sabia, pero seria en otro momento, porque ahora le venian a la memoria detalles en tropel que deberian haberle puesto en guardia si el hubiese estado dispuesto a considerarlos.
– ?No sera un amigo? ?Un companero de trabajo?
Angelita nego con la cabeza.
– A veces pasan estas cosas. Sobre todo despues de tener un hijo una mujer necesita saber que sigue gustando.
– A mi me gusta. Me gusta mas que antes.
– Esto no tendria que decirtelo yo. Pero asi son las cosas y no puedo ocultartelo. Esta loca por ese chico, Marcus. Un dia en que estabas de viaje me pidio que me quedase con Tito y paso toda la noche fuera. Me cuesta mucho trabajo decirte algo asi, es muy duro y creia que no iba a perdonarselo, y ahora ya ves, casi no tiene importancia.
Los pequenos ojos claros de Angelita estaban enrojecidos. Felix se sentia mareado y salio a la terraza. La pantalla de la television se veia dentro, en el cristal de la puerta y en el firmamento, multiplicada como un espejismo. No le molestaba, necesitaban compania, cualquier clase de compania.
– ?Estas segura de lo que dices?
Vio en la pantalla reflejada en el cristal como asentia de una forma que no dejaba lugar a dudas.
Le conto que Julia lo habia conocido en el hotel y que aunque no estaba alojado alli, iba todos los dias por la cafeteria a tomar cafe, tambien le gustaban el vodka y la ginebra. Era de los llamados paises del Este, y Julia le dijo que habia estado en la guerra y que era el hombre mas atractivo que habia conocido en su vida y que era superior a sus fuerzas lo que sentia por el. Cuando acabo de hablar, Angelita dejo caer la cabeza hacia delante como si se hubiese quedado dormida o como si estuviese mirandose el pecho y profundizando en el, como si estuviera replegandose hacia el interior. Por su parte Felix cerro los ojos un momento y al abrirlos vio las estrellas, la luna, las sombras, a si mismo en el cristal, a su suegra. Todo estaba fuera de el, dentro ya no tenia nada. Habia vuelto a estar solo, pero con un hijo y una mujer inconsciente en un hospital.
– Esta bien, vete a dormir. Yo vuelvo al hospital. No es conveniente que Julia se quede tanto tiempo sola.
Julia
Por la noche se habia gastado casi todo lo que tenia en un bocadillo, una botella de agua de litro y medio y gasolina para poder venir a dormir al lugar de costumbre. Compro el bocadillo en el bar mas cochambroso y barato que encontro y podria haberse ido sin pagar, pero dadas las circunstancias preferia no verse envuelta en ninguna pelotera.
Aparco el coche mirando hacia la Osa Mayor. Era una suerte haber nacido y poder ver las estrellas. Tenia ganas de que Tito se diera cuenta de todas las maravillas que lo rodeaban. Estuviera o no estuviera ella, eso no cambiaria. Se comio el bocadillo todo lo parsimoniosamente que pudo para que mientras tanto le entrara sueno.
Ya no tenia dificultad en saber ponerse comoda. La almohada hecha con las toallas y los pantalones, la manta mas que nada para sentirse protegida y las ventanillas abiertas esta vez dos dedos en lugar de uno. Esto era todo.
Al despertar por la manana no movio un musculo, aun conservaba frescas las palabras del angel Abel diciendole mientras dormia que pronto tendria que marcharse por un motivo mayor. Le habia dicho que tenia el presentimiento de que ya no podria hablar muchas veces mas con ella y queria que supiera que no la abandonaba, sino que no podia elegir. Repaso varias veces este mensaje lamentando no poder intercambiar unas palabras o unos pensamientos con el. Se limito a interpretar que al angel Abel no le pareceria abominable el suceso de Marcus porque en ese sitio desde el que el observaba a los humanos regirian otras leyes.
Abrio la ventanilla y se puso los pantalones. Se paso las manos por la cara con fuerza y bebio de la botella. El agua ya no estaba fresca, pero tampoco caldosa y espero ver aparecer de un momento a otro el mechon amarillo del enorme Tom. Como se acostumbra uno a cualquier cosa, ya le echaba de menos. En cualquier caso, necesitaba salir del coche a estirar las piernas y respirar aire puro. Si hoy se lo encontraba si le contaria lo que le ocurria porque ya no serian unos perfectos desconocidos.
Se sento en una esquina de la terraza del bar El Yate vigilando la posible llegada de Tom. Necesitaba un amigo de carne y hueso, no solo espiritus. No queria volverse un ser raro, una mistica o algo asi, deseaba con todo su ser encontrar a su familia, deseaba volver a ser una mas y vivir la vida de verdad y no dedicarse a correr detras… detras de una sombra, como ahora. Claro que despues de lo de Marcus nada volveria a ser igual. Desde ahora seria culpable y tendria remordimientos.
Al ver acercarse al camarero con un mantel de papel y un cubierto en la mano se propuso decirle que ya habia desayunado, pero el camarero maniobro con tal rapidez que no parecio escuchar y al momento volvio a aparecer con un zumo de naranja y lo que en El Yate llamaban un desayuno completo.
– Es una invitacion del senor Tom. Dejo encargado que aunque el no estuviera le sirvieramos el desayuno.
Vaya, era increible que existiera gente asi en el mundo. Julia creia encontrarse completamente sola y de pronto otro ser tan real como la misma Julia se preocupaba por ella.
Tras el festin del desayuno y antes de poner el coche en marcha se pregunto como sacarle el mejor partido al dia, se pregunto donde mas podria ir para buscar a su marido y a su hijo. Se lo pregunto con una terrible sensacion de fracaso. Nada de lo que habia hecho hasta ahora servia de gran cosa. Los hilos que la unian a su mundo se habian roto. ?Por que? Era imposible saberlo. Aun podria intentar hablar con el hotel en que trabajaba, pero en caso de que diese resultado, que iban a hacer ellos, no entenderian nada. Sonaria todo demasiado complicado y raro. Por lo pronto decidio parar en una zona de piedras blancas y redondas y bastante desierta.
Dejo el anillo dentro del pantalon y se metio con dificultad en el agua. Estaba templada. De vez en cuando miraba hacia el coche, no queria perderlo de vista. El agua la purificaba. No habia un solo sitio de su cuerpo por donde no entrase. La absorbio por la nariz y despues la expulso. Cuando le parecio que ya estaba bastante limpia, salio pisando tortuosamente a secarse sobre las piedras. No le pesaba que Marcus hubiera muerto, le pesaba haberlo matado ella. El espiritu del mar le mando un poco de brisa. A veces habia sido demasiado rigida juzgando a los demas, en esos casos Felix solia decirle que nadie sabe, ni siquiera uno mismo, cuando se le pueden cruzar los cables aunque si se es observador siempre se encuentran datos y senales que pueden alertar. Julia creia que lo que Felix queria decir era que juzgar era una perdida de tiempo si no se podia castigar. Era mas interesante comprender por que la gente hacia ciertas cosas. Sin embargo, ella no podia dejar de sentirse culpable, tanto como si le hubiese clavado un cuchillo a Marcus, la intencion habia sido la misma, y el porque estaba claro, queria eliminarlo de su vida, y queria eliminarlo porque lo detestaba. Lo detestaba porque la habia enganado y le habia robado el coche. ?Y esto era suficiente? Muchas veces la habian enganado, puede que incluso su madre, puede que el mismo Felix, y ni se le habia pasado por la cabeza matarlos. Nunca habia sentido una amenaza tan grande como la de Marcus. ?Que clase de amenaza?, le habria preguntado Felix. Pues no lo sabia, una amenaza que romperia su vida.
Se paso los dedos por el pelo repetidas veces. Lo dejaba resbalar por el cuero cabelludo con los ojos cerrados. El sol no sabia nada de lo que habia hecho, caia sobre ella como sobre las flores, el mar, las piedras y los seres mas inocentes. Ya no era capaz de saber como se sentiria ahora mismo si no hubiese matado a Marcus. Era otra Julia. Una de esas personas que parece que no han hecho nada malo en su vida y que luego se descubre que han hecho algo terrible. Ahora debia estar ojo avizor para no delatarse, para huir si era necesario porque no podia permitirse el lujo de que la cogieran y la encerraran antes de encontrar a Felix y a Tito. Hasta el lunes no podia volver al banco, y en la comisaria y el hospital durante el fin de semana tendrian demasiado jaleo para atenderla.
Las gaviotas pasaban velozmente sobre su cabeza, entre grises y doradas. Era un planeta hermoso y ella no queria morir, ni estar encerrada en ningun sitio. No queria estar encerrada. Jamas habia pensado en esta posibilidad que ahora se hacia acuciante y aterradora.
La llegada de un grupo de chicos y chicas la decidio a volver al coche. Se vistio detras del capo levantado y saco del bolsillo del pantalon el anillo y se lo puso antes de que lo olvidara, se cayera al suelo, quedase enterrado entre la arena y las piedras y perdiera asi toda la magia que tenia. Se lo llevo a la boca como hacia Tito con los juguetes para reconocer las formas y de que estaban hechos. Se podia decir que Tito reconocia el mundo con la boca. Tenia los ojos cerrados y estaba sentada en el asiento del conductor y cuando retiro la mano del anillo de la