si es un oponente declarado quien lo hace. Pero no era solo esa rebeldia la que me llevaba a recelar de la opcion en la que estabamos profundizando mas y mas. Habia en mi una incomodidad manifiesta, una desazon que no conseguia quitarme de encima. ?Tenia todo aquello algun sentido? Las complicadas deducciones que, gracias a nuestra asesoria historica, habiamos podido realizar, ?nos llevaban a un puerto logico, inteligible, cabal? El caso habia tenido una caracteristica clave: perseguiamos una sombra que iba dejando tras de si un rastro de absurdo. Y eso me llevaba a preguntarme una y otra vez: ?quien en nuestro mundo practico, materialista, lleno de intereses y prisas, es capaz de elaborar un absurdo enorme, barroco, fantasmal? Aquel zapato no me calzaba bien, por mas que intentaba forzar el pie en su interior. De repente adverti que el subinspector, sentado en un taburete enfrente de mi y con un vaso de cerveza en la mano, me miraba con mala cara.
– No me perdonaria interrumpir sus fascinantes pensamientos, pero solo queria recordarle que brindar de vez en cuando es un signo de civilizacion.
– ?Perdoneme, Fermin, no tengo remedio! Me habia distraido.
– Me lo parecio.
– Tengo una curiosidad -se me ocurrio decir para no comunicarle mis dudas, que generarian un debate esteril sobre el caso-. ?Usted le cuenta a Beatriz algunos pormenores del caso?
– Hombre, Petra, pormenores lo que se dice pormenores… pues la verdad es que si. Iba a decirle una mentira, pero no creo que sea necesario. Al principio le pasaba muy escasos datos a mi costilla; pero desde que nos metimos en este asunto de la momia, ella me ha ido preguntando con tanta sutileza y tanto disimulo que, al final… he de reconocer que le he contado lo mas gordo. Pero confio por completo en su discrecion.
– Deberia pegarle una bronca, pero la verdad es que no me encuentro con animos.
– Y usted, ?le cuenta algo al arquitecto?
– ?Pero si casi no nos vemos!
– Es lo que tiene el trabajo; ya se sabe.
– Si, de acuerdo, se sabe, pero yo tenia la ilusion de que el matrimonio me ayudaria a cambiar ciertas cosas, como por ejemplo el orden de las prioridades vitales, aunque no ha sido asi.
– ?Y usted por que siempre quiere cambiarlo todo?
– La vida es cambio continuo, Fermin, y ese cambio, si lo hicieramos bien, deberia consistir siempre en un perfeccionamiento.
Me miro con curiosidad y un punto de ironia.
– De acuerdo en que no trabajar seria un cambio cojonudo, pero ya me dira como se hace eso.
– No me refiero a dejar de trabajar por completo, sino a implantar en los dias cotidianos cierta armonia entre todas las cosas que uno debe hacer.
– Quiza Marcos y Beatriz pudieran permitirse ese lujo, pero lo que es usted y yo… nosotros somos policias, inspectora, y un policia metido en un caso se convierte en una especie de perro entrenado que solo tiene en la mente la orden que le han dado.
– ?Joder!, supongo que utiliza esa imagen para reconfortarme, ?no?
– No, es para que no se me agilipolle usted, que ultimamente esta un poco fuera de tono. Dejese de chorradas, Petra, usted es policia hasta la medula de los huesos, igualito que yo. No la veo regresando pronto a casa porque su marido la espera, ni cogiendo florecillas del jardin para poner un bonito ramo sobre la mesa.
– ?Por que razon no me ve en ese papel?
– Hay muchas razones. Primera: aunque le fastidie reconocerlo, usted posee un gran sentido del deber. Segunda: le gusta investigar. Cuando nos ocupamos de un caso complicado como este, su mente se pone al rojo vivo y no deja ni un segundo de darle vueltas al tema. Y tercera: a su marido le gusta que sea asi: reconcentrada y metida hasta los ojos en la busqueda. Si tuviera una vida mas armoniosa y dejara mas espacio para la rutina familiar, el arquitecto se aburriria como una ostra con usted.
