– No, senor, una cosa que se nota en seguida; a la primera se distingue el que va bien puesto porque hay un bienestar y un desahogo, ya me entiendes, del que tiene que hacer verdaderos sacrificios paca poderse vestir mejor de lo que pertenece con arreglo a los ingresos que percibe.
– Vaya, en seguida lo quieres saber todo, tu tambien – dijo Sergio -. ?Como vas tu a conocer ahora interioridades de la gente con solo saludarlos por la calle?
– Hombre, ? pero no ves que a fuerza de llevar el coche y venga de ver personas todo el dia, acaba uno conociendo el pano y con bastante ojo clinico para saberme los puntos que calza cada cual? Figurate si no voy a saber que ese Natalio tuyo no gana ni la cuarta parte de lo que quiere aparentar.
– Bueno, pues, aunque sea como tu dices, con su cuenta y razon, que lo hara, el pobre hombre. Y no anda descaminado ni muchisimo menos. No te creas que sera por presuncion ni por el gusto de fardar. Lo que pasa es que sabe que la representacion es uno de los requisitos mas indispensables para abrirse camino por la vida. Y mas en nuestra profesion que no en otra ninguna.
– ?La representacion…?
– Ah, pues que no te quepa duda. Parecera una tonteria, pero tu entras en un sitio cualquiera bien vestido y con buena produccion, ?eh?, un agrado, interesante, una conversacion, una cosa, ya me entiendes, y te hacen mil veces mas caso, y en el negocio vendes mucho mas que no si te presentas desarreglado, ahi de cualquier manera y no vas mas que derecho al asunto.
– Pues lo que es eso, tampoco lo veo yo bien, que sea como tu dices. Tendra que ver una cosa con la otra.
– Pero asi es el comercio, Felipe, hoy en dia. ?Que le vamos a hacer? Ni tu ni yo podemos arreglarlo. Asi es que uno no tiene mas remedio que ajustarse a la realidad de la vida y someterse a hacer las cosas de la forma que te lo exigen las circunstancias.
– Pero eso no tiene justificacion…
– Pero si ya lo se, Felipe, si estoy de acuerdo contigo; lo sabemos que uno es el mismo y que vales igual con una ropa o con la otra, y conformes en que el genero es el mismo tambien y que si es bueno no lo mejoras con ir bien vestido, ni si es malo tampoco. Pero eso lo decimos tu y yo, aqui sentados, ahora mismo y fumandonos un puro, en una conversacion particular. Pero anda y descuidate tu, al andar por ahi, y ya veras como te marchas a pique en tres dias. Desenganate, que la realidad no es mas que esa. La apariencia es lo que manda, hoy por hoy; y quien dice en el comercio, dice en todas las facetas de la vida humana.
– Bueno, ahi ya, no exageremos tampoco; que todavia en muchos sitios vale uno por lo que vale. En el comercio, sea, si tu te empenas; eso tu lo sabras mejor que yo. En lo demas, alto ahi; no me vengas ahora. Ya es demasiado querer cortarlo todo por el mismo patron.
– Que si, hombre, que si, mas o menos en todo. En todo. No se que idea tienes tu formulada. ?A que si tu te abandonas un par de dias y no le estas pasando a todas horas la gamuza a la pintura del coche, no cargas ni la cuarta parte de publico? O, por ejemplo, vete tu a compararte con los que tienen ahora los coches esos nuevos. Ponte con uno de ellos, a ver cual echa mas viajes.
Petra intervino, asintiendo a su cunado:
– ?Lo ves? ?Pues claro! No, si es inutil, Sergio, es inutil; no sirve discutir. Si no lo vas a apear de su convencimiento. ?Quiza que no se lo tengo yo dicho eso un monton de veces, pero grande! Lo menos cinco anos que se lo vengo diciendo ya: «Vamos a hacer un esfuerzo, Felipe, unas economias, y solicitas otro coche, ahora que dan esos Renoles tan estupendos, y con tantas facilidades, para uno mismo irlo amortiguando sin apercibirse…», que se yo la montana de veces que se lo tengo repetido hasta la saciedad. Pues nada, a tirar con el que tiene, hasta que se le caiga a cachitos por esa Gran Via. Y luego, tu me diras, querido Sergio, lo que hacemos luego; de que van a vivir estas criaturas, el dia en que el trasto ese diga que no, que de aqui ya no paso, y no de un paso mas. Pues todo eso por pura cabezoneria, ya te digo. Vamos, es que hace falta… Sin un ahorro ni una nada para el porvenir…
– Bueno, hija, esto no tiene nada que ver con lo que estabamos hablando. No se a que viene sacar ahora todo eso, la verdad.
