noche de verano en que daba vertigo mirarlo fijamente, pero no se acababa de imaginar un cerebro.

– El cuerpo obedece a las senales que envia la central. Todo lo que somos esta aqui -se toco la cabeza-. En la central de Julia se ha producido un cortocircuito y estamos esperando a que el propio cerebro se restaure y encuentre un camino alternativo para seguir funcionando como antes. Hemos de darle tiempo, no es tan simple como conectar un cable con otro. Al fin y al cabo la mente se ha creado y desarrollado para resolver problemas de supervivencia, y ella tiene uno bien grande. Tenga en cuenta que todo lo que entra en juego para que yo pueda parpadear o usted mover una mano es descomunalmente complicado. No todo se siente en el mismo lugar ni toda la memoria se almacena en el mismo sitio del cerebro, por lo que es posible que unas facultades se esten compensando con otras, unos pensamientos con otros, las experiencias nuevas con recuerdos mas o menos antiguos.

Felix asintio. Habia esperanza en sus palabras, esperanza cientifica por decirlo de alguna manera, que era la mejor esperanza que se podia tener. Pero le sabia a poco, en el fondo eran muy pocas palabras, muy pocas esperanzas.

– ?Cree de verdad que es posible que ocurra algo asi?

– He visto de todo. No es infrecuente que se produzcan recuperaciones asombrosas que nos sobrepasan y que en epocas pasadas enseguida llamaban milagros, cuando lo que ocurre es que nos cuesta comprender nuestra propia capacidad, no se si me entiende.

El doctor Romano le inspiraba confianza, quiza por su aspecto de no haber tomado mucho el aire, ni el sol, ni haber montado en bicicleta ni haber nadado. Preferia creer en alguien asi, en consonancia con sus enfermos, que en un doctor en consonancia con yates deportivos o con fiestas de chaquetas de lino y camisas desabrochadas y que se distrajera pensando en las alegrias que le esperaban al salir del hospital. Se diria que la naturaleza habia compensado al doctor dandole a la voz toda la fuerza e importancia que no tenia el cuerpo. Era grave y profunda, grande en una palabra. Cualquier cosa dicha con esa voz se escuchaba con atencion.

– La tendremos aqui ocho dias mas, despues habra que pensar en trasladarla a algun centro especializado.

– ?Que quiere decir?

– No quiero enganarle -continuo Romano juntando sobre el expediente abierto sus blancas y pequenas manos-. No hay nada seguro. Pero existe una clinica en Tucson pionera en este tipo de suenos profundos que se salen de los parametros clasicos del coma. Su terapia no consiste en medicarle mas ni en practicarle ninguna intervencion quirurgica, si es que esta pensando en eso. Se trataria de aprovechar la propia ensonacion en que probablemente esta sumida para inducirla a despertar. Tal vez no se avance, pero tampoco se perderia nada. Por supuesto formaria parte de un ensayo experimental en que no se rechazaria ningun camino por inusual que sea.

– ?A que se refiere?

– Se trata de aprovechar la experiencia de la paciente para crearle pasillos por los que volver a la realidad. Se trata de abrirle puertas. En definitiva, de ayudarla desde la conciencia que le queda. Empujarla un poco hasta aqui, ?comprende? Desde luego, este tratamiento no es incompatible con el protocolo normal que se aplica en estos casos. Ya le digo, no hay nada que perder y tal vez algo que ganar.

Cuando Felix salio del despacho, la voz de Romano le vibraba en los oidos. La nueva vida que se le habia impuesto a Felix en estos tres largos y dificiles dias iba creando sus propias leyes, su propio ritmo y espacio con habitantes salidos de rincones que el no sabia que existian, como antes de esto tampoco ellos sabian que existian Julia y el.

Felix se marcho directamente al parking. El hecho de visitar al doctor tambien era una manera de poder salir de la habitacion y dejar atras a Julia con menos remordimientos. Las noches en el hospital poseian otras dimensiones, mas profundidad, mas largura, mas tiempo y no era facil adaptarse a ellas y descansar medianamente bien. Por su parte, Tito necesitaba aire puro, un buen bano que le arrancase los germenes venenosos de aquel ambiente y sol. Ya eran las diez de la manana y queria estar de regreso al mediodia, que era cuando empezaria a intranquilizarse por Julia.

