban solos en aquella calle.

Gil puso los periodicos en el borde del nicho, en un espacio de unos diez centimetros de ancho en el que quedaron mas o menos quietos, aunque alguna hoja era agitada por la suave brisa que jugaba entre las paredes donde vivian el sueno eterno sus moradores. Los titulares eran visibles todavia en sus conciencias.

«Desarticulada red de prostitucion infantil», «El grupo secuestraba adolescentes solas, sin familia, a menudo con problemas, para obligarlas a todo», «El asesinato de una menor, clave en la trama», «Dos estudiantes de periodismo destapan uno de los mayores escandalos de prostitucion en Espana», «Heroina infantil muerta por salvar a una amiga», «Catorce menores rescatadas en toda Espana», «Red de clubes de alterne clausurada por la policia»…

– ?Como es posible algo asi? -musito Julia.

– La pregunta es: ?como puede alguien pagar por una nina?

Ella se estremecio.

Se habian pasado todo el dia anterior declarando, contando su historia, identificando a Froilan Palacios, a Lenox, o lo que quedaba de el y su cara, a Patri, a Ursula… Su padrino no se movio de su lado, pero el que llevo todo el peso de la operacion fue el inspector encargado del caso, German Rocamora. Se lo dijo el mismo:

– No creais- que nos estabamos chupando el dedo. Les seguiamos de cerca. Sospechabamos de Palacios y de toda su red. Buscabamos pruebas. Pero, sin duda, vuestra intervencion ha acelerado las cosas. Relacionar a Marta con lo otro habria sido dificil. Sois dos locos, aunque…

– ?Y todo por una desconocida? -les pregunto Pablo Barrios.

– Primero era una delincuente, tu mismo lo dijiste, ?recuerdas, padrino? «Un buen elemento», «Un angelito»… Y resulto ser todo lo contrario. Eso fue lo que nos impulso a investigar. Lo que nos atrapo. Fue como entrar en una espiral. Era lo que nos dijeron algunas personas: una tia legal. Era generosa, nada egoista, una amiga capaz de luchar por otra, justo cuando ella misma estaba logrando tener su gran oportunidad. Alguien a quien la sociedad puso en un lugar y ya no quiso apartarla de el, por mas que Marta lo intento.

– Pero casi os matan.

– Casi.

Julia tenia los ojos muy fijos en la lapida. Las voces resonaban en el interior de su cabeza, pero nada en ella se movia, solo los parpados, de vez en cuando, abriendose y cerrandose por encima de esos ojos aun castigados. Podia verla. Sentirla. Alli, al otro lado.

Tan hermosa, tan joven, tan especial.

– Julia -susurro Gil.

– Me siento… extrana -confeso.

– Yo tambien.

Le miro. No tenia buen aspecto, con el ojo cerrado, los apositos en la ceja y la comisura de la boca, el tono ya violaceo de su mejilla.

– Ni siquiera se como vamos a escribirlo, porque tenemos que escribirlo antes del martes, claro. Ahora mas que nunca.

– Estamos juntos. No tenemos mas que… contarlo -sugirio el.

– No es tan facil.

– Pero de lo que se trata, siempre, es de decir la verdad, tal como la hemos visto y la hemos vivido. No hace falta ser retoricos, ni demagogicos, ni buscar la forma de lucirnos o… Solo tenemos que ser honestos.

– La conocimos. No podemos ser honestos, ni objetivos.

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