– Creo que es mejor que nos marchemos, si sigue dandome ese tipo de argumentos para que me anime, no descarto suicidarme a lo bonzo en cuanto encuentre la ocasion.
Se reia como un satiro que hubiera logrado escandalizar a todo un colegio de ninas. Quiza ponia sus propias experiencias en la piel de mi marido y quien se hubiera aburrido con una Petra mas equilibrada hubiera sido el. De cualquier modo, a pesar del poco consuelo real que encontraba hablando de aquel tema con mi companero, nadie podia negar que su ejemplo me aportaba cosas positivas. La mas importante: su capacidad de englobar todos los acontecimientos de la existencia en el plano de la normalidad. Puede que careciera de explicaciones para los hechos igual que me sucedia a mi, pero rapidamente les daba cabida en el mundo real, y si el mundo es como es, ?por que entrar en un conflicto interior que te lleve a cuestionartelo todo? ?Ah, Fermin Garzon!, en hombres como el mora la esencia de la felicidad.
Marcos tampoco era manco en cuestion de filosofias posibilistas. Aquella noche estaba en casa zampandose un yogurt y, en cuanto me vio, me saludo como si fuera una vieja amiga a quien le encantara volver a saludar.
– ?Que alegria, Petra, crei que llegarias mas tarde!
– Si, y si pensamos en que hubiera podido no regresar, mucha mas alegria aun.
Me dio un beso en la boca apretandome las mejillas con su mano. Intente liberarme, le di un pequeno sopapo.
– ?Dejame! ?Estas loco?
– ?Estoy feliz! ?Por fin se han firmado todas las modificaciones en el proyecto del hotel!
– ?Fantastico, que bien!
– Bueno, eso solo significa que ya podemos pasar a la fase de construccion; pero despues de tantos problemas ya es mucho. ?Que te parece si salimos a cenar para celebrarlo?
Me encontraba tan cansada como si hubiera subido el Everest llevando a Garzon en brazos, pero imagine que aquellos eran los momentos en los que una enamorada debe olvidarse de si misma en beneficio del ser amado. Como tampoco estaba proponiendome que me pusiera junto a el frente a un peloton de fusilamiento, salimos a cenar a un restaurante frances.
13
Tenia aun la sensacion de que los efluvios del magnifico borgona que habiamos tomado en la cena rondaban por mi cabeza, cuando el telefono sono. Mire de reojo el despertador. Eran las siete de la manana y Marcos ya no estaba en la cama junto a mi. Para colmo de desgracias concatenadas, quien llamaba era Garzon. Respondi con escaso entusiasmo.
– ?Que demonio pasa, Fermin?
– Cagada mayuscula, inspectora.
– Digame de quien antes de cual.
– Del juez Manacor.
– ?Adelante, no me haga preguntar cada vez!
– El muy lechuguino ha prohibido a un periodista que publique una informacion relativa al caso de la momia. Claro que el cretino del plumifero se lo busco, porque no se le ocurrio nada mas que pedirle permiso para la publicacion, como ya hay secreto de sumario…
– ?Que tipo de informacion era?
– Nada, una gilipollez, una entrevista con el puto hermano de la pobre Eulalia, que habra cobrado un paston por no decir nada. Pero al inexperto del juez nadie le ha advertido de que se le va a echar toda la prensa encima.
– ?Piensa que eso nos concierne?
– Estaremos sometidos a mas presion mediatica que nunca cuando pensabamos estar tranquilos.
Hubo una pausa por su parte, un silencio por la mia. Un tiempo muerto para los dos.
– Inspectora, si no me pregunta nada, ya no se que mas decirle. Digame algo usted.
– Que los follen.
– ?A quienes?
– A todos.