– Creo que Juan Pablo ya les conto mi historia -dijo Maria Paula.
– Si -agradecio el comienzo de la conversacion Joa.
– Me dijo que usted ha perdido a su padre.
– No exactamente. Ha desaparecido, como mi madre hace unos anos. La estaba buscando.
– ?Donde?
– En Mexico. Encontro algo en Palenque, o eso creemos.
– Palenque -lo repitio con cautela.
– La ultima persona que le vio dijo que tambien habia mencionado Chichen Itza.
El rostro de la pintora no reflejo cambio alguno. Mantuvo su elegancia natural, su distincion. Lo mas expresivo en ella eran los ojos, la forma afectuosa en que la miraba, lo mismo que sus manos, calidas y gestuales.
– Entiendo que ustedes han querido verme por si podia ayudarlos, ?no es asi?
– Era la hija de la tormenta mas proxima a donde nos encontrabamos -lo justifico David.
– ?Y que puedo hacer? -se encogio de hombros y les mostro las palmas de sus manos desnudas.
– ?Le dice algo esto? -Joa le mostro la cristalina piedra roja.
Maria Paula se llevo su mano derecha al cuello. Tiro de una cadenita y de las profundidades de su blusa extrajo un colgante de oro en cuyo centro estaba encajado el mismo cristal.
– Ya ve, nunca me desprendi de ella -sonrio.
– ?Sabe que significa? -le pregunto Joa. -No.
– Estos dias, ?no ha tenido presentimientos, premoniciones…?
– Tengo mas suenos, y me siento inquieta, si. Pero creia que era debido a mi proxima exposicion y al viaje que espero llevar a cabo por Europa a comienzos de 2013.
– ?Ha desarrollado poderes?
La mujer bajo la cabeza, aunque no mostro sorpresa por la pregunta.
– Lo ha hecho, ?verdad? -se apresuro Joa.
– No -acentuo su respuesta con el movimiento de la cabeza-. Se que podria, pero… siempre he querido pasar desapercibida. La primera vez que note la diferencia fue… traumatico. No me impresiono. Me asusto.
– ?Que sucedio?
– En un cruce, cerca del Parque Berrio, un carro se me echo encima. Venia hacia mi en linea recta. No hice mas que cerrar los ojos y desear que se apartara, que no me hiciera dano. Lo desee con tanta fuerza que… Escuche un gran estruendo, abri los ojos y lo vi empotrado en una pared. Nadie entendio que lo habia desviado. Ni el conductor. Dijo que era como si una mano invisible lo hubiese apartado. Pero yo senti que habia sido mi propio deseo. Trate de averiguar si era asi y cuando estuve segura, no quise jugar a ser una heroina con superpoderes.
– ?De que forma estuvo segura?
– Podia mover objetos.
– La telequinesia se considera un fenomeno para-normal.
– Es mas que eso, querida. Y usted lo sabe. Son autenticos poderes que quiza desarrollados y combinados podrian ser explosivos, y tambien peligrosos. ?Usted los ha heredado de su mama?
– Creo que si, pero tampoco se el alcance.
– No lo fuerce.
– ?Y si son espontaneos?
– Podemos dominarlos, es lo unico que cuenta -poso en ella sus hermosos ojos grises y le pidio-: Mireme fijamente.
Joa lo hizo.
Entonces escucho su voz. Pero ella no movia los labios. Era su pensamiento.
– Somos almas de otro mundo atrapadas en este, a la espera del regreso, o algo que ni siquiera imaginamos -se esparcio aquel susurro por su mente.
– Da miedo -se estremecio.
– Procedemos de un universo superior -recupero el habla Maria Paula-. No es miedo lo que hemos de sentir, sino cautela.
– Yo soy medio humana.
– Entonces le tocara averiguar quien es.
– ?Que sabe de ellos?
– Nada.
– Me cuesta creerla.
– Le digo la verdad. Nada. Mi vida ha sido normal, jamas he tenido un contacto, una revelacion. Y ya no soy una joven, tengo cuarenta y un anos. Eso es mucho tiempo.
– Tal vez no para ellos.
– Yo soy una de ellos, y la mitad de usted tambien -dijo con ternura la mujer-. Sea como sea, cuando vaya a suceder algo lo sabremos. No se de que manera -acaricio el cristal rojo-, pero todas lo sabremos. Quiza usted tambien.
– ?No siente curiosidad?
Maria Paula se echo a reir.
– Es una buena palabra -la repitio-: ?Curiosidad! -hizo un gesto vago y plego los labios hacia abajo-. Lo que siempre he sentido es paz, querida. Cuando supe quien era, que era, me inquiete. Pero fue algo muy breve. Despues lo asimile, no sin esfuerzo, y me dije que para bien o para mal yo era una terraquea viviendo como una terraquea. No se cual es mi origen, ni se cual pueda ser mi futuro. Lo aceptare y eso sera todo, de la misma forma que como humanos aceptamos la muerte. ?Formamos parte de algo extraordinario? Si, sin duda. Pero no esta en nuestra mano saberlo. Por lo tanto… -se encogio de hombros-. Es maravilloso estar vivos, aqui o en cualquier otra parte. Y si fui enviada a la Tierra con una mision, ya veremos, ya veremos.
– Ustedes llegaron como ninas, recipientes vacios que el tiempo ha ido llenando de conocimientos -menciono Joa.
– Es lo que tambien pienso yo -convino la pintora.
David y Juan Pablo llevaban rato sin hablar, desde antes de la demostracion telepatica. Asistian como testigos absortos a su conversacion. Sus respiraciones eran contenidas, como si hasta el aire pudiera interferir en ella.
– ?Ha estado alguna vez enferma? -pregunto Joa.
– No.
– Si somos humanas, salvo por esa genetica perfecta y seleccionada, ?que nos diferencia de ellos?
– Posiblemente nada -manifesto Maria Paula. Joa se quedo momentaneamente sin preguntas. Colapsada de pronto. La mujer lo noto.
– Creo que se ira de aqui defraudada, querida -menciono con dulzura-. Y le aseguro que lo siento. Vino a buscar una identidad, un pasado, respuestas a preguntas desconocidas, y se ira tal cual.
– No lo crea. Conocerla ha sido…
La pintora puso su mano derecha sobre las de su visitante.
– Para mi tambien, se lo aseguro. Jamas crei que llegase un momento tan especial.
– ?Ha conocido a otras hijas de las tormentas?
– No.
– ?Por que?
– ?Miedo? ?Precaucion? ?Reserva? No lo se. Puede que haya tenido una vida dificil. Y esto es Colombia - entreabrio los brazos en un gesto explicito-. Otras ninas aparecieron en lugares lejanos, conflictivos. No tuve la ocasion, ni la busque.
– ?Y por que acepto que yo viniera a verla?
– Porque es distinto, y lo sabe -la miro como a una hija propia, no ajena.
Al otro lado de los ventanales empezo a llover. Media ciudad tenia un cielo azul colgado de su vertical y la otra media aparecia inmersa en una subita tormenta, aplastada por el peso de unas nubes tan negras como compactas. Una autentica cortina de agua.
– ?Se quedaran a almorzar? -cambio el sesgo de la conversacion la duena de la casa.
Tal vez quedara mucho por hablar. Quiza fuera poco. Pero se tomaron un respiro, superando todas las