Julia

Tenia bastante calor y las mejillas ardiendo cuando alguien toco en la ventanilla y la desperto. Al principio abrio los ojos desconcertada, no comprendia donde estaba, ni quien era aquel hombre que la miraba tras el cristal. Sobre una mata de pelo canoso sobresalia un mechon amarillo y tenia la piel cobriza y brillante.

Julia retiro la manta recordando por que habia dormido en el coche. Nada habia cambiado. No se habia producido el milagro de despertar junto a Felix en la cama del apartamento. Tambien reconocio al hombre que tenia enfrente. Era el viejo atletico que el dia anterior habia visto en la urbanizacion Las Dunas. No queria asustarla, solo saber si le ocurria algo, si no tenia donde dormir. No le pidio disculpas por preguntarle detalles tan personales, pensaria que la edad y una cierta preocupacion sincera eran suficientes para meterse en su vida.

Julia se medio puso los pantalones y la blusa y salio del coche.

– No he tenido mas remedio que dormir aqui.

– Eres muy joven -dijo el-. Aun no desconfias lo suficiente.

El extranjero llevaba una descomunal camisa sobre el banador y mocasines grandes nauticos, lo mas semejantes a dos fuera borda.

– Iba a desayunar, ?quieres acompanarme?

Julia se termino de subir la cremallera y cerro con la llave el coche. Se dirigian a El Yate en el que ya era el ultimo frescor de la manana y en cuanto llegaran pensaba pedirle el movil.

Estaba el camarero del dia anterior, pero desde entonces habrian pasado tantas caras por su vida que no se acordaba de ella. Sin embargo, a el lo llamo por su nombre, Tom.

– Tom Sherwood -le dijo a Julia tendiendole la mano.

– Julia -dijo ella.

Por lo visto era ingles y no usaba movil. Pidio, sin consultarle a ella, dos desayunos completos y hablaron sobre banalidades como la limpieza de la playa y de un pulpo que el habia pescado la tarde anterior. A Julia le dio pena no poder con todo sabiendo que mas tarde tendria hambre. Hacia un sol muy brillante. El dia empezaba a ser muy caluroso y el mar estaba apabullantemente azul. La lentitud y serenidad con que Tom se desperezo frente a el le recordo a Julia que llevaba demasiado rato aqui haciendo vida de turista. Asi que le explico que se encontraba en un apuro, en una situacion tragica para ser precisa, que no tenia dinero y que necesitaba llamar por telefono.

Tom le dio un par de euros, y ella lo intento por segunda vez en este local. Pero Felix no cogia el telefono, y el camarero la miraba haciendo memoria. Volvio a marcar una y otra vez y finalmente, desesperada, regreso a la mesa de Tom. No le devolvio los dos euros, no queria pasar por el tramite de que le dijese que se los quedara para llamar mas tarde. Ya estaba bien de charla, de llenar la barriga y de mar azul. Cuando todo esto se terminase, el se marcharia a su apartamento y a su vida normal, y ella volveria a quedarse como antes, sin nada.

– Gracias por el desayuno. Tengo que irme.

– Yo suelo estar en la piscina de los apartamentos, ahi enfrente en la playa, o aqui, por si me necesitas.

Julia considero inutil contarle lo de Felix y Tito. Pensaria que estaba loca y perderia interes por ella y si de verdad llegaba a necesitarle, lo que no era improbable, el ya no se mostraria tan disponible.

– A veces la vida se complica demasiado -dijo Julia sin poder evitar un lamentable tono de derrota.

Tom parecio comprender aunque no supiera nada de lo que le ocurria a Julia.

– No te preocupes demasiado -dijo- porque ?sabes una cosa?, con el problema siempre viene la solucion.

Con el problema viene la solucion. Esta era la famosa frase de Felix que no habia logrado recordar la tarde anterior en la playa. La anoto nada mas entrar en el coche junto con la frase que el angel Abel le habia dicho en suenos.

«Todos nosotros estamos contigo.»

«Con el problema viene la solucion.»

Felix

De vuelta al hospital al mediodia casi no se podia transitar por Las Marinas. La calle principal estaba saturada

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