boca y la puso en el volante sorprendentemente sintio un beso en los labios. Abrio los ojos de golpe, casi asustada. Habia sido un beso de Marcus.
Por supuesto Marcus no estaba aqui, ni siquiera en el mundo de los vivos, y no habia nadie mas con ella y sin embargo el beso habia sido real, completamente real. Reconocia a la perfeccion los labios de Marcus, delgados,
sonrosados igual que las encias. Era la boca que mas le habia gustado en toda su vida, pero ahora Marcus estaba muerto, y este beso le daba miedo. Aunque tal vez habia sido una forma de decirle, desde la otra vida, que la perdonaba por haberle matado. Dondequiera que estuviese, Marcus habia reconocido su parte de culpa.
En ese sitio invisible, que estaria en todas partes y en ninguna, se comprenderian los sentimientos y los actos que en este mundo de las cosas y los seres tangibles no se comprenden del todo. En ese lugar no seria necesaria ninguna explicacion, no habria malentendidos, no se podria mentir porque cualquier acto o pensamiento se desplegaria ante la vista como si se desenrollara una cuerda y no podria ser nada mas que lo que era.
Felix
La voz de Marcus era aspera, muy apropiada para cantar baladas romanticas o susurrar al oido. Hablaba espanol bastante bien.
– Siento molestarle, no me conoce, pero necesito hablar con usted.
Esta fue la carta de presentacion de Felix. Marcus reacciono poniendose en guardia y dejando entrever que tenia muchas cosas que temer.
– ?Como sabe mi numero?
– Soy el marido de Julia. Por favor, no cuelgue. No llamo por lo que usted cree. Julia ha sufrido un accidente.
Se hizo un profundo silencio lleno de desconfianza.
– No conozco a ninguna Julia.
– Si la conoce. Es una empleada de la cafeteria del hotel Plaza. Tiene su numero de telefono anotado por todas partes y se de buena fuente que usted y ella eran amantes. Por favor, no cuelgue. Ahora eso no importa, lo que importa es que ella siente un interes especial por usted y le haria mucho bien que le hablase, que le creara la ilusion de que si despierta y vuelve a la vida van a estar juntos.
– Pero ?de que habla? Es una trampa, ?verdad?
Felix no se podia creer lo que estaba oyendo. Una trampa. Vaya tio acojonado, cobarde y miserable.
– Parece un hecho que mi mujer esta enamorada de usted. Puede no gustarme la idea, pero no puedo hacer nada, ya es mayorcita para enamorarse de quien quiera. No se trata de eso, ?comprende? Esta sumida en algo asi como un coma, del que estamos tratando que salga por medio de estimulos externos y por eso le necesitamos.
– No me lo creo -dijo.
Era evidente que no le importaba lo mas minimo la situacion de Julia. Ni siquiera habia preguntado que le habia pasado.
– Tal vez deberia ir a Madrid para convencerle, pero no puedo dejarla sola. Estamos su madre y yo cuidandola y ademas tenemos un nino pequeno.
– ?Como se llama el nino?
– Tito. Por supuesto, si decide venir tiene todos los gastos pagados. Solo quiero que venga, que coja la mano de mi mujer, que le diga que la quiere, que la echa de menos y que la esta esperando para vivir juntos el resto de sus vidas, que le diga lo que crea que a ella le gustaria oir.
Marcus hizo un ruido de desagrado. Estaba claro que para el Julia habia sido un simple pasatiempo, que no significaba nada. Y Felix estaba sufriendo la gran desilusion de Julia, su decepcion, su enorme frustracion antes que ella misma. Puede que incluso el accidente se hubiese producido por una distraccion al pensar en el.
– Entiendo que a usted ni se le pasaba por la cabeza rehacer su vida con Julia.
– Pero ?que dice? Para nada.
Para nada. ?Seria capullo? Julia habia puesto sus deseos y sus esperanzas en el, y el los despreciaba. Si lo tuviera delante, tendria que partirle la cara.
– Lo que le diga a Julia no le comprometera. Lo urgente es que salga de este estado. Despues nunca le molestariamos y yo personalmente se lo agradeceria. Estoy muy bien relacionado y en disposicion de poder ayudarle si necesita regularizar aqui su situacion. Le doy mi palabra.
– Una palabra no es nada de nada.
– Bien, si quiere algo mas que mi palabra, hablaremos de ello cuando venga.
– Deme su direccion y si me decido me presentare alli en cualquier momento del dia o de la noche y no me haga ninguna encerrona, se lo advierto por su bien.
Felix colgo asqueado. Ahora no estaba seguro de que hubiese sido una buena idea llamarle.
Octavo dia
Felix
Al verle, no le sorprendio que a Julia le gustase. Probablemente si el fuese mujer tambien le gustaria. No era alto, mediria uno setenta y poco y no era lo que se podria llamar guapo, tampoco feo, daba la impresion de tener una cara prematuramente envejecida por la vida cuando no debia de pasar de los treinta y ocho anos, como mucho de los cuarenta. Los surcos, los pomulos marcados y la barba de dos dias le daban una gran profundidad a los ojos grises. Felix se pregunto si todo aquello estaria estudiado. Tambien parecia que no se habia reido nunca ni que pensase hacerlo en el futuro. Llevaba el pelo rapado y Felix habria apostado a que tendria un tatuaje en la espalda. Iba limpio pero no atildado, aparentaba despreocupacion por su aspecto y al mismo tiempo una gran seguridad en su cuerpo delgado y fuerte y en sus movimientos. Debia de tener mas que comprobado que resistia cualquier postura, cualquier clase de pantalones, cualquier camisa. En conjunto resultaba extrano, con magnetismo, de los que se quedan en la retina y en los deseos de la gente.
Se presento directamente en el apartamento sobre las once de la manana, al poco de llegar Felix de pasar la noche en el hospital. Angelita, al ver a Marcus, se metio con discrecion en el cuarto de dos camas con Tito y no se marcho con Julia como habria sido lo habitual. A decir verdad; sin que Julia dejara de ser el eje de sus vidas, la llegada de Marcus la relegaba a un segundo plano.
Dijo que habia dejado la maleta en el Regina, que casualmente era el mejor hotel de la zona, con ascensor directo a una cala que la hacia casi privada. Dijo que contaba con que Felix pagaria la cuenta del hotel y del coche que habia alquilado. Ya que estaba aqui se quedaria una semana mas o menos. Tambien necesitaria tres mil euros para gastos. Estaba pasando una mala epoca. Se los devolveria en cuanto encontrase trabajo. Era una manera de fijar un precio. Felix le dijo que le pagaria en cuanto hiciese su trabajo que consistiria en estar hablando con Julia varias horas en el hospital, recordandole los buenos momentos que habian pasado juntos y creandole ilusiones nuevas.
– Yo no estare presente para que se exprese con total libertad. ?Puedo confiar en que sabra ganarse lo que le pago? Es mejor que las cosas queden claras al principio -dijo Felix, que creyo conveniente mantener las distancias y no pasar al tuteo.
Marcus movio imperceptiblemente la cabeza a derecha e izquierda pensando sin duda que Felix era un pardillo, un pardillo morboso quiza.
– A mi no me gustaria dejar a solas a mi mujer con su amante por muy inconsciente que este ella.
Felix no contesto. Entre ellos sobraba esa clase de explicaciones. En cuanto hay dinero de por medio, uno nada mas tiene que preocuparse de pagar, no de hablar.
– Podemos empezar al mediodia, antes o despues de la comida, es igual.
– La mitad ahora -dijo Marcus.
Felix fue a la habitacion a buscar la cartera. Quien le iba a decir cuando salieron de Madrid camino de la playa hacia ocho dias que iba a vivir esta escena. Y quien le iba a decir que existia Marcus, o por lo menos no habia querido sospecharlo.
– Ahora solo tengo doscientos euros. Le ire dando el resto poco a poco.