recuerdo se desvanece suplantado por el siguiente, perdido para siempre el sabor y el olor de estos anos tal vez para recordarle que el camino que dejaba a medio recorrer con su partida le seria vedado para siempre.

– No es esto lo que quiero hacer -le habia dicho cuando ella levanto triunfante una carta de Leonardus con el proyecto completo y el contrato que, de aceptar, les obligaba a volver.

– ?Que es lo que quieres hacer? -pregunto ella entre estupefacta y ofendida.

– ?Seis series de television en cinco anos! Apenas conozco el medio, no he leido los guiones, nunca he dirigido una superproduccion. Quiero hacer otras cosas.

– ?Que cosas? -pregunto incredula-. Desde que yo estoy aqui no has hecho nada -le recrimino con la misericordiosa crueldad a la que recurren los padres para quienes lo unico que importa de sus hijos es el porvenir, cuando quieren convencerles de que el camino que han elegido no conduce a nada. Y por primera vez se dio cuenta de que los diez anos que los separaban la situaban a ella en otra generacion, en otro punto de vista donde ya no tenian cabida las utopias.

– Lee primero el contrato, aun no sabes lo que te propone -insistio como habria hecho su propia madre.

Leyo el contrato y la carta, y aunque comprendia que Leonardus, o una de sus empresas, nunca le habria ofrecido esas inmejorables condiciones de no haber sido por Andrea, acepto. Bien es verdad que lo hizo por ella, porque sabia hasta que punto le pesaba estar lejos de su ciudad y lo duros que se le habian hecho estos dos anos que llevaba en Nueva York y quiza llevado tambien de un sentimiento irracional de deuda que a veces se le hacia insoportable. Y por si fuera poco, era cierto que desde su llegada nada habia hecho que le diera fuerza ahora para oponerse a la vuelta. Los trabajos anteriores a su llegada, todo lo que habia dejado pendiente, pertenecia en buena parte a un futuro quimerico que se habia evaporado como se desvanece un sueno de juventud. Pero sobre todo habia transigido porque sabia de antemano que de nada serviria resistirse: la combinacion de elementos, acontecimientos y caracteres marcan en los amantes pautas de comportamiento y les adjudican a cada uno un papel muy definido en la relacion, y aunque esas circunstancias varian con el tiempo y pueden llegar a ser incluso diametralmente opuestas, en realidad la funcion que cada uno ejerce en ella, el lugar que ocupa, son inamovibles. Martin seguia sin preguntar apenas y ella, aun sin capacidad para decidir, era quien en ultimo termino tomaba las decisiones.

Y sin embargo esas seis series que realizo en los primeros anos de su estancia en Barcelona le habian situado en la cima de la profesion, de una cierta profesion al menos, y le habian hecho rico y famoso. De las series se habian hecho peliculas y de las peliculas series cortas y se habian traducido todas a decenas de idiomas y se vendian en todos los videoclubs de los paises mas inciertos. Se le requeria en coloquios televisivos, en festivales y en conferencias. Y la productora organizaba en los estrenos un despliegue de publicidad con asistencia de todos los medios de comunicacion y ciclos culturales que en muchos casos patrocinaba el Ministerio de Cultura, de tal envergadura y con una tal resonancia que sin apenas haber puesto en las obras que dirigia un apice de su fantasia o imaginacion se encontro en la cumbre de la fama de la ciudad y del pais, rodeado a todas horas de gentes que no conocia pero que, bien lo sabia, se arrimaban a su sombra mientras la hubiera. Era consciente de que no habia adquirido prestigio por la obra hecha sino por el exito alcanzado, y ese exito nada tenia que ver con la calidad. Bien lo sabia, el exito mas dinero provoca adulacion y aplauso y prestigio tambien, aunque el prestigio que se desprende unicamente de la calidad no trae mas que silencio.

Nunca se lo dijo a Andrea, pero le daba la impresion de que no necesitaban a nadie para esas producciones que venian milimetricamente planificadas, porque el director, el, tenia tan poca libertad de movimientos que bien habria podido dejar que fuera el primer ayudante quien se limitara a seguir al pie de la letra un guion en el que tampoco habia intervenido, mientras el tomaba cafe o se iba a su vez al cine. Y aunque al principio le torturaba no estar haciendo lo que habria querido hacer, muy poco tiempo despues ya no fue capaz de recordar, o no quiso, que era exactamente lo que habria querido hacer y se dejo llevar de la aureola de su propio triunfo, y mecido por la cancion de quienes le rodeaban y de la vehemencia y aplauso generales procuro no volver a pensar en ello. Quizas con el propio quehacer ocurra lo mismo que con las arrugas que se profundizan y proliferan al mismo ritmo que aumentan las dioptrias. Y sin embargo, en lo mas recondito de si mismo, no habia abandonado sus suenos, esa forma de dormirse a veces imaginando que habia conseguido trabajar sin descanso, como en los tiempos de su primer corto, en una pelicula propia -cuyo guion tenia completamente terminado en su mente y escribiria sin falta un dia de estos- sin directrices ni exigencias, ni personajes de carton que no comprendia o dialogos absurdos que arrancaban lagrimas en el publico, un sueno que habia ido transformando con los anos, no para acoplarlo a la realidad como hacemos siempre sino por el contrario, poniendo el liston mucho mas alto aun, casi inaccesible, como para darse a entender a si mismo que mejor era sonar porque lo que el queria se habia perdido en los recovecos y las brumas de la impotencia.

