Vi por la ventana como entraba el Mercedes en el garaje. Que curioso, no se habian llevado el todoterreno, se habian llevado el coche que usaban cuando querian impresionar o parecer mas formales. Casi siempre que visitaban a Alice y a Otto llevaban el Mercedes. Se conocian de sobra y sabian que propiedades tenia cada uno y aun asi no querian ceder terreno en cuanto a presencia y poderio, asi que se podrian haber acercado por casa de Alice o por otro lugar parecido. Quiza habrian ido a solucionar algun papeleo o simplemente al banco. Al entrar oi frases, luego distingui que eran en aleman y finalmente capte la voz de brida entre las de ellos. La situacion no me daba buena espina y me tumbe en la cama deshecha a pensar.

No entendia que podria haber pasado, pero todo apuntaba a que tenia que ver conmigo. ?Seria por lo del hotel? ?Me habrian visto entrar en el hotel de Julian mientras Karin estaba en la peluqueria? Siempre podria decir que habia llegado hasta alli tratando de aparcar y que habia tenido ganas de ir al bano. Ya estaban mas o menos acostumbrados a mis idas y venidas al bano. Podrian haberme visto con Julian en el Faro, en el pueblo. Podria ser por tantas cosas… Pero… ? ay, Dios!, tambien podrian haber descubierto lo de las jeringuillas, era eso. Me defenderia diciendo que no sabia de que me hablaban, ?que era eso de dos jeringuillas usadas? Seguramente alguien las habria tirado a la basura, y la basura a un contenedor. Les diria que si pensaban esas cosas de mi, ?como iba a entrar en la Hermandad? ?Por que querrian que entrase en la Hermandad alguien a quien creian capaz de robar de una papelera dos jeringuillas usadas? ?Para que querria yo dos jeringuillas usadas?, ?o acaso pensaban que era una drogadicta y que las habia usado para inyectarme heroina?

Oi unas leves pisadas que se acercaban a mi puerta. No eran las enormes y pesadas de Fred, lentas y macizas. Y no eran las que arrastraba Karin. Estas parecia que apenas rozaban el suelo, eran como viento rasante, como grandes hojas de otono cayendo una detras de otra. Eran como las pisadas de un hada, o de una bruja.

Toco o mas bien rozo la puerta con los nudillos y abrio antes de que yo respondiera. Frida estaba haciendome una declaracion de guerra, algo que me irrito, me asusto y me haria la vida mucho mas dificil. Me sorprendio tirada en la cama sin apenas tiempo para reaccionar.

– Baja -dijo-. Quieren verte.

– ?Por que no has llamado a la puerta2 -pregunte para rehacerme.

– Si, he llamado pero no lo has oido, estarias durmiendo.

Note en el tono de su voz el desprecio que me tenia y que me haria todo el dano de que fuese capaz. Y quiza sus sentimientos hacia Alberto tuvieran algo que ver en esto, y si era asi me alegraba mucho.

– ?Por que dices que estaba durmiendo? ?Es que me ves por un agujero? -dije incorporandome y hablando lo mas alto que podia. Algo me decia que debia rebelarme contra Frida y dejar constancia ante Fred y Karin de que no nos llevabamos bien.

– No te va a valer de nada que te pongas asi -dijo sin levantar la voz para que nada mas la oyese yo.

En ese momento me entro un ataque de tos. Desde lo de la peluqueria no paraba de toser, pero ahora con el nerviosismo la garganta empezo a picarme y el pecho me dolia y me lloraban los ojos y apenas podia hilar una frase.

– Desde que llegue… a esta casa… me la…

Iba a decir, me la tienes jurada, pero en ese momento salio y cerre la puerta con un portazo. La tos me ahogaba. Oi el chorro de agua del bano, que estaba en el pasillo frente a mi habitacion. Frida debia de haber ido a traerme un vaso de agua. Me tumbe boca abajo en la cama para toser mejor. Mas pasos subiendo por la escalera. Necesitaba el vaso de agua, pero no lo tomaria de manos de ella.

– ?Podemos entrar? -dijo Karin.

– Esta abierto -dije, lo que era absolutamente cierto porque esta era la unica habitacion de la casa que no tenia pestillo.

Karin le arrebato el vaso de agua a Frida y me lo puso en los labios. Me bebi medio de un trago y me alivio. Me seque las lagrimas. Estaba cansada y sudaba.

– Tranquilizate -dijo Fred-. Seguro que todo tiene una explicacion.

– Tiene que tenerla -dijo Frida.

– Callate, por favor -dijo Karin sentandose en mi cama.

Me levante, no queria que mi cama se convirtiera en una cama redonda de monstruos. Aunque durmiese bajo el mismo techo, necesitaba tener un espacio lo mas alejado posible de sus cuerpos y sus espiritus.

– Ya estoy mejor -dije dirigiendome a la puerta.

Ellos me siguieron. Los pasos pesados y los arrastrados y los de goma fueron tras de mi escaleras abajo, en comparacion con todos ellos los mios eran normales. Escuche mis pasos, algo que nunca habia hecho antes, y eran mas parecidos a los de la gente corriente que los de ellos.

Pase a la cocina, a un terreno un poco mas neutral que mi propia habitacion y me puse un gran vaso de agua fresca. Vinieron detras, no hablaban. Solo Frida dijo algo en aleman y nadie le contesto. Juraria que estaba diciendo que yo exageraba para dar pena y que era puro teatro y en cierto modo tendria razon, queria distraerles de lo que fuera en que me hubiesen pillado. No queria sentirme como una condenada esperando la sentencia.

Me sente para beber, y ellos tambien se sentaron, menos Frida.

– Seguro que tiene una explicacion -repitio Fred.

Frida miro el reloj. Karin miro a Fred. Yo volvi a beber.

– Falta una ampolla de la caja que trajisteis de casa de Alice -dijo Fred.

?Faltaba una ampolla en la caja?, eso no era obra mia. Estaba tan sorprendida que casi suelto una carcajada.

Los tres me miraban muy serios. Tarde un minuto en reaccionar, me quede con el vaso en la mano, luego lo coloque en la mesa muy despacio y al levantar la vista me encontre con los ojos de hija de puta de Frida. No queria pillarme los dedos y calcule lo que iba a decir, que seria nada.

– ?Y que quereis de mi? No entiendo nada.

– Tal vez la hayas cogido sin querer o la hayas cogido y la hayas puesto en otro sitio.

– ?Y para que querria yo coger una ampolla de Karin? No tiene sentido.

– Tendremos que buscarsela entre todos -dijo Fred.

– ?Y las otras? -pregunte-. ?Las gastaste todas?

– No, me queda una -dijo Karin-. No pensaba empezar la otra caja hasta terminar esta.

– Yo jamas he tocado esas cosas, ni siquiera entro en vuestro cuarto.

– Si que entras -dijo Frida-. El otro dia entraste y se te cayo esto.

Me enseno uno de los pequenos pasadores de colores con que solia sujetarme el flequillo antes de cortarme el pelo.

– Tu entras en mi habitacion, lo has podido coger de alli-dije.

– Lo encontre yo -dijo Karin con voz un poco abatida como sintiendo haberme pillado en falta.

Debia pensar rapido porque para empezar estaba segura de que no se me habia caido ningun prendedor en ese bano, lo tenia que haber puesto alli Frida.

– El pasador ha podido ser arrastrado con la escoba, Frida tambien barre mi habitacion.

Karin se quedo pensativa.

– Tambien podria ser que limpiando se te haya caido la caja al suelo y se haya roto una ampolla y quieras echarme a mi la culpa.

Acababa de afianzarme a la peor enemiga del mundo.

Karin y Fred negaron con las cabezas.

– Tendria que haber sacado la caja del cajon de la comoda para que se le cayera al suelo, y en ese caso la caja se habria tenido que mojar con el contenido de la ampolla -dijo Fred.

– No se que deciros, no se nada de eso. Puede que Karin se la haya puesto y no se acuerde.

Karin fruncio el ceno, no le gusto que yo dijera eso. Probablemente Frida se habia dado cuenta de la ausencia de los inyectables en la papelera, pensaria que yo tenia una coartada y habia preferido prepararme esta jugarreta, no se me ocurria otra cosa, queria desenmascararme de una vez por todas. Entonces intervino Fred.

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