conciencia tranquila, sin dolor, sin temor al manana, con paz de espiritu. Sin embargo, Julia preferia ir poco a poco, de modo que cuando por fin llegaron a la urbanizacion, quiso perder un rato contemplando la calle adonde daba parte de los apartamentos antes de salir del coche, y cuando aparcaron respiro profundamente el olor a plantas que en opinion de Felix la humedad volvia demasiado pegajoso. Tambien tuvieron que detenerse en la piscina y en cada pasadizo que recorrian, como si Julia quisiera grabarlos en la mente o mejor dicho sacarlos de ella. Aquello no terminaba nunca. Paciencia, se dijo Felix.

– Asi que aqui estan Las Adelfas. Son las que en el sueno se llamaban Las Dunas. Estuve aqui y recorri estos pasadizos, pero jamas habria encontrado el apartamento simplemente por cambiar el nombre.

– Hasta que no estuvieses preparada para despertar no podias encontrar el apartamento. Segun el doctor Romano la mente elabora obstaculos y pone piedras en el camino, dificultades para darse tiempo a buscar soluciones. La verdad es que no es facil saber como llegar a lo que se quiere ni dormido ni despierto. Y tu lo has conseguido.

Tambien el apartamento fue escudrinado a conciencia y le intereso mucho la cocina y los utensilios que Margaret, la duena de la casa, habia traido de Inglaterra, algunos de los cuales Angelita no habia podido descifrar para que servian. A eso de las cuatro y media, completamente agotada por el esfuerzo de concentracion que llevaba haciendo desde que salio del hospital, se ducho, se puso unos pantalones cortos y una camiseta, se enrollo el pelo con una toalla y se sento en el sofa delante de la television apagada. Angelita le hizo un zumo de naranja y mientras se lo bebia pidio un cuaderno y un boligrafo y empezo a anotar algo. Llevaba el anillo en la mano. Se lo habia ajustado con un poco de algodon. Debio de notar que Angelita lo miraba porque dijo, «Me ha servido de mucho. Fue una gran idea ponermelo. Ha sido mi talisman y cuando sentia que no lo llevaba todo empezaba a torcerse. Una vez lo extravie y creo que no me he encontrado tan perdida en mi vida. En el sueno era muy luminoso, deslumbrante».

– Si no hubiese sido el anillo, habria sido otra cosa -dijo Angelita-. Lo importante era que tu querias salvarte.

Hasta ahora nadie habia mencionado la palabra salvacion, a nadie se le habia ocurrido. Salvarse, penso Felix, ?de que se salva uno cuando se salva?

Al dia siguiente, fue ella quien desperto a Felix. Ya estaba vestida con el mismo pantalon corto de la noche anterior y una camiseta. Felix miro el reloj, eran las nueve de la manana.

Segun Julia, no habia dormido mucho, pero el rato que habia dormido habia sonado con una casa en un acantilado con la que recordaba haber sonado cuando estaba dormida en el hospital. Asi que no tenia mas remedio que ir a ver si esa casa existia y visitar todos los sitios por los que habia ido y venido veinticuatro horas al dia durante tantos dias. Lo que habia vivido suponia un excesivo peso en su conciencia y tenia miedo de volver a Madrid con todos aquellos fantasmas rondandole.

Repartieron el itinerario que habia organizado en el cuaderno en cuatro dias para que no se cansara demasiado. A veces salian los dos solos y otras, los cuatro porque era una manera de que Angelita y el nino se distrajeran. Julia miraba a su madre sorprendida por su nuevo aspecto pero no le decia nada. De vez en cuando cogia a Tito y lo apretaba contra si hasta que enseguida se cansaba.

Lo mas semejante que encontraron a la casa del acantilado en la direccion del faro era el hotel Regina donde se alojaba Marcus. Por supuesto Felix no le dijo nada. Tal vez Julia habia visto este hotel en Internet o en alguna revista y se le habia quedado grabado. Era logico pensar, aunque el no fuera ningun entendido, que muchos suenos se crean por asociaciones.

Julia dijo que le gustaria entrar por lo menos en el vestibulo, ver el jardin y la piscina y la vista, pero Felix puso todos los inconvenientes posibles ante el temor de que Marcus aun no se hubiese marchado y se tropezaran con el. Desde luego, seria el momento menos oportuno para un encuentro tan emocional. Asi que dieron la vuelta y descendieron haciendo eses por una carretera llena de curvas, que segun Julia habia tenido que bajar corriendo de noche en algun momento de su largo y profundo sueno. En el fondo recorrer los lugares que iban aflorando del sueno de Julia era como visitar los sitios de la infancia, agrandados y deformados en el recuerdo.

Era increible, pero asi fue: Julia se emociono al entrar en el supermercado.

Conto como habia sobrevivido los primeros dias bebiendo y comiendo en aquel paraiso terrenal. Pasaron por las estanterias de los yogures y de la leche en tetrabrik y todo tipo de envase inventado hasta la fecha. Cogio una botella y bebio de ella, luego la coloco en el carro, pasaron por la seccion de ropa, queria comprar unas bragas y unas camisas de cuadros, de dos al precio de una, para Felix. Ahora si que podia pagarlas y regalarselas. En una de ellas los cuadros eran de color tostado, igual que cuando en el sueno de Felix el y Julia corrian por la playa hacia una casa en un acantilado. Sin saber por que, Felix no habia olvidado el detalle de la camisa, y le parecio una llamativa coincidencia.

– ?La camisa que me ibas a regalar en el sueno era igual que esta? -pregunto Felix.

– Si. Las hay en muchos supermercados y una vez estuvimos a punto de ponerlas en el carro, pero luego tu te echaste para atras. Te parecian demasiado baratas.

En la seccion de charcuteria a Julia se le llenaron los ojos de lagrimas.

– No sabeis lo que significa no tener absolutamente nada ni a nadie, encontrarse sola y perdida. Y, sobre todo, no entender nada.

Julia se empeno en comprar una cantidad enorme de productos que no podrian consumir antes de volver a Madrid. Angelita observaba este comportamiento preocupada y un poco a distancia, pendiente constantemente de su nieto. Felix se callo que tambien este supermercado habia supuesto para el un alivio y en cierto modo un refugio cuando los primeros dias venia con Tito a comprar panales y las cosas mas urgentes. Tambien habia comprado una esponja para ella, cremas, un cepillo del pelo, champu y gel, pero eso era algo corriente, pertenecia a la vida normal de todas las personas y no merecia ningun comentario. Sin embargo ahora, si lo pensaba bien, tambien parecia un sueno, un sueno desasosegante como minimo.

Si a Julia le habia servido para mantenerse fuerte y activa para luchar y finalmente despertar, Felix se alegro de haber tomado aquella extrana noche un camino equivocado para llegar a la carretera del puerto y asi haber pasado por el gran letrero en que ponia supermarket. Seguro que Julia vio el letrero y se lo grabo en la memoria porque Felix recordaba muy bien que ella dijo mirandolo: «Manana tendremos que venir a comprar».

Julia iba a tiro hecho, sabia perfectamente que estanterias buscar y que productos mirar. Ahora le interesaban las camaras de seguridad. Les hizo ir al pasillo de los vinos. Hizo que Felix cogiera a Tito con un brazo y empujara el carro con la otra mano para que lo grabara la camara del techo, mientras que Angelita y ella se retiraban a un lado. Queria reproducir con toda fidelidad parte de uno de aquellos suenos suyos, en que la habian pillado robando en el supermercado y al mostrarle como prueba las grabaciones vio pasar en una de ellas a Felix y a Tito. Conto que se habia sentido tan angustiada porque no los encontraba, que descubrirlos de pronto en los monitores fue el mayor respiro de su vida. Supuso una gran emocion pensar que tambien ellos habian estado alli, tan cerca de ella, y nunca lo olvidaria ni dormida ni despierta. De alguna forma, queria tener un recuerdo de aquel recuerdo. Asi que les pidio que esperasen sentados en la seccion de jardineria, y al rato volvio con una cinta de video en la mano.

Acababa de comprobar en los monitores de seguridad del supermercado que la camara del pasillo de vinos los habia grabado exactamente igual que en el sueno. Por supuesto, a los de seguridad no les conto de que se trataba, solo que le haria mucha ilusion tener una copia de aquel momento y ellos, aunque bastante extranados, se la dieron. Estaban acostumbrados a los caprichos de los turistas. Ellos no podian comprender que, aunque sonara enrevesado, le estaban entregando la imagen real de aquella otra imagen inventada por el inconsciente de Julia.

Luego se empeno en ir a la oficina de personal para preguntar si alli trabajaba alguien llamado Oscar. No lo sabian. Francamente, no paraban de contratar gente. Eran empleos temporales, nada fijo, sobre todo en temporada alta. Ademas, ahora con los trabajadores extranjeros los nombres se complicaban mucho. Oscar, Oscar. Les sonaba, pero a saber de cuando y de donde.

Tambien Felix hizo memoria, empezaba a sospechar que nada es tan gratuito en los suenos como parece y que el cerebro juega a combinar todo lo que tiene dentro.

– ?No se llama Oscar tu jefe en el hotel? Seguramente de ahi viene el nombre.

De acuerdo, sabia que era absurdo buscar a Oscar, pero si hubiese sido para ellos tan real como para Julia, si hubieran hablado con el y le hubiesen mirado a los ojos como ella, entonces pensarian que una simple comprobacion nunca esta de mas. Felix consideraba lo que estaba haciendo Julia mas una cura que un rasgo de locura. Le parecia bien, cada uno pone en orden su cabeza como puede y lo que ella habia experimentado en esa

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