Me abrazo con el mismo ardor de siempre, y le dije: —Estoy encinta, Robert, y hemos de hacer algo. El asintio y continue:

—Pronto se hara patente y entonces habra dificultades. Tengo permiso de la Reina para retirarme de la Corte porque estoy preocupada por los ninos. Tambien pretexte enfermedad. Si vamos a casarnos alguna vez, este es el momento. La Reina no se casara con vos. Ya lo ha manifestado con suficiente claridad. Y si no va hacerlo, no puede poner ninguna objecion a vuestro matrimonio con otra.

—Eso es cierto —dijo Robert—. Yo lo arreglare. Ven a Kenilworth y celebraremos alli la ceremonia. No habra mas dilacion.

Esta vez era sincero. Estaba furioso con la Reina por su emocion con el pretendiente frances y, por supuesto, ya le habian comunicado lo que ella habia dicho. No estaba dispuesto a permitir aquella humillacion ante toda la Corte y seguir rendido a sus pies y ser su pareja de baile mientras ella se disponia a entrevistarse con el duque de Anjou, que parecia probable triunfase donde el habia fracasado.

El destino me favorecia. Aquel era mi triunfo. Habia ganado. La conocia muy bien. Jamas se casaria con el duque de Anjou… no tenia intencion alguna de hacerlo. Gozaba fingiendo porque eso enfurecia a Robert y mostraba a todos lo desesperadamente que el deseaba convertirse en su esposo.

Es la corona lo que el quiere, prima, me decia yo a mi misma. ?Y como me hubiese gustado decirselo a ella! Como hubiese disfrutado plantandome ante ella y diciendole que era a mi a quien amaba. «Veis», le habria dicho, malevolamente. «Se ha arriesgado incluso a despertar vuestra colera casandose conmigo».

Hice el viaje a Kenilworth y alli pasamos por la ceremonia del matrimonio.

—Aun hemos de guardar el maximo secreto —dijo Robert—. Yo elegire el momento adecuado para decirselo a la Reina.

Yo sabia que el tenia razon en esto, asi que lo acepte.

Me sentia feliz. Habia logrado mi proposito. Era la condesa de Leicester, la esposa de Robert.

Cuando estaba de vuelta en Durham House, vino a verme mi padre. Siempre habia estado pendiente de nosotros, y creo que yo le producia mas preocupaciones que ninguno de sus hijos, aun cuando al casarme con Walter el quedo convencido de que me habia adaptado definitivamente a la vida domestica.

Tras la muerte de Walter, habia empezado a visitarme con mayor frecuencia y yo estaba segura de que habia oido rumores sobre la sospechosa muerte de Walter.

Francis Knollys era un hombre muy bueno y piadoso y me enorgullecia tenerlo por padre, pero con el paso de los anos se habia vuelto aun mas puritano. Estaba muy pendiente de mis hijos y le preocupaba mucho su formacion religiosa. Como ninguno de ellos parecia inclinado a la religion, que les resultaba algo mas bien aburrido, y yo no tenia mas remedio que admitir que estaba de acuerdo con ellos.

En fin, su visita fue inesperada y me resulto imposible ocultarle mi estado. Se alarmo mucho y, tras abrazarme, se aparto de mi y me contemplo detenidamente.

—Si, padre —dije—. Voy a tener un hijo.

Me miro con horror.

—Pero Walter…

—Yo no estaba enamorada de Walter, padre. Estabamos muy distanciados. Teniamos muy pocas cosas en comun.

—No es asi como debe hablar una esposa de su marido.

—Debo ser sincera con vos, padre. Walter fue un buen esposo. Pero ha muerto, y soy demasiado joven para seguir viuda el resto de mi vida. He encontrado a un hombre al que amo profundamente…

—?Y vais a tener un hijo suyo!

—Es mi esposo y a su debido tiempo nuestro matrimonio dejara de ser secreto.

—?Secreto! ?Que es esto? ?Vais a tener un hijo! —me miro horrorizado—. He oido mencionar un nombre unido al vuestro y esto me estremece. El conde de Leicester…

—Es mi esposo —dije yo.

—?Dios del cielo! —grito mi padre y era como si rezase en voz alta, pues no podian tener otro sentido aquellas palabras en su boca—. No permitais, Senor, que esto sea cierto.

—Es cierto —dije, pacientemente—. Robert y yo estamos casados. ?Que hay de malo en ello? Me alegro mucho casarme con Walter Devereux. Robert Dudley es un hombre muy superior a lo que pudiera ser nunca Walter.

—Es un hombre mucho mas ambicioso.

—?Y que tiene de malo la ambicion?

—Dejemos las discusiones —dijo con firmeza mi padre—% Quiero saber que es todo esto.

—No soy una nina, padre —le recorde.

—Sois mi hija. Decidme la verdad.

—Ya os la he dicho. No es ninguna tragedia. Es una gran noticia. Robert y yo nos amamos y por eso nos casamos y pronto tendremos un hijo.

—Sin embargo, vos teneis que ocultaros, ocultar vuestro matrimonio. Lettice, ?es que no os dais cuenta? ?Su primera esposa murio misteriosamente! Lleva anos esperando casarse con la Reina. He oido cosas inquietantes sobre el y Lady Sheffield.

—Son falsas.

—Segun dicen, ella fue su amante y luego su esposa.

—Jamas fue su esposa. Esa historia se propago porque ella tuvo un hijo con el.

—?Y os parece aceptable?

—Yo aceptaria muchas cosas de Robert.

—Y ahora os habeis puesto en situacion similar a la de Lady Sheffield.

—No es asi. Yo estoy casada con Robert.

—Eso creia ella. Mi nina… una nina eres, puesto que pueden enganaros tan facilmente… Es evidente que el fingio una ceremonia matrimonial con Lady Sheffield. Una ceremonia falsa. Luego, cuando quiso, pudo deshacerse de ella. ?Es que no os dais cuenta de que os ha puesto en similar situacion?

—?Eso es falso! —grite, pero era dificil impedir que mi voz temblara. Habia sido una ceremonia secreta, y Douglass Sheffield habia sido sin duda enganada, porque era evidente que era una mujer incapaz de inventar semejante mentira.

—He de ver a Leicester —dijo mi padre con firmeza—. He de descubrir que es exactamente todo esto y quiero que esa ceremonia se realice ante mis propios ojos y con testigos. Si habeis de ser la esposa de Robert Dudley, debeis de serlo sin dudas, para que no pueda deshacerse de vos cuando desee dedicarse a otra mujer.

Mi padre me dejo luego y quede preguntandome cual seria el desenlace.

Pronto lo descubriria.

Mi padre vino a Durham House y con el el hermano de Robert, el conde de Warwick, y un intimo amigo, el conde de Pembroke.

—Preparaos para viajar de inmediato —dijo mi padre—. Vamos a Wanstead. Alli os casareis con el conde de Leicester.

—?Ha aceptado Robert esta segunda ceremonia? —pregunte.

—Esta deseoso de celebrarla. Me ha convencido de que os ama y de que su unico deseo es que vuestra union sea legal.

Por entonces, yo estaba en avanzado estado de gestacion, pero de todos modos me senti muy satisfecha de emprender aquel viaje. Cuando llegamos a Wanstead, alli estaba Robert esperando con Lord North, que siempre habia sido uno de sus mejores amigos.

Me abrazo y me dijo que mi padre estaba decidido a celebrar aquella ceremonia y que el, por su parte, nada tenia que objetar. No tenia la menor duda de que su maximo deseo era hacerme su esposa y vivir conmigo

Вы читаете Mi enemiga la reina
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату