cambiarte alli. Me llamo Pilar.

Acababa de entrar en la autentica ancianidad. Estaba en manos de Pilar. Pilar me habia tuteado en cuanto comprendio que era suyo. Uno mas para Pilar. Y con mucho gusto. Era lo que necesitaba, una Pilar, la petanca y gente que hubiese vivido una vida y a la que aun se le estuviese dando algo de propina.

Espere sentado en un banco a que Pilar solucionara lo de mi habitacion y entonces paso ante mi, como una vision, como si estuviese dormido y sonase con sucesos y personas de aquellos dias y los mezclase sin sentido. Vi, digo, pasar e ir hacia el bosquecillo de arboles a Elfe.

En cuanto acabe de reaccionar, sali detras de ella, pero Pilar me dio el alto.

– ?Donde vamos tan deprisa?

– Me ha parecido reconocer a alguien.

– Bueno, ya tendras tiempo, de aqui no se marcha nadie -no se rio, como habria sido lo normal-. Ahora vamos a tomar posesion del cuarto de Salvador, has tenido suerte. Y te ensenare un poco todo esto.

Una camarera estaba terminando de arreglar la habitacion y deje la maleta en un rincon y la bolsa encima de un pequeno escritorio. La ventana estaba abierta y el aire que entraba se iba llevando los humores del anterior inquilino y filtraba la presencia invisible de Salva.

Las instalaciones no eran gran cosa. Habia pocos viejos jovenes, por lo que las pistas de tenis y padel no les resultarian rentables. La cocina estaba limpia, y lo mejor era una piscina cubierta tirando a pequena que era el orgullo de la residencia. Pilar me dijo que cuando la probase no querria salir de alli, pero a mi la gimnasia sueca me habia ido relativamente bien y no sabia si me iba a atrever a cambiar.

– ?Salva se bano ahi?

– No, decia que se fiaba mas de una gimnasia que hacia, gimnasia sueca, creo.

Hablaba y miraba y atendia las explicaciones de Pilar pensando en Elfe.

Estuve a punto de preguntarle a Pilar, para confirmarlo, si tenian en la residencia a una mujer alemana, de mi edad mas o menos, ex alcoholica o alcoholica llamada Elfe, y en caso afirmativo quien la habia traido. Pero no lo pregunte porque no queria levantar la liebre nada mas llegar.

Tenia razon la frescachona, ya tendria tiempo, la hora de la comida estaba encima. Esto si que no me lo habria esperado. No la habian matado, la habian recluido. En el fondo matar era mas comprometido que traerla a esta reserva donde contase lo que contase podrian ser imaginaciones.

No me dio tiempo de abrir la maleta, llegaban los olores de sopa y pescado y el ajetreo de los platos en el comedor. Cuando entre, me quede un poco parado porque todos sabian donde sentarse y no queria quitarle el sitio a nadie y tener que levantarme. Espere a que hubiese un hueco libre, ansioso por ver a Elfe en alguna mesa.

Un hombre grueso me hizo una sena para que me sentara a su lado. Mientras comiamos no paraba de hablar. Yo no me enteraba de nada, pendiente de la entrada de Elfe. Que lejos quedaban ya Sandra y su futuro hijo. Habia sido un regalo del cielo como tantos regalos que me habia hecho la vida. No todo el mundo era recompensado como lo habia sido yo. A mi hija le habia dicho que habia descubierto unas instalaciones hoteleras para gente de mi edad y que me quedaria aqui otro mes. La casita que tanto me gustaba al final los duenos la habian alquilado y no tenia ganas de buscar mas. Tendria que conformarse con un hotel cuando viniera a verme. Tambien le dije que la echaba mucho de menos pero que nos convenia darnos un poco de espacio.

En los postres le dije al hombre grueso que un amigo me habia encargado darle un recado a una tal Elfe, una mujer alemana con ciertos problemas.

– A veces viene a comer y a veces no, ya sabe -e hizo el gesto de empinar el codo.

