y lo salvaguardaba de cualquier problema. Le habia aportado estabilidad emocional, economica y social. Ademas, no tenia hijos ni hijastros.

Me recibio contento como si fuera el dia de su primera comunion. Mientras preparabamos el trabajo de la jornada, silbaba una cancion desconocida para mi y cuando le fallaba el flujo de aire, pasaba al tarareo. No estaba segura de cual de las dos modalidades sinfonicas me incomodaba mas.

– ?Es imprescindible para su inspiracion policial que emita esos trinos?

– ?No le gusta? Me extrana; todo el mundo me dice que, de no haber sido policia, tenia un futuro como cantante.

– Pero ya que es policia, mejor se olvida de su segunda vocacion.

– ?Esta de mal humor, querida jefa?

– No he dormido bien.

– Se que esta preocupada por este caso, pero tranquilicese: estoy seguro de que vamos a atrapar al asesino del fraile. Incluso intuyo que recuperaremos los restos del bueno de Asercio. Me lo dice mi sexto sentido.

– Espero que el sexto lo tenga usted mejor que el sentido del oido.

Lejos de molestarse, solto una carcajada divertida.

– Le propongo que vayamos a tomar cafe antes de empezar el currelo. Eso siempre consigue animarla un poco.

– Voy a necesitar dosis masivas.

Desayunamos en La Jarra de Oro, yo aun de mal humor, el siempre pletorico como un politico en campana. Charlo sobre futbol con el camarero, saludo a un par de colegas que se sentaban a nuestro lado, comento las inclemencias del tiempo con otro cliente…

– ?Caramba, Fermin!, ?por que no se esta callado solo un rato? Me esta animando tanto que estoy casi al borde de un ataque de nervios.

– ?Puede decirme de una vez que es lo que le pasa? Porque algo le pasa; la conozco mejor que si la hubiera parido, y Dios me libre de haber contribuido de ese modo a los desastres de la Humanidad.

Refocilandome en una debilidad personal inaguantable hice algo que no habia hecho jamas: saque a relucir mi vida privada y le conte mis problemas con los hijos de Marcos. Debia estar convirtiendome en una mujer de lo mas corriente, porque estaba convencida de que esa confidencia me relajaria y pondria de mejor humor. Dejandome con la boca abierta por el pasmo, mi subalterno solto una carcajada y pontifico:

– ?Ay, inspectora, como se nota que es usted de una generacion privilegiada!

– No se que cono tiene que ver mi generacion con esto.

– Pues todo. Usted ya pertenece a la Espana de las consecuciones absolutas. Tienen ustedes un objetivo importante, luchan por el, lo logran y entonces todo tiene que ser redondo y perfecto. Pero yo soy mas viejo que usted, soy de la Espana de las mejoras. En mi epoca no habia objetivos, lo unico a lo que nos atreviamos a aspirar era a mejorar un poquito: que te aumentaran el sueldo, que tu hijo pudiera estudiar, poder veranear en la playa…

– ?Joder, Garzon, en buena hora he hablado! Yo le hago un comentario de mi vida y usted me recita el Caton.

– Dejese de historias, Petra, tiene usted mucha suerte. Se ha casado con un hombre lleno de madurez, de inteligencia, que sabe como tratar con una mujer moderna y que no se inmuta por tonterias.

– El problema es que tiene mas hijos que un jeque arabe.

– ?Vaya problema! ?Le llama usted problema a que dos crios de doce anos esten mosqueados con usted? Eso se lo arreglo yo en dos patadas.

– ?Pero que dice?

– Si de lo que se quejan es de que no les habla de su actividad policial, traigalos alguna vez a comisaria.

– Ya lo habia pensado, para que se aburran a morir; pero presentarme en el despacho con mis hijastros es poco serio.

– Yo me encargo de llevarlos; y los jefes no tienen por que enterarse.

Detras de nosotros carraspeo Sonia, sin atreverse a hablar.