– ?Pues viene a lo que viene! Que parece mentira que con cuatro hijos y que tenga tan poquisima responsabilidad, ni echar una miradita hacia el dia de manana. Mira como no soy yo sola la que te lo dice, luego son cosas que yo no me invento; mira como tu hermano me da tambien la razon.
– Pero bueno, mujer, ?en que te da mi hermano la razon, si es que puede saberse? Si Sergio no ha mencionado una palabra de este asunto. A ver si estas un poco a lo que se habla; que es que te metes en cuna, tu tambien, para arrimar el ascua a tu sardina. No estas mas que esperando la palabra propicia para colarte con lo tuyo, y sacarnos de quicio las conversaciones.
– ?Tendra valor…! ?Seras capaz ahora de decirme en la cara que tu hermano no hablo de los Renoles nuevos? Pero ?como eres, hay que ver! ?Tu te das cuenta como eres? ?Si eres tu el que no escuchas mas que aquello que te interesa de escuchar! Y yo, porque te digo las verdades, ya por eso soy yo la que desvia las conversaciones. ?Si ademas ya lo se; si te conozco, hijo mio, te conozco!
– Pero no os exacerbeis ahora por una tonteria, mujer – terciaba Sergio.
– No es tonteria, cunado; por desgracia, no es ninguna tonteria. ?Pues tu diras a ver! Sobre ascuas me tiene a mi ya, con este asunto. Ni descansar por la noche no me deja, cada vez que me pongo a acordarme del dia en que la diligencia esa termine de descomponerse por completo. ?No quiero ni pensarlo…! – se cubria los ojos con las manos, con gesto de sibila, como para ocultarse la siniestra vision del porvenir -. Que solo de lo que se lleva en reparaciones, solo de lo que se lleva en reparaciones, date cuenta, hoy por hoy, teniamos ya el Renol en propiedad. Como lo oyes.
– ?Pero entiendes tu algo de coches, mujer, para hablar tanto como hablas? ?Entiendes algo? ?Di! ?Es que vas a ensenarme a mi la mecanica, ahora?
– La mecanica, no. Ni lo pretendo. Sino la responsabilidad y el calculo de un padre de familia. ?Eso si! Que debias de tenerlos y no los tienes.
Felipe se volvia hacia su hermano:
– Doce anos, ?que te parece?, que lleva uno bregando con ese mismo coche para que ahora me vengan a decirme lo que he de hacer con el.
– ?Lo ves como eres tu el que desvia las conversaciones? ?Te das cuenta, ahora? Mira como te llamas al otro lado y te echas afuera en seguida, en cuanto que te hablan de lo que no te gusta oir. Si es tonteria, Sergio, ya lo ves tu; con este hombre no hay manera, no hay manera… No sacas nada en limpio. Vamos, que dime tu, Nineta, si hay derecho – movia la cabeza a un lado y a otro -, con cuatro hijos en casa… Yo es que…
Nineta dijo:
– Mira, es verdad esto que dice Petra, ?eh, Felipe? Es necesaria una pequena seguridad para el futuro. Debes tomar un nuevo automovil. Veras que has de quedar contento y despues no te sabra mal el habert…
Se oyo la voz de Felisita:
– No llores, mama, ?por que lloras?, anda… Petra ya se limpiaba los ojos con un panuelo; levanto la cabeza.
– No lloro, hija mia. ?Yo que voy a llorar! Tu padre el que me… Bueno, nada; que mas da.
Volvia hacia el jardin los ojos enrojecidos.
Ocana se revolvia en su silla, con una actitud de fastidio. Nineta habia cogido la mano de su cunada, encima de la mesa, y la tuvo apretada entre las suyas.
Ahora aparecia don Marcial por la puerta del pasillo. Saludo hacia la mesa, con un brevisimo cabeceo. Los ninos de Ocana se revolcaban, recogiendo los tejos.
– Yo soy el ojo derecho de mi papa – le decia Petrita a Justina, abrazandola por las piernas-. ?Sabes? Justina se reia.
– ?Y a ti quien te lo ha dicho?
– Mi papa.
Don Marcial habia agarrado a Carmelo por el cuello y ya se lo llevaba hacia la casa. Se detuvo un momento al pasar junto a Justina y le decia al lado de la oreja, con una media voz