Sandra

Estuve tristona una temporada. Era la unica manera que tenia de retener todo lo de Dianium, de no olvidar a Alberto ni a Julian, ni siquiera a los noruegos, ni lo mal que lo habia pasado en aquella habitacion del primer piso de Villa Sol. Estaba situada a la derecha, segun se subia por la escalera y se recorrian unos diez metros de pasillo, diez metros de distintos tipos de pisadas, que me llegaron a taladrar el cerebro. Mas o menos enfrente estaba el bano y recuerdo que una vez vomite en el lavabo de preciosos girasoles amarillos y senti verdadero terror por haberlo ensuciado y por no tener fuerzas para escapar. Ahora sabia lo importante que era no dejarse debilitar, no dejarse amedrentar y no dejarse manipular. No era facil evitarlo, pero conocia las consecuencias de la inocencia, ahora sabia que el enemigo puede ser cualquiera.

Al llegar a Madrid me marche directamente a casa de mis padres. En cualquier otro momento no habria soportado la idea de lo que se me venia encima, pero ahora me parecia una tonteria. Unos lloros de mi madre, unos consejos de mi padre mientras se gritaban y se quitaban la razon uno al otro, una cena caliente, unos cuantos reproches, una cama agradable. Entre en mi cuarto y deje la mochila sobre la colcha blanca de algodon de verano (mi madre aun no habia sacado el edredon, como si en el fondo dudasen de que fuese a volver). Me quite las botas que me habia comprado en Dianium mirando alrededor, en las baldas aun estaban los libros del instituto. Los posters, el flexo, el escritorio, todo tenia cierto aire adolescente. Mi cabeza empezaba a aclararse, evidentemente habia vuelto para marcharme.

No fue dificil, mi hermana alquilo a muy buen precio un pequeno local en un centro comercial y montamos una tienda de bisuteria. Nos fue tan bien que incluso pudimos contratar a una dependienta, y yo me hipoteque en un apartamento. Santi volvio a mi vida de una forma mas real que antes. Apreciaba en el cualidades en las que ni habia reparado y me parecio que podria ser un buen padre. No se puede estar esperando el amor perfecto toda la vida. El amor perfecto no es real, nada perfecto es real, por lo que tampoco nuestra relacion tenia que ser perfecta, y nos limitamos a vernos de vez en cuando y a sacar juntos a Janin al parque. Le conte a medias lo que habia vivido en aquellos dias tan fantasmales y tan aislados de todo y a veces se me escapo el nombre de la Anguila, preferia llamarle asi delante de Santi para quitarle emocion, para rebajar lo que sentia por el porque ademas Alberto seguramente fue la ilusion que necesitaba para soportar la tension que vivia en Villa Sol y, sin embargo, su nombre no era solo un nombre, era su cazadora azul oscuro, la camisa arrugada, la ceniza del cigarrillo cayendole en los mocasines, era el pelo algo largo y la frente enrojecida por el viento del mar, era su olor y la mirada preocupada y la voz arrastrandose por debajo de la puerta cuando me dijo te quiero. Y despues nada, no volvio por el hospital ni por la habitacion del hotel de Julian. Hui, y el se quedo. Santi se alegraba de que hubiese sentado la cabeza y decia que lo pasado pasado estaba, pero no era cierto.

Durante un tiempo estuve tentada de volver a Dianium para buscarle y quitarmelo de la cabeza de alguna manera, pero luego el nino y el trabajo me ocupaban todo el tiempo, el presente me devoraba y a veces parecia que habia pasado pagina… hasta que caia rendida por la noche en la cama y me dormia, entonces aquellos dias volvian y estaban tan frescos como si fueran hoy.

Julian

En mi primer dia en la residencia, Elfe no se hizo visible hasta la noche. Fui a cenar sin ganas, solo para que las pastillas no me cayeran mal y no ponerme malo nada mas aterrizar alli y por si la veia.

Contemplando los olivos tras la ventana pense sin querer en el bar de los menus y en la destartalada suite del Costa Azul. Pense en Sandra y en la Anguila. Hacia tan poco de todo aquello y al mismo tiempo estaba tan lejos. Cuando decidi venir aqui sabia que este era un lugar para rondar el pasado, porque cuando el cuerpo no da mas de si nos queda el poder de la mente y la imaginacion para recrearnos en los mejores momentos de nuestra vida.

Esto pensaba hasta que vi entrar a Elfe en el comedor con cara de ida aunque mas aseada que la vez que la vi en su propia casa rodeada de vomitos. Dijese lo que dijese nadie se la tomaria en serio.

Le hice una sena para que se sentara con el hombre grueso y conmigo. Empezabamos a formar un grupo.

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