– ?Ocurre algo, Sonia?

– No, nada, solo que el comisario me ha mandado a buscarles. Vino al despacho preguntando por ustedes y le dije que estaban tomando un cafe. Me solto que si ahora los casos se llevan desde el bar que a el nadie le ha avisado oficialmente.

Garzon abrio mucho los ojos.

– ?Y tu por que carajo le cantas que estamos en el bar? ?Nadie te ha ensenado que un superior nunca toma cafe cuando lo requiere otro superior de mayor rango?

– ?Y que iba a decirle?

– ?Cualquier cosa! Que estabamos en el deposito de cadaveres, camino de China buscando una pista… pero ?tomando cafe!… Puedes largarte, enseguida iremos.

Me rei entre dientes mientras Garzon sentenciaba:

– No se que futuro nos aguarda con semejante juventud.

Aquel dia estaba especialmente filosofico.

Coronas siempre conseguia cazarnos con la guardia baja. Nos presentamos en su despacho muy seguros porque llevabamos al dia los informes; pero salio por otro lado.

– Lamento decirles que la presion informativa sobre el caso se ha disparado. La madre superiora de las corazonianas ha llamado al jefe superior pidiendo ayuda, y lo mismo el abad de Poblet. Los periodistas montan guardia en ambos recintos y no paran de incordiar a los religiosos, alterando su paz. En un monton de medios de comunicacion crecen los articulos especulando con posibilidades cada vez mas fantasiosas. Esto no puede seguir asi.

– ?Y que podemos hacer nosotros?

– Declaraciones que los dejen contentos.

– Senor, ?por que el jefe superior no le pide al juez instructor que declare secreto el sumario?

– Ya lo ha hecho, pero el juez se niega. Es un capullo como la copa de un pino, con perdon del poder judicial. Se cree que es el primer juez de la historia de este pais.

– Pero en este momento no podemos decir nada determinante.

– Segun sus informes van a centrarse en lo que estaba investigando el hermano Cristobal.

– Esta misma tarde tenemos una reunion de trabajo con el fraile y la monja que lo ayudaban.

– Eso significa que el crimen podria tener un movil religioso.

– Bueno, no se, es una interpretacion amplia.

– Pues si tiene un movil religioso entonces es posible que lo haya cometido un fanatico.

– Es muy pronto para saber eso; incluso yo diria que es una posibilidad bastante improbable.

– No les estoy diciendo que centren la investigacion ahi; sino que le digan a Villamagna que no descartan esa posibilidad. Es mas, creo que lo mejor sera pedir ayuda externa. Voy a hablar con un psiquiatra para que elabore perfiles de fanaticos religiosos y todas esas zarandajas. Ustedes las hilvanan y el portavoz se las endilga a los periodistas, asi quiza nos dejen tranquilos.

– Eso solo servira para enardecerlos, acosaran aun mas a los religiosos.

– A nosotros eso nos da igual, que cierren la puerta. Lo que necesitamos es tener a los chicos de la prensa ocupados y controlar lo que dicen, poco mas. ?Me ha entendido?

– Pero senor…

– No hay peros ni hostias, Petra. Es una orden.

– Y yo la acato, senor, pero poner un psiquiatra en este caso es tan absurdo como…

– Como dar informacion sobre un crimen sobre el que no tenemos ni puta idea. Ya pueden marcharse.

La politica policial no era mi fuerte, pero aquello me parecia un desproposito y asi se lo comunique al subinspector, que le quito importancia.

– No se haga mala sangre, inspectora; usted tiene cuajo suficiente para darle cancha al psiquiatra que asignen sin hacerle ni puto caso.

– ?No le parece que este caso ya es suficientemente complicado?

Se encogio de hombros. El dia que estaba alegre costaba mucho reintegrarlo a la realidad.

Nos presentamos en el convento de las corazonianas puntualmente a la hora convenida. Habia algunos

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