anillo.

– Tendremos que ver ese coche -dijo Marcus con una voz inesperadamente calida.

Queriendo o sin querer, transmitia la idea de que ella le interesaba. Julia sabia que no era una belleza que encajara en la imagen que uno se hacia de Marcus: un hombre de mundo, un hombre de la noche, dueno de una discoteca muy concurrida de la costa. Al lado de alguien asi se esperaba ver a una modelo, a una mujer despampanante, aunque Julia tenia la ventaja de ser atipica, un poco extrana. Siempre que le habia gustado a un chico le habia dicho que le gustaba porque era diferente.

Al salon no se podia entrar directamente por las cristaleras. Habia que bordearlas y hacerlo por una puerta lateral. Cuando llegaron, Oscar se habia ido. Habia dejado el vaso con dos dedos de liquido y la rodaja de limon en la barra del bar anos sesenta, que ocupaba una esquina del salon.

– ?Cuanto te ha dicho que pienso darte por el coche?

– Cinco mil -dijo Julia rapidamente subiendo la cifra que le habia dado Oscar.

Marcus casi sonrio, tal vez sabia que le estaba enganando. Y Julia penso que hay personas que es mejor que no se te crucen en el camino porque poseen demasiado poder natural sobre los demas. Marcus por lo menos lo tenia sobre Oscar y sobre ella. Oscar le obedecia y, de alguna manera que a ella se le habia escapado, habia recibido la orden de marcharse, de dejarles solos. Marcus se coloco detras de la barra del bar, pero no recogio el vaso de Oscar. Solo tuvo que meter la mano debajo para sacar una botella de cerveza helada. Julia se acerco con sus viejas zapatillas, que sobre el suelo de marmol blanco y negro parecian aun mas viejas, y Marcus, sin preguntarle, saco otra cerveza como la suya, que era exactamente lo que a Julia le apetecia beber.

– ?Ese color de pelo es tuyo? -le pregunto tendiendole la botella.

Julia asintio llevandosela a la boca. Los labios notaron el frescor.

Esta situacion tan placentera, esta increible aventura no deberia producirse en un momento destinado a buscar a su marido y a su hijo porque lo mas seguro es que fuese a tener remordimientos durante el resto de su vida por haberse sentido tan bien y por dejarse llevar.

Marcus sentado en un taburete con pie de acero la miraba por partes y no de una manera completamente frontal. Parecia estar decidiendo si Julia acababa de interesarle o no.

– Bueno, ?que me dices? ?Te apetece darte un bano? Tienes la piscina para ti sola. En la caseta hay toallas.

– Llevo todo el dia de aca para alla y me gustaria ducharme con gel, champu, ya sabes.

A Marcus le parecio bien la idea. Dijo que usara el primer cuarto de bano que encontrara y que mientras tanto el iria a probar el coche.

Julia no supo decidir con rapidez porque tenia muy pocas opciones a las que agarrarse. Podria decirle que irian los dos a verlo, o sacarse, como se saco, las llaves del bolsillo y entregarselas sin mas historias porque lo contrario habria sido ridiculo por mucho que para ella significase tanto la unica posesion que tenia. Asi que le tendio las llaves y subio las escaleras tambien de marmol en busca de un cuarto de bano.

Fue abriendo puertas de dormitorios grandes y pequenos. Habia dos cuartos para ninos, uno pintado en malva y otro en azul. ?Ninos? Un pequeno pensamiento de extraneza se quedo revoloteando. Pero no era momento de dudas. Debia actuar y seguir andando y ducharse tal como habia proyectado. El estaria examinando el coche y volveria pronto. Se metio en el bano del dormitorio mas amplio y lujoso que encontro y que por tanto debia de ser el que usaba Marcus. Habia un sistema de luces fantastico, pero el estilo era un tanto clasico, con cobertor y cortinas de raso color salmon y butacas a juego. En el cuarto de bano dominaba el marmol rosaceo y los remates y agarradores de bronce. Sobre una balda de cristal habia frascos de Chanel n.° 5 como si, quienquiera que fuese, temiese que se le acabaran. Todo indicaba que se habia metido en el cuarto de bano equivocado. Despues de ducharse, se puso cremas que habia dentro de los armarios de las marcas mas caras. Y antes de vestirse, con el pelo enrollado en una toalla, haciendo tiempo para que la piel absorbiese las cremas, dio un lento paseo por la habitacion, revisando los armarios.

La ropa de hombre correspondia a alguien mas cuadrado literalmente hablando que Marcus aunque no mucho mas alto. Las ropas de la mujer eran muy elegantes y muy clasicas. Uno se imaginaba con ellas a una mujer madura y rica, con mucha vida social. Quiza fuese una habitacion destinada a los padres de Marcus, que pasarian aqui temporadas. Se froto energicamente el pelo con la toalla y se lo peino con los dedos. Entre el vaho del espejo del bano empezaron a aparecer los rizos rojos cada vez mas brillantes segun se iban secando. El que le gustasen a Marcus hacia que se volvieran deslumbrantes.

Oyo ruidos de coche, motor, puertas. Dio por hecho que Marcus habia probado el Audi. Tambien dio por hecho que Oscar podria haber regresado. Esperaba que no, esperaba estar a solas con Marcus. Los dos en aquella casa al borde de un acantilado una noche. ?Que era una noche en toda una vida? Su objetivo hacia un rato habia consistido en ducharse. Ahora lo seria tener un romance con Marcus, o por lo menos dormir en una cama con sabanas limpias. Descansaria tan bien esta noche que manana puede que encontrase por fin el apartamento. Los pantalones arrugados y la blusa esperaban estirados sobre la cama. No le apetecia volver a ponerse la misma ropa interior, asi que se puso solo los pantalones y froto la blusa con el espumoso gel de la ducha, la aclaro, la estiro cuanto pudo, cogio una percha del armario y la colgo en la banera. Luego busco algo que le sirviera para la parte de arriba. Le gustaban mas las camisas gigantes del supuesto padre de Marcus que los blusones caros de la madre, pero eran demasiado grandes, asi que opto por un panuelo de seda con grandes arabescos en blanco y negro y se lo enrollo alrededor del pecho. Le quedaba perfecto. Esperaba que no le importase a Marcus que lo hubiese cogido. Ya estaria abajo. ?Que haria? ?Contemplando su hermoso jardin mientras pensaba?, ?mirando sin pensar?, ?hablando por telefono?, ?viendo la television?, ?leyendo el periodico? ?Que hace la gente cuando esta en su casa? ?Que hace entre sus cuatro paredes por majestuosas que sean? ?Que haria ella de vivir alli con el?

Anduvo descalza hacia la escalera sobre baldosas frias. La sensacion era muy agradable. Habia descansado con la ducha. Antes de llegar al hueco de la escalera, la detuvieron unas voces. Era algo inesperado que rompia el plan que habia ido armando en la cabeza. Se asomo con precaucion. Ninguna de las voces era la de Marcus y tuvo que bajar unos escalones para poder verlos junto a la chimenea. Eran un hombre y una mujer, a los que, de ser los padres de Marcus, no queria presentarse sola y de sopeton. Estaban diciendo que Oscar era un descuidado y que no volverian a dejarle la llave.

– No cuida bien el jardin y encima ha cerrado mal la puerta.

– Y la verja. La verja estaba abierta -dijo el.

– Tendremos que cambiar las cerraduras -dijo ella-. Ya no me fio. Ha podido hacer copia de las llaves.

– Tendre que mirar en la caja -dijo el-, aunque lo que hay de valor esta a la vista, los muebles, los electrodomesticos, los cuadros. Y parece que esta todo.

Julia no podia apartar los ojos del supuesto padre de Marcus, le resultaba conocido. Tenia rasgos campesinos, pelo oscuro y porte aristocratico. Juraria que lo habia visto antes. El bronceado de su ancha cara y sus anchos brazos y manos resultaba mas natural que el de su mujer. Parecia que el sol se le habia pegado cazando o a base de fuertes sacudidas de viento marino. Llevaba unos vaqueros muy planchados y una de las camisas del armario, azul oscuro como el cielo del jardin.

– No creo que llegase a tanto. De todos modos, no me gusta que haya entrado en la casa. Todo lo que necesita esta en la caseta del jardin, tendra una explica…

– Desde luego -siguio el-. No vamos a hacer un mundo de esto.

– ?Alberto! ?Mira! -se indigno ella, oliendo el vaso del mostrador-. Se ha tomado un gin-tonic ?y dos cervezas!

– Entonces esa es la explicacion. Ha entrado en casa porque tenia sed.

– O ha querido impresionar a alguna chica. Ha podido traerla aqui y hacerle creer que el vivia aqui.

Ella llevaba un elegante conjunto de lino blanco, y el la llamaba Sasa. Pantalones amplios y camisa de manga corta con aberturas a los lados. Era igual de alta que el, por lo que con tacones le sacaria la frente. De joven debio de tener un cuerpo estupendo. Los dos habian sido muy fuertes. Ella era rubia, aunque de un rubio machacado por unas infinitas vacaciones al sol.

El comentario de la supuesta madre de Marcus le hizo recordar a el algo grato.

– De joven se hacen muchas tonterias. Seguro que se trata de una chica. Lo pasaremos por esta vez… Yo tambien lo habria hecho.

Sasa se descalzo, luego se quito los pantalones y al final se quedo desnuda. A ella si que sabia donde la habia visto con un traje blanco parecido al que se acababa de quitar. Fue en el bano del restaurante Los Gavilanes cuando intentaba secar las bragas con el secador de manos. Tenia una gran desenvoltura andando desnuda y se

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