– Para hacer lo que uno quiere primero hay que disponer del dinero suficiente -le habia dicho Andrea-. Es la unica forma de no tener que doblegarte a las exigencias de los demas y poder escoger lo que quieras.

Solo ahora comprendia la falacia de esa afirmacion que habia servido para que, empujado por ella, aceptara un nuevo contrato de cuatro anos al finalizar el primero, y estuviera ahora a punto de firmar el tercero. O tal vez fuera mejor reconocer que no habia sabido resistirse al contrato millonario y al exito que le siguio. O, ?quien sabe?, quiza habia abandonado porque finalmente se habia convencido de que carecia de dotes y de talento y de que en realidad la pasion que creia arrastrar desde nino no habia sido mas que un intento desesperado, la oscura voluntad de escapar a su destino de hormiga.

Pero aun asi, ahora, sentado en una piedra en lo alto del promontorio sobre la bocana del puerto de aquella isla embrujada -como habria de repetir muchas veces antes de que todo cuanto habia de suceder en ella fuera forzado al olvido-, y quiza por el efecto encadenado de una serie de hechos y rememoraciones absurdos que se habian iniciado con la aparicion de la chica del sombrero esa misma manana tan lejana, se preguntaba que sentido tenian la inacabable senda de conformismo, facilidad y aburrimiento en la que estaba inmerso y el contrato que iba a firmar por otros seis anos que le llevaria a los treinta y ocho, a punto de entrar en la cuarentena, en el umbral de la divisoria a partir de la cual el camino esta trazado y no tiene vuelta atras.

Hay un momento en la creacion en que puede desviarse el objetivo primero, es un solo instante de confusion pero basta a veces para cambiar el sentido y desviar la senda iniciada muchos anos antes. Si el creador quiere mantener aquel objetivo o si la pulsion tiene mas fuerza que la del camino facil que se le ofrece, seguira adelante y continuara una busqueda que no tiene fin. De otro modo, si se confunde y se aferra al pretexto que le justifica ceder a esa tentacion es posible que triunfe, pero en ese triunfo habra encontrado su propio techo y lo que haga a partir de ese momento no sera sino una mera repeticion de la obra que le coloco frente a la disyuntiva o de la que tenia entre manos cuando sucumbio.

Y eso es lo que le habia ocurrido. Podia situar con precision el momento a partir del cual no habia hecho sino rodar sobre si mismo como un tornillo pasado de rosca. Tal vez por eso mismo apenas habian dejado huella esos anos en Barcelona -?siete anos?, ?cuantos eran?- que permanecian vagamente en su memoria, como los suenos, sin ilacion ninguna entre las distintas imagenes que los componen. Y sin embargo habian ocurrido en ese periodo hechos suficientes para definir una biografia completa -desde su propia boda a la muerte de su padre- que ahora sin embargo ya no eran sino chispas de memoria sin contenido apenas que pululaban como plumas y se alejaban casi imperceptiblemente de la conciencia para desaparecer un dia fundidas en la amalgama de todo lo que fue alguna vez, como una gota en el inmenso mar de la no existencia.

Desde que se instalaron en el amplio apartamento en la parte alta de la ciudad que el padre de Andrea le habia regalado a su vuelta, vivieron, viajaron y trabajaron con Leonardus. Lo demas eran cenas que ella organizaba para sus antiguos amigos, o para las nuevas amistades que se empenaba en invitar quiza para recuperar el puesto que tan brillante y despreocupadamente habia ocupado antes. Parecia querer demostrar que de hecho seguia siendo la misma y quiza por eso la nueva casa en la ciudad era casi una replica de la que habia conocido Martin, con un poco mas de ostentacion tal vez, o de cuidado, mas escueta, mas condensada, como quedan en el escenario los proyectos del autor: el reloj en la chimenea, la disposicion de los sillones y sofas, los muebles ante las ventanas sin orden, de forma casual, la sobria combinacion de tonos para dar la misma impresion de elegancia despreocupada, la forma de colocar la pieza del escultor de moda sobre una mesa entre muchos otros objetos para quitarle el brillo de la novedad y mostrar su familiaridad con un arte de vanguardia que hace mucho tiempo dejo de sorprender.

Bebia dos copas antes de que llegara la gente, mientras se arreglaba, quiza para no reparar en las negras ojeras que no lograba disimular el maquillaje y en la piel que comenzaba a cuartearse porque habia adelgazado tanto que acabaria pareciendose a su madre, y seguia bebiendo para recuperar la familiaridad distante con que habia tratado por igual al mundo entero cuando formaba parte de aquella sociedad que, bien es verdad, un